La fragilidad en los adultos mayores no solo es reversible, sino que se puede prevenir

Una alimentación adecuada y la actividad física son los pilares de un envejecimiento saludable.

La alimentación es clave para prevenir la fragilidad en los adultos mayores.
La alimentación es clave para prevenir la fragilidad en los adultos mayores.

A menudo se cree que la fragilidad es una condición propia e indefectible de la vejez. Sin embargo, la pérdida de la fuerza y la masa muscular, la disminución de la velocidad de la marcha, la reducción de las actividades y de las capacidades para llevar adelante tareas -que caracterizan el concepto de fragilidad- pueden prevenirse y también son reversibles. “Se sabe que lo único que sirve para minimizar el riesgo de que una persona tenga fragilidad es una alimentación adecuada y la actividad física”, destacó el doctor Moisés Schapira, médico especialista en geriatría y en la atención de adultos vulnerables.

En ese sentido, indicó que “en el estudio NHANES se vio que aún entre los pacientes con fragilidad el 30% por año se vuelve a una situación de pre fragilidad y hasta el 12% puede curarse”.

A modo de ejemplo citó el caso de “una persona a la que operaron del intestino, que estuvo internada, sin comer, se desnutrió, pasó a ser frágil y dejó de caminar, pero con la dieta adecuada y el ejercicio adecuado vuelve a recuperarse. Lo mismo pasa con una persona que tuvo una fractura y dejó de caminar, dejó de comer, se deprimió, pero al consolidarse la fractura, vuelve a moverse, comer bien, hacer actividad y así recupera la normalidad. No estamos hablando de situaciones definitivas”, insistió el especialista.

La sarcopenia es uno de los componentes de la fragilidad. “La sarcopenia tiene que ver con la disminución de la masa y la fuerza muscular. En el adulto mayor, la sarcopenia se asocia con más caídas, más internaciones, mayor dependencia… Si hay algo que un adulto mayor y uno como médico debería prevenir es la fragilidad y la sarcopenia”, remarcó.

Respecto de las características de una alimentación adecuada durante toda la vida, y en especial en la vejez, Schapira precisó que esto implica que sea completa y que incluya buena cantidad de proteínas. “Se calcula que el consumo adecuado de proteínas debe ser de 1 gramo por kilo de peso corporal. Es decir que una persona que pesa 70 kilos debe comer 70 gramos de proteínas por día”, aclaró.

En la misma línea, indicó que las mejores fuentes de proteínas son la carne vacuna y la proteína llamada “madre”, que es la proteína del huevo. Como contrapartida, aclaró que “no se puede encontrar proteína vegetal que permita un buen aporte, dado que este tipo de fuentes no tienen alto valor biológico y son complejas para absorber. Las proteínas deben provenir del reino animal”. En especial, la carne vacuna se destaca por su gran aporte de proteínas de alto valor biológico, es decir que contienen todos los aminoácidos esenciales que necesita el organismo.

Asimismo, hizo hincapié en que los suplementos sustitutos de proteínas pueden ser útiles en los casos en que la persona no esté en condiciones de comer -por ejemplo, si está desdentada- pero remarcó que, en la práctica, no son superiores a las proteínas propias del reino animal.

Por eso resaltó la importancia de tratar de prevenir la pérdida de piezas dentarias a través del cuidado odontológico, el cuidado de las encías y de la concurrencia al profesional odontólogo desde jóvenes.

Además de incluir en la alimentación elementos animales diariamente (carne vacuna, pollo, pescado) y lácteos, recomendó ingerir buena cantidad de frutas y verduras, “que van a complementar las vitaminas que son requeridas para que la persona no entre en carencias nutricionales”.

En cuanto a la actividad física, Schapira mencionó los resultados del trabajo “Honolulu Heart Study”, en el que se dividió a los adultos mayores según cuánto caminaban por semana: los que caminaban menos de un kilómetro por semana, los que caminaban entre 1 y 8 kilómetros, y los que caminaban más de 8 kilómetros por semana. “Se vio que cuanto más caminaban, menos se fracturaban y menos se enfermaban, inclusive del corazón. El editorialista que comentó ese trabajo sustituyó la conocida frase ‘una manzana al día mantiene al médico alejado’ por ‘una caminata al día mantiene al médico alejado’”, aseguró.

Consejos prácticos

Con el objetivo de facilitar la puesta en práctica de las sugerencias para prevenir o revertir la fragilidad en adultos mayores, Schapira brindó una serie de consejos a tener en cuenta:

  • Hay que poner el énfasis en comidas de estación para aprovechar lo que está disponible, accesible y a mejor precio.
  • En cuanto a las carnes, no solamente el lomo va a permitir sintetizar proteínas, cualquier carne que tenga poca grasa y sea magra va a permitir que el aporte requerido (un gramo de proteína por kilo de peso) a diario para mantener una adecuada masa muscular.
  • La carne picada es una buena opción para las personas con problemas odontológicos y, en cuanto al aporte nutricional, es exactamente igual que si se prepara la carne a la parrilla o al horno.
  • La comida procesada, que se ofrece a personas que tienen -por ejemplo- dificultades para tragar, tiene el mismo aporte proteico que la comida no procesada.
  • Es importante la presentación de la comida. Si uno la presenta procesada, de color cemento, y no se pone ni siquiera una hojita de albahaca o de menta como para darle color, no resulta atractiva para comer. La presentación de los alimentos es sumamente importante.

Por último, el especialista reiteró que “la fragilidad es reversible y, aún más importante, se puede prevenir. No hay que pensar que todos los adultos mayores van a llegar a ser frágiles”.

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