Un libro rescata la figura de una impulsora del cupo femenino: Margarita Malharro

Fue la primera senadora nacional por el radicalismo mendocino. A cien años de su nacimiento, un trabajo recopila debates parlamentarios y testimonios sobre una de las autoras de la ley de cupo femenino.

Rosana Palazzi habló con 52 políticos de todos los partidos.
Rosana Palazzi habló con 52 políticos de todos los partidos.

Al cumplirse recientemente 100 años de su nacimiento, el radicalismo presentó un gran libro, de 490 páginas, que recopila la vida pública de Malharro de Torres en base a lo que investigó durante mucho tiempo su autora, Rosana Palazzi, y al testimonio de más de 50 personas, no necesariamente mendocinos y no necesariamente radicales.

Avalan el respeto que les generó la dirigente alfonsinista Luis Brandoni, Hipólito Solari Irigoyen, Pablo Lacoste, Elva Roulet, Carmen y María Luisa Storani, Silvia Vázquez, su compañero de bancada inicial, Miguel Mathus Escorihuela, y muchísimas voces mendocinas radicales, justicialistas y demócratas que hacen su reconocimiento en las páginas del voluminoso libro.

Quienes llevamos varias décadas transitando por el periodismo político no podemos olvidar la trayectoria de Margarita Malharro de Torres, una dirigente radical que sufrió la inestabilidad institucional de las décadas de 1960 y 1970 y que recién con el retorno consolidado de la democracia, en 1983, pudo darle continuidad a su obra, siempre ligada con lo educativo, lo social y la reivindicación de los derechos de la mujer.

Cuando fue elegida, en esos tiempos todavía por la Asamblea Legislativa, senadora nacional por Mendoza junto a Miguel Mathus Escorihuela muchos dirigentes de entonces se sorprendieron gratamente y admitieron que tal distinción era un premio a su conducta política e impecable trayectoria como educadora y dirigente atenta constantemente a los requerimientos sociales.

También, es justo destacarlo, su lugar en el Senado tuvo mucho que ver con su pertenencia al Movimiento de Renovación y Cambio del radicalismo, inspirado por Raúl Alfonsín y del cual Margarita Malharro fue participe con todo su entusiasmo político. Además, se convertía en la primera senadora nacional en la historia del radicalismo mendocino. Ocupó su banca hasta 1992.

Previamente, en aquellos años de turbulencias e interrupciones de la vida democrática por los sucesivos golpes militares, fue legisladora provincial sin abandonar la tarea docente, que siempre abrazó con pasión.

Recuerda la autora del libro que de las 11 leyes nacionales que impulsó en el Congreso, 5 fueron referidas a temas educativos, entre ellos, la titularización de docentes transferidos a la Provincia cuando la presidencia de Menem descentralizó la actividad escolar. Por sus convicciones, obviamente, fue muy crítica da la Ley Federal de Educación impulsada en aquella gestión.

Siempre en el plano educativo, la investigación de la autora del libro también determina que fue una de las principales promotoras de la creación de las facultades Derecho y de Odontología de la UNCuyo. Y como legisladora nacional y provincial se caracterizó por impulsar la creación de escuelas tanto en Mendoza como en todo el país.

Y ni qué hablar de su inclinación social, que la mantuvo activa en el día a día. Esa sana forma de mirar y vivir la vida la llevó a desarrollar en forma simultánea sus distintas actividades y a cumplir con sus obligaciones. Fue siempre a la vez, esposa, madre y dirigente social y política interesada por los problemas de la sociedad a la que sirvió. Por eso no habrá faltado oportunidad en que se la haya visto llegar a alguna reunión partidaria con su carrito de compras para la casa. ¿Por qué no?

Da testimonio la autora que en las 52 entrevistas que realizó en sus más de dos años de trabajo, todas las personas consultadas coincidieron en la coherencia de Malharro (hoy diríamos que no tenía un discurso para cada ocasión) y en su vocación de servicio sin priorizar intereses partidarios. Loable y destacable: los necesitados que a ella recurrían podían ser radicales, peronistas o “gansos”, o no tener ninguna inclinación, como suele ocurrir casi siempre.

Seguramente de Margarita Malharro pocos pueden haber dicho que los políticos sólo concurren a las barriadas antes de las elecciones por el voto. Ocurre y seguirá ocurriendo. A diario lo vemos.

Su lucha por lograr que la mujer se desarrolle en un plano de total igualdad en la sociedad, siempre en base a su esfuerzo y perfeccionamiento, se vio coronada en gran medida en el plano político con la aprobación de la ley de Cupo Femenino, que les aseguró a las mujeres dedicadas a la actividad partidaria un lugar “entrable” en las listas de candidatos.

