Portezuelo: el árbitro juega para La Pampa y no lo oculta

Alberto Fernández llevó de regalo el anuncio que esperaban en la vecina provincia y desencadenó una sucesión de impostaciones. En el PJ se hicieron los sorprendidos, aunque seguro sabían. Y en el Gobierno provincial se enojaron, aunque apuestan todo al plan B.

El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, celebró el anuncio de Alberto Fernández sobre Portezuelo del Viento
El gobernador de La Pampa, Sergio Ziliotto, celebró el anuncio de Alberto Fernández sobre Portezuelo del Viento

Nadie puede sorprenderse en Mendoza con el anuncio de Alberto Fernández. De hecho, Rodolfo Suárez sostenía hace tiempo en privado que la decisión presidencial sería precisamente la que ayer se comunicó. La obligación de hacer un nuevo estudio de impacto ambiental para Portezuelo del Viento. Un requisito que demandaría al menos otros dos años de espera y que una vez concluido, por el previsible desacuerdo entre las provincias, obligaría a pedir otro laudo. Un cuento de nunca acabar. Peor que un “no” directo y claro.

Sí sorprendió tal vez el momento y el lugar elegidos. Un discurso durante una visita de Fernández a La Pampa. Una tribuna propicia para recibir aplausos, pero nada formal ni ecuánime si se considera que se trata de la resolución de un conflicto entre dos provincias. El Presidente fue parcial y no lo ocultó ni en las formas. La Pampa es peronista y haberse puesto del “lado mendocino” no sólo no le hubiera generado ningún rédito en términos políticos acá, sino que hubiera puesto en riesgo el ahora endeble predominio del oficialismo de la vecina provincia.

¿Por qué Fernández eligió ese momento y ese lugar? Viendo su recorrido en estos dos largos años al frente del país, es muy probable que sea consecuencia más de un impulso que de un estudio profundo de la cuestión a resolver. No sería la primera vez. También puede haber sido la manera de cubrir una carencia. A falta de un plan, obra o proyecto al menos para “regalar” a los pampeanos en su visita, qué mejor que una “no obra” que allí se ha convertido en lucha provincial, como lo es la resistida represa en Malargüe.

Hasta la senadora kirchnerista Anabel Fernández Sagasti habló de “demagogia” en el hilo de Twitter con el que se pronunció sobre el tema. Tal vez porque está parada en la vereda de enfrente del Presidente en la interna del Frente de Todos, sus palabras parecen más sinceras que antes, pero también menos comprometidas. Al fin de cuentas, el cristinismo ha dejado en claro públicamente que no siente como propio el actual gobierno nacional.

Igual, sería al menos extraño que la novedad haya sorprendido a la presidenta del PJ local. El ministro Wado de Pedro, implicado en la resolución del caso Portezuelo y militante de La Cámpora como ella, estuvo reunido con Fernández el lunes y fue parte de la comitiva que viajó a La Pampa.

De Pedro es el mismo que encabezó la delegación argentina que viajó a Israel para ver de cerca, entre otros aspectos, los sistemas de riego de aquel país. Al parecer, Suárez no logró convencerlo durante los días que pasaron juntos. Como tampoco hizo mucho el peronismo mendocino durante este tiempo de indefinición para interceder.

El Gobierno provincial reaccionó con previsible disgusto. Y también un poco de impostación. Hace rato que Portezuelo dejó de ser su prioridad. Hoy la mirada está puesta en el plan B al que se destinarían los 1.023 millones de dólares que la Nación paga en cuotas. Dinero más que suficiente para financiar obras durante el tiempo de gestión que le queda a Suárez y a los dos gobernadores que vengan luego.

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