A horas de la prescripción del doble crimen de Piottante y Libedinsky en Ciudad

Se cumplen 15 años de los asesinatos del psicólogo Flavio Piottante y su paciente Analía Estrella Libedinsky en un departamento de Capital. El acusado, Mauricio Suárez, sigue sin ser detenido y la causa será archivada.

Piottante (izquierda), Libedinsky (centro) y Suárez.
Piottante (izquierda), Libedinsky (centro) y Suárez.

El calendario indicará que ya pasaron 15 años del doble asesinato del psicólogo Flavio Pìottante (39) y su paciente Analía Estrella Libedinsky (31), pero esta vez no se trata de un aniversario más en uno de los hechos que más conmocionó a Mendoza en las últimas décadas. Ahora la fecha marcará la prescripción de la causa y la impunidad.

De no mediar una sorpresa o un golpe inesperado, Mauricio Suárez (47), el único acusado, habrá logrado evadir a la Justicia y en los próximos días podrá aparecer por la provincia sin rendirle cuentas a nadie. Formalmente la investigación se cierra este martes 13 de julio a las 24, a exactamente 15 años del hallazgo de los cuerpos en un departamento de calle Barcala y Chile, en Ciudad.

Hasta estos últimos días la fiscal que instruye el expediente actualmente, Claudia Ríos, junto a la División Homicidios trabajaron una serie de datos y pistas para dar con el paradero del prófugo, aunque como ha pasado en todo este tiempo, las medidas no tuvieron los resultados esperados. Ante este panorama, el sospechoso podrá presentarse ante la Justicia y pedir que se dé de baja su pedido de captura para llevar adelante una vida totalmente normal.

Mientras, y por algunas horas más, continúa vigente la recompensa de $500.000 del Ministerio de Seguridad para quien aporte información veraz sobre Suárez.

El pedido del Gobierno.
El pedido del Gobierno.

Plazo vencido

La prescripción de la causa se da tras 15 años de investigación sin detenidos, tal cual lo establece el Código Penal en su artículo 62 inciso 1. El mismo indica que ese es el tiempo máximo para los delitos que prevén prisión perpetua, como