¿Cómo puede ayudarte tu ADN con el cuidado de la piel?

Muchas características de la piel pueden estar determinadas por los genes. Conocer estas particularidades ayuda a elegir los productos y tratamientos más recomendados para cada tipo de piel. ¿Cuál es el indicado para la temporada de verano?.

Con la llegada de los días más cálidos, las personas se exponen más al sol y es aún más imprescindible cuidar la piel. Protector solar, tónicos para limpiar en profundidad y remover las células muertas, cremas livianas sin alcohol, jabones y exfoliantes, son algunos de los muchos y variados productos elegidos para las rutinas de “skincare” durante todo el año y que se agudizan en la inminente temporada de verano.

Cada uno de ellos está dirigido a un tipo de piel diferente y con fines diversos, como la protección contra los rayos UV, la hidratación, el tratamiento contra el acné o el efecto antiarrugas.

En medio de los avances de las investigaciones y perfeccionamientos en los procedimientos de estos productos, una ciencia que surgió como aliada del cuidado de la piel fue la genética. El ADN guarda información importante sobre los riesgos relacionados con la piel, que puede contribuir a cuidarla mejor.

La genética del cuidado de la piel

Como muchos otros aspectos del cuerpo y la salud, algunas características de la piel pueden estar determinadas por los genes. Conocer estas particularidades ayuda a elegir los productos y tratamientos más recomendados específicamente para cada piel.

El riesgo de desarrollar acné, el fotoenvejecimiento y el surgimiento de manchas y arrugas, entre otros, se pueden determinar a partir de la propia genética y colaborar a entender cuáles son las principales necesidades de cada piel. En ese sentido, factores ambientales como el clima, el uso de medicamentos y otras predisposiciones genéticas pueden impactar en las características de cada piel.

Envejecimiento

La genética es un factor determinante en el envejecimiento de la piel, lo que significa que el ADN puede dar pistas sobre el aspecto que tendrá la piel en el futuro. Las arrugas, por ejemplo, pueden ser una característica heredada por nuestra genética.

Lo mismo ocurre con la flacidez de los párpados y la capacidad antioxidante de la piel. Con el paso del tiempo, la piel pierde de forma natural sus niveles de colágeno, una proteína responsable de garantizar su firmeza y elasticidad, provocando la flacidez de los párpados. La afección, además de afectar a la estética, puede causar trastornos de la visión e irritación de los ojos.

La edad avanzada también provoca daños oxidativos en la piel, lo que conduce a la pérdida de células y, en consecuencia, al envejecimiento cutáneo.

Vitaminas

La genética también influye en la retención de las vitaminas que protegen la piel. La vitamina C se obtiene al consumir ciertos alimentos, como los cítricos y el brócoli, y participa en la producción de colágeno.

La deficiencia de esta vitamina puede provocar la flacidez de la piel y también síntomas como la fatiga, la pérdida de peso y el sangrado de las encías. Hay proteínas en el cuerpo que se encargan de la absorción de esta vitamina y su funcionamiento depende, en parte, de la genética.

Pigmentación y acné

Otro aspecto que puede influir en el cuidado de la piel es la capacidad de nuestro cuerpo para producir melanina. La melanina es un pigmento marrón que da color al cabello, los ojos y la piel.

Los niveles de este compuesto en el cuerpo están determinados por la genética e influyen en la sensibilidad a los rayos ultravioleta y en el riesgo de hiperpigmentación. Los genotipos que producen menos melanina son más propensos a las quemaduras solares y tienen una menor capacidad de bronceado.

Los genes también están relacionados con la aparición de manchas en la piel, pecas y melasma. Algunas personas tienen una variación genética que compromete el sistema de pigmentación de la piel y conduce a una producción excesiva de pigmentos, causando hiperpigmentación.

La predisposición al acné también puede heredarse de nuestros antepasados, ya que existe un gen relacionado con la inflamación de la piel. Por este motivo, las personas con antecedentes familiares de acné grave tienen más probabilidades de verse afectadas por esta enfermedad.

Factores ambientales

Aunque todas las condiciones y características mencionadas anteriormente tienen que ver con la genética, los genes no son sus únicos determinantes. También están muy influenciados por los factores ambientales, es decir, características externas que pueden provocar la aparición de una determinada enfermedad, como, por ejemplo, el clima, la alimentación y el uso de medicamentos.

La genética al alcance de la mano

Conocer las particularidades del cuerpo ayuda a elegir los productos y tratamientos más recomendados específicamente para cada tipo de piel. De esta manera, las personas pueden tomar las decisiones que deriven en cambios y resultados más eficientes.

En ese sentido, hoy es posible descubrir las características y predisposiciones de la propia piel realizándose
un test de ancestralidad, salud y bienestar. Este tipo de tests brinda información específica sobre la piel y sugerencias sobre cómo cuidarla mejor, además de indicar la predisposición a diversas enfermedades, cómo reacciona el cuerpo a diferentes medicamentos o qué ejercicios le pueden funcionar mejor.

Asesoró: Genera

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