El plan de Cornejo: dar pelea en 2023 sin ser candidato en 2021

Su ambición, que no oculta en privado ni puede disimular en público, es ser candidato a presidente. Con ese objetivo, ha empezado a armar un equipo.

Diputado nacional de Juntos por el Cambio y ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.
Diputado nacional de Juntos por el Cambio y ex gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.

Pasaron casi nueve meses desde que dejó el despacho principal de la Casa de Gobierno, pero Alfredo Cornejo no ha perdido centralidad en la política mendocina. Está claro que a él le agrada estar allí. Pero no sólo su voluntad, y la de sus leales, lo pone en ese lugar. También está allí por los que le temen y por los que lo detestan.

Su temperamento, su estilo de conducción, lo ubican casi en el otro extremo de Rodolfo Suárez. Tal vez por eso, ante cada paso o decisión trascendente que toma el nuevo gobernador, todos se preguntan qué piensa Cornejo. Él hasta ahora se ha mantenido firme junto al sucesor que eligió. Y promete que esa postura no cambiará.

Así pasa con la reforma constitucional, aunque a él no le guste que se use el supuesto ahorro como argumento principal para eliminar una cámara legislativa, ni crea que hoy es el momento para plantear esta modificación.

Cornejo pronostica que el Gobierno provincial tendrá varios desafíos más en lo que queda del año, todos  ligados a los recursos o mejor dicho a la falta de ellos, en especial porque los auxilios de la Casa Rosada no son proporcionales a los que envía al resto de la provincias.

Es más, ya alertó a los suyos sobre un problema que hoy no aparece en agenda: un acuerdo entre Kicillof y Baradel para aumentar los salarios docentes bonaerenses, con plata nacional, que obviamente tendría repercusión local.

Además de la coyuntura provincial, de las críticas a la reforma judicial kirchnerista, la perenne cuarentena del Gobierno nacional y la creciente influencia de Cristina Kirchner, el hoy diputado nacional piensa en su futuro.

Cornejo tiene una aspiración que no oculta en privado ni puede disimular en público: ser candidato a presidente. Por ahora es sólo eso, una ambición. Para avanzar necesita un programa y eso no lo tiene aún. Con ese objetivo, ha empezado a armar un equipo.

La pandemia lo ha obligado a recluirse en Mendoza, pero su teléfono está hiperactivo. Ahora, hasta Lilita Carrió, otrora enemiga suya, es una interlocutora frecuente y amable que llama en cualquier momento.

Gracias al zoom, incluso, ha estado en más sitios de los que podría haber visitado en estos meses. Así, ha recorrido la Argentina de punta a punta para saber qué piensan los radicales de cada provincia. También ha participado en reuniones con cámaras de los distintos sectores económicos, que el virus ha ahogado casi hasta la extinción.

Obviamente, gran parte de su atención se la lleva la mesa chica de la alianza opositora que la UCR integra junto al Pro y la Coalición Cívica. Allí, Cornejo está enrolado en el ala más crítica del Gobierno nacional.

El futuro de Cornejo está atado al de Juntos por el Cambio, pero también están en la misma situación todos los que allí confluyen: no hay destino para Mauricio Macri, ni para Horacio Rodríguez Larreta, sin esa estructura para enfrentar al peronismo.

Rodríguez Larreta asoma hoy como el más encaminado a ser el candidato presidencial de ese grupo en 2023. Su posicionamiento nacional creció en buena medida gracias a que Alberto Fernández lo convirtió en su socio contra el coronavirus.

Ese vínculo en las últimas semanas ya no es el mismo, pero igual el jefe de Gobierno porteño expresa el “ala blanda” de la alianza. Él evita las críticas y ha mirado impávido cómo golpeaban a los suyos. “Cómo puede ser que Kicillof cuestione al lado suyo a Vidal, que es su gran amiga y discípula, y que no diga nada”, se descargó Cornejo con uno de los hombres que lo acompaña hace años.

El ex gobernador cree que la razón de esa tibieza es, además del estilo personal de Rodríguez Larreta, la estrategia que le ha trazado su asesor estrella, el mismo que tuvo Macri: Durán Barba, un nombre que le revuelve el estómago a todos los que “respiran” política.

Para dar esa pelea en la primera liga del ex Cambiemos, suena lógico que Cornejo deba ostentar un triunfo electoral contundente. Esa victoria debería ser el año próximo, cuando además de cinco diputados se diriman las tres bancas  de Mendoza en el Senado nacional.

En el radicalismo muchos sueñan al ex gobernador encabezando la lista de senadores y a Julio Cobos, al que se le termina el mandato en la cámara alta, al frente de la nómina de diputados. Los dos están invictos ante el PJ.

Así, creen, sería indudable el triunfo frente a la boleta que llevará sin dudas como principal candidata a Anabel Fernández Sagasti, la ascendente figura del kirchnerismo mendocino que ha ganado gran protagonismo nacional.

Pero ni siquiera la posibilidad de exhibir en el país una victoria frente a una “hija” de Cristina Kirchner lo tienta a Cornejo. “A esta altura, no creo que haga falta que demuestre nada”, argumenta. ¿Y el posicionamiento? “Si Macri es candidato en Capital, el triunfo va a ser suyo y no de Larreta”, respondió hace unos días a dos de sus leales.

Ya lo ha dicho una y otra vez: los cargos legislativos no son lo suyo. Detesta el cabildeo y extraña la acción que tienen los cargos ejecutivos. También lo desanima la sola idea de encarar una  larga campaña electoral justo para un puesto que no desea. “Ya fui candidato el año pasado por el proyecto y gané por 15 puntos. Ahora Cobos tiene ganas, que sea él”, avisó a los suyos.

En el peronismo creen que Cornejo no se presentará el año próximo porque no está seguro de ganar por esa misma diferencia e incluso teme perder. Él les responde sin filtro: “Me tienen miedo, saben que siempre les gané y por eso están atentos todo el tiempo a lo que hago o dejo de hacer. Buscan desgastarme con sus críticas”.

Pero eso está cambiando. El peronismo decidió que lo criticará sin mencionarlo. “Cada vez que lo nombrábamos, Cornejo subía en las encuestas. Por eso ahora hablamos del ‘gobierno anterior’ y no de él”, contó uno de los que toman decisiones en el PJ.

Entre los deseos y las necesidades, éstas terminan imponiéndose. Así como los sueños o ambiciones deben ajustarse a la realidad. Si el difícil plan presidencial no prospera, tanto en el radicalismo como en la oposición le ven un destino claro a Cornejo: volver a pelear por la gobernación en 2023. Como él mismo dijo alguna vez en una entrevista que dio a Los Andes, podría ser el primer ex que vuelve a ese sillón.

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