Recuperación lenta y muy costosa - Por Rodolfo Cavagnaro

Sin un horizonte claro respecto al destino de la crisis sanitaria, la reactivación de la economía será muy lenta y muy compleja.

Recuperación lenta y muy costosa - Por Rodolfo Cavagnaro
Recuperación lenta y muy costosa - Por Rodolfo Cavagnaro

La crisis generada por el coronavirus a nivel mundial todavía está en su apogeo y como nadie espera ver un final cercano, la perspectiva nos muestra que es muy difícil esperar una recuperación rápida. China, que tiene una particular forma de manejar sus finanzas, sigue inyectando moneda para comenzar a recomponer stocks de alimentos, pero la industria aún no comienza a operar.

El año 2020 será recordado no solo por la pandemia sino por una retracción de la economía sin precedentes. Las proyecciones de una caída global superior al 3% muestra la gravedad de la situación. A media que avanzan los días, el FMI va cambiando sus proyecciones y siempre van en aumento, en cuanto al nivel de deterioro. Además, ya están proyectando caídas en el comercio mundial del orden del 30%.

Para el caso de Argentina, las proyecciones originales anticipaban una caída del 3,5%, pero las consultoras privadas ya proyectan una retracción del 6%, aunque habrá que esperar el paso de los días y probablemente estas aumenten. Algunas consultoras se animan a pronosticar una caída del 10% del PBI durante 2020.

El problema de nuestro país es que ya venía atravesando por una recesión demás de 2 años no se esperaba una recuperación, aunque se pensaba en una leve caída. Pero el devenir de la crisis ha complicado todo y hoy la economía está prácticamente parada. La recuperación dependerá de varios factores, pero el principal será superar la emergencia sanitaria que permita volver al ritmo normal.

No obstante, habrá obstáculos que superar, y entre ellos se encuentran la situación financiera de las empresas y el costo del crédito como para volver a operar. También habrá que ver la situación de empleo y, sobre todo, la reacción de los consumidores tras haber atravesado una época de uso de tecnologías. Los resultados de la negociación de la deuda, también jugarán un rol muy importante.

Las grandes dudas que nos esperan

En principio, las dudas están dadas por las finanzas del Estado, que quedarán muy dañadas, sin crédito y con una cantidad de moneda emitida que puede superar los 2 billones de pesos, según la duración de la pandemia. Salir desea situación exigirá subir tasas de interés para retirar excesos de liquidez y, aunque también hará falta bajar impuestos, seguramente no será una decisión de nuestra clase política.

Estos condicionantes del Estado serán un obstáculo para que el sector privado pueda recuperar su nivel de actividad. Salvo el sector agroexportador, el resto dependerán del crédito y si suben las tasas de interés, no será posible arrancar con vigor y, por esa razón, la recuperación del empleo también será lenta, lo que agravará la conflictividad social.

El problema de las finanzas públicas no es menor y se repite en provincias y municipios. Esta semana, el ministro de Hacienda mendocino, Lisandro Nieri, avisó que la provincia buscará refinanciar vencimientos de deuda que operan este año y, a su vez, reconoció que no están asegurados los fondos para el pago de sueldos públicos de mayo ni el aguinaldo.

El Estado sufre las mismas restricciones que el sector privado, salvo que el Estado no se despiden personas ni se rebajan salarios. Si la recuperación de la economía será lenta, también lo será lo de las finanzas públicas, por lo que la recuperación del empleo privado será muy compleja porque están sufriendo los ingresos de todos los estamentos de la sociedad. El efecto sobre trabajadores independientes también será muy difícil.

En medio de estos condicionantes, habrá que ver cómo reaccionan los consumidores que quedarán muy golpeados después de la crisis, no solo económicamente sino sicológicamente y esto abre las puertas a que se consoliden hábitos de compra, vía tecnología, que antes eran marginales.

Mientras el Gobierno sigue sin resolver temas muy importantes, como el futuro de las tarifas de servicios públicos, congeladas desde enero, y en especial el precio de los combustibles. Con la baja del precio del crudo, los precios al público han bajado en todo el mundo, menos en Argentina. Mientras las petroleras quieren que les subsidien el precio, varias organizaciones piden que se bajen y eso contribuiría a contener la inflación.

La deuda es un condicionante

El gobierno hizo esta semana las presentaciones de oferta para refinanciar la deuda, que en principio fue rechazada por los acreedores. Además, decidió no pagar u$s 500 millones de intereses que vencían el miércoles pasado. Si bien estos vencimientos tienen un tiempo de tolerancia de 30 días, el gobierno querría terminar la negociación antes.

Los mensajes son bastante duros, mientras en los mercados los inversores apuestan a que de alguna manera se alcanzará un acuerdo, y eso se refleja en los precios de los bonos que, si bien están en precios bajos, están lejos de tener valores de default.

Si el gobierno no consigue llegara un acuerdo y la negociación se estira, la recuperación de la economía será mucho más dificultosa, más larga y con un elevado costo económico y social. Casi el 50% de las empresas argentinas no podrían volver a salir al mercado si no hay acciones reales y concretas que faciliten este proceso.

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