Sentirse solo... ¡a los 30!

Estudio demuestra que los grupos etarios que más sufren la soledad son a partir de los 65 y entre los 30 y 34. Las razones.

¿Es cierto que la soledad puede ser un problema a los treinta y pico de años? ¿No es algo que se da más bien cuando uno es mayor, cuando los niños se van de casa, cuando uno pierde a la pareja o cuando uno entra en la vejez? Eso eso lo que uno creería, ¿verdad? Pero hay estudios que indican que muchas personas de 30 años se sienten solas. ¿Por qué?

Los motivos son de lo más variados, por supuesto. Por un lado, siempre suele haber alguien en el círculo de amigos que vive solo, que no tiene pareja y que es bastante selectivo a la hora de elegir a sus amistades. En esos casos, estar solo tal vez no sea un problema sino algo buscado, porque hay personas que pueden vivir muy bien sin tener demasiados contactos sociales.

Pero también están los otros casos, las personas que se mudan o se separan y de pronto, al cambiarles el mundo, se sienten solas. ¿Qué pueden hacer los amigos en ese caso? ¿Deberían ayudar?

Un estudio llevado adelante por la Universidad del Ruhr de Alemania llegó a la conclusión de que los grupos principales que padecían soledad estaban entre los 30 y 34 y a partir de los 65 años. Saber que esta problemática afectaba a gente tan joven fue sorprendente para el equipo de investigadores.

Tal vez esa sensación de soledad se dé tanto a los 30 "porque es la edad en la que se plantea todo al mismo tiempo: hijos; ascenso laboral; casa propia...". Todo eso puede llevar a que quede muy poco tiempo para los amigos, comenta la profesora Maike Luhmann.

Y también es la edad en la que se da el caso contrario: muchos viven solos y se preguntan si no deberían estar en pareja, tener hijos, estar rodeados de amigos... Y esos interrogantes, de pronto, hacen pensar que uno tal vez esté muy solo.

Lo cierto es que la soledad puede tener un impacto muy negativo en la calidad de vida. "Está visto que las personas que se sienten crónicamente solas tienen una mayor tendencia a enfermar", dice Luhmann.

Lo importante es distinguir las diferentes situaciones: estar solo no es lo mismo que sentirse solo. Luhmann explica por ejemplo que no todas las personas que pasan mucho tiempo en soledad se sienten solas. Ella dice que esa sensación se da, por ejemplo, cuando uno tiene menos contactos sociales de los que querría. Si esa sensación se prolonga en el tiempo, uno va sintiéndose cada vez más infeliz.

Pero entonces, ¿qué se puede hacer si uno sabe que un amigo se siente solo? Como primer paso, es importante plantearse el tema desde un punto de vista crítico, al menos eso es lo que recomienda la psicóloga Birgit Spieshöfer, que dice que muchas veces a uno mismo le llama la atención en los amigos lo que para uno también es un problema.

Luego, se puede plantear el tema. Muchas veces hablar abiertamente hace que todo se vuelva un poco más llevadero, que pierda su peso. Lo importante es que la persona que se siente sola no termine pensando "no le caigo bien a nadie", ni que busque refugio en adicciones o conductas poco sanas, ya sea recurriendo a los medicamentos, al alcohol o a la comida en desmedida. Si esa carga se dispara puede caerse en una depresión o en ataques de pánico.

Pero la predisposición a hablar ya es un muy buen primer paso. Si el afectado puede hablar del tema con otro, se sentirá acompañado, y tal vez, pensando con esa otra persona, encuentre vías para salir de su soledad.

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