Eran drogadas y prostituidas en un bar en Malargüe: ahora investigan si estaban cautivas

El desplazamiento policial por un llamado debido a unas amenazas con arma de fuego fue el detonante para sacar a la luz toda una operación de prostitución en lo que aparentaba ser un resto-bar en Malargüe.

Quien figuraba como titular del bar Catrina, Sonia Inostroza, una persona trans, terminó siendo imputada por múltiples delitos ya que prostituía a las mujeres que trabajaban en el lugar, las drogaba para que no sintieran nada y les inyectaba silicona en los pechos a la fuerza, según la acusación fiscal. Además las tenía amenazadas para que no fueran a decir ni una palabra a nadie.

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Inostroza fue imputada por privación ilegítima de la libertad agravada por la violencia y amenazas coactivas agravadas por el uso de arma de fuego. También le endilgaron ejercicio ilegal de la medicina, lesiones graves dolosas, lesiones leves y facilitación de la prostitución con ánimo de lucro.

El caso lo lleva adelante la fiscal Andrea Llorente pero no sería extraño que pueda tomar otro rumbo y pasar al ámbito de la Justicia Federal ya que hay serios indicios de trata de personas.

El último viernes, efectivos de la comisaría 24 acudieron al bar por unas amenazas, pero cuando una de las trabajadoras comenzó a hablar, la causa tomó definitivamente otro cariz.

Casi al instante la fiscalía ordenó los operativos y la Policía allanó tres domicilios: el bar ubicado en el cruce de San Martín Sur y Anglat, la casa de Inostroza y, por último, la vivienda en donde estaban alojadas las trabajadoras sexuales.

“Tiene mucho de trata de personas esta causa porque la casa donde tenían a las mujeres curiosamente tenía demasiadas medidas de seguridad. Y eso es una marca registrada de la trata”, comentó una fuente allegada al caso.

En cuanto a las trabajadoras sexuales, al menos habría dos que no son del departamento.

Les ponía silicona a la fuerza

Inostroza había montado toda una operación de prostitución utilizando como fachada al bar Catrina. Una vez que las mujeres terminaban sus tareas, Inostroza tenía la costumbre de anestesiarlas y les inyectaba silicona para agrandar los pechos. Una de las mujeres tuvo serios problemas de salud a causa de esa práctica. Además, no dudaba en amenazarlas con un arma para que mantuvieran la boca cerrada.

En el resto-bar no era extraño que debiera intervenir la Policía por peleas y también había inspecciones de parte de Diversión Nocturna. Sin embargo, más allá de una clausura, como sucedió por la presencia de menores, se pagaba la multa sin inconvenientes y seguía funcionando.

“Se continúa trabajando en la investigación a las órdenes de la fiscal Llorente. Fue muy importante el poder haber desarticulado ese lugar que estaba muy bien maquillado como resto-bar”, confió Hugo Alcalde, comisario que tiene a cargo la seccional 24 en Malargüe.

Detenidas

Durante los allanamientos el personal policial detuvo a seis personas. Con el avance de la investigación surgió que cuatro eran trabajadoras del bar. En el caso de Inostroza, quedó detenida e imputada por delitos múltiples y pasó a la cárcel en San Rafael porque tenía una condena previa pero estaba en libertad condicional.

También cayó otra mujer de unos 35 años que hacía las veces de mano derecha de Sonia. La cómplice también está seriamente involucrada en la causa aunque por ahora mantiene la libertad.

Por estas horas la fiscalía está a la espera de los resultados de pericias en celulares y computadoras, además de otras medidas que ordenó Llorente, como la toma de declaraciones a testigos.