Restauraron y volvió a sonar la campana del “llamado al orden” en Senadores: su historia envuelta en misterio

La pieza de orfebrería fue restaurada el año pasado por pedido expreso del vicegobernador Mario Abed. En la sesión de hoy sonó oficialmente.

La campana de "llamado al orden" volvió al recinto de la Legislatura.
La campana de "llamado al orden" volvió al recinto de la Legislatura.

La campana de “llamado al orden” de la Cámara de Senadores tiene una larga e interesante historia. Hoy, después de haber sido restaurada, volvió a sus funciones.

El vicegobernador Mario Abed se deslumbró cuando la vio apenas asumió en en el cargo. Amante del patrimonio histórico, no dudó en ponerla en condiciones y sobre, guardarla bajo siete llaves.

Desde su hallazgo, es la Secretaría Legislativa, dependiente de David Sáez, el lugar en donde se resguardará esta campana. La primera sesión del 181° Período Legislativo fue la excusa perfecta para que la campana acompañe el titular del Senado. Aunque, Abed estuvo cerca de usarla en la Asamblea Legislativa, pero cambió de opinión.

La reliquia, tiene casi 100 años, teniendo en cuenta que se usó por primera vez en 1923. Su función era precisamente ayudar a los presidentes de las Cámaras a poner orden y hacer silencio cuando los debates de los legisladores se tornaban intensos y persistentes. Eran tiempos sin tecnología, ni parlantes ni micrófonos.

El misterio alrededor de su desaparición

Para entender la función de la campana, hay que retrotraerse en el tiempo en donde la tecnología no existía y en donde, para pedir silencio, en medio de debates caliente, quien presidiera el Senado la agitaba para llamar la atención. Hoy con micrófonos, se hace de otra forma, pero Abed no descartaba en junio del año pasado cuando contaba sobre la restauración, usarla apenas tuviera la oportunidad: “Quizás en la primera sesión la uso”, contó entre risas.

Tallada por un orfebre del que no se conocen datos, pero con una fecha que data de 1923, permite determinar que el objeto tiene 97 años y pertenece a la Honorable Cámara de Senadores. El detalle en cada uno de los relieves es acorde a la época y va en sintonía con el patrimonio histórico de la Legislatura, en el que hay cuadros, arañas imponentes que observan desde el techo y también expresiones artísticas en los que se puede viajar en el tiempo.

Desde 1976 hasta 1983, los tiempos de la dictadura militar fueron muy oscuros en la historia argentina y por supuesto, también lo fue para la Casa de Las leyes, en donde pasó a funcionar una Comisión de Asesoramiento Legislativo.

Américo Cepedal fue Oficial de Sala durante muchos años, y se encargaba, entre otras cosas, de llevar la campana al recinto y retirarla luego de terminadas las sesiones para ser guardada. Falleció hace algunos años, pero la devoción que sentía por la campana fue transmitida a otras personas que trabajaron muchos años en la Legislatura.

“Nos tenían vigilados todo el tiempo, pero aun así nos ingeniamos para esconder varias cosas porque no queríamos que los militares se las robaran. Siempre pensé que Américo Cepedal, que amaba esa campana, era quien se la había llevado para guardarla”, cuenta Angelita Olmos, ex directora de la Biblioteca del Senado y jubilada hace algunos años.

Se creyó que la campana había sido robada y luego restituida, pero quien develó el misterio fue Jorge Pérez, hombre con diversos cargos en la Secretaría Legislativa hasta que se jubiló.

“Cuando volvió la democracia, y estábamos armando todo para la llegada de Felipe Llaver –primer gobernador de Mendoza en el retorno de la democracia- se empezaron a acomodar los escritorios y revisando cajones de escritorios y en uno de ellos encontramos una llave. Cepedal nos dijo: ‘esa llave es la de la caja fuerte’ y hasta allá fuimos a ver qué había adentro. Cuando la abrimos nos encontramos con la campana y un número de lotería entero”, apunta Pérez.

Aunque desconoce quién decidió guardarla allí ni tampoco por qué los militares no abrieron esa caja fuerte. “La cuidábamos como oro, terminaba la sesión y Cepedal que era el oficial de sala en ese tiempo, se ocupada de llevarla y guardarla en la caja fuerte. Alguien, parece, cuando vino la dictadura la guardo ahí y escondió la llave”, recuerda.

Juan Carlos Jaliff, vicegobernador provincial entre 1999 y 2003 pero con muchos años como legislador, asegura haberla tenido cuando presidía las sesiones “y hasta incluso, la he usado como nota para que se dieran cuenta de que había que hacer silencio”.

Lo cierto es que la campana fue puesta a punto y volvió al recinto en el regreso de las sesiones ordinarias para cumplir con la función de llamado al orden.

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