Esa norma tuvo una suerte de efecto cascada y las legislaciones provinciales, incluyendo a Mendoza, se inclinaron en el mismo sentido. Hay que resaltar, por otra parte, que la comisión interpartidaria femenina local tuvo también en Malharro de Torres a uno de sus pilares fundacional.

Su vida se apagó el 19 de diciembre de 1994. Tenía 73 años. Una enfermedad pudo más que su empuje. Probablemente, si la salud la hubiese acompañado su derrotero por la vida pública hubiese sido mucho más extenso. Sin embargo, el legado que dejó esta mujer está meritoriamente reflejado en las páginas del libro de reciente lanzamiento.

Difícilmente la política, y muy especialmente el radicalismo, hubiese tenido un rápido florecer de dirigencia femenina sin la inteligencia y el coraje, sobre todo, de Malharro de Torres. Mérito que es justo que se le reconozca con más asiduidad. El libro que refleja su trayectoria es claro en ese sentido.

Y un párrafo para lo que fue su forma de hacer política. Dan testimonio quienes hablan sobre ella en el libro de mucho de lo que alcanzamos a comprobar quienes, más jóvenes que ahora, tuvimos la oportunidad de cubrir sus múltiples actividades públicas. No necesitó ni de marketing, ni de soporte publicitario o periodístico, ni de choferes para cumplir con lo que se proponía. Fue una ciudadana de a pie más, que llegó a los lugares donde debía llegar solo con su voluntad y convicción.

Hizo política, pero en el buen sentido de la palabra. Como servicio a la gente a través de la educación, la igualdad de oportunidades, la dignidad. Dejó su impronta, abrió caminos cerrados a muchos sectores sociales. Por eso es muy gratificante que una joven escritora (no importa en este caso su militancia radical) se hay encargado de desempolvar tanto mérito olvidado con el tiempo.

“No era justo que no se contara su historia”

La autora de la recopilación histórica es Rosana Palazzi, licenciada en Comunicación Social egresada de la UNCuyo, escritora. Tiene 46 años. Como alumna fue becaria del Ministerio de Cultura y Educación de la Nación durante tres años consecutivos.

“Lo que busqué es hacer una reconstrucción histórica y visual de Margarita, porque hasta muy pocas fotos de ella se conocían. Yo sabía, y estaba convencida, del valor social y político que tuvo en sus años de actividad pública, pero era necesario reflejarlo”, comenta “Chispi”, como se la conoce entre sus amigos.

“Recuperé sus palabras a través de los diarios de sesiones del Congreso y de la Legislatura local, como también de los periódicos que pude chequear. En ese sentido, el año pasado fue complicado porque por la pandemia las bibliotecas permanecieron mucho tiempo cerradas”.

La autora dice que es lo primero que se edita sobre Malharro y “eso me llena de felicidad. Se había escrito sobre otras mujeres políticas argentinas y no era justo que no se contara su historia. Ahora la repercusión es muy grande y hay pedidos de otras partes para conseguir el libro”.

Aclara que la publicación sólo se consigue en la sede de la UCR. Probablemente con lo que se recaude de la venta se encare una nueva edición.

Destaca, además, el respaldo que tuvo por parte del radicalismo mendocino para llevar a cabo su recopilación histórica y la edición de la obra. Precisamente, el titular del Comité Provincia de la UCR, Tadeo García Zalazar, escribió el prólogo del trabajo y participó de la presentación en público, junto a la periodista Angeles Acosta. “Fue una manera de reivindicarla por parte del partido”, remarca Palazzi.

Aspectos ocultos de la vida pública de Malharro es lo que la autora pretende que se conozca con “La eterna Margarita”. “Su sencillez en el diario vivir; la ayuda constante a sus vecinos del barrio San Ignacio, que siempre fue su lugar en Mendoza. Justamente, ya que hablamos de su barrio, su impronta de trabajo se concretó en distintas zonas populares de Mendoza y el país. Esto es tan cierto que fue algo que hasta reconocieron sus pares del peronismo en el Senado nacional, que compartieron mandato con ella por años. Y esto es muy destacable, porque si la política está alejada de la gente, cómo vas a interpretar sus necesidades”, cuestiona la escritora.

Sentirse plenamente identificada con los ideales sociales y políticos de Malharro fue otro de los disparadores para que la autora encarara su obra. “¡Había que levantar en las décadas del ’50 y el ’60 los derechos de las mujeres! No era una cuestión fácil, muchos miraban eso con descreimiento. Ella lo hizo”, destaca Palazzi.

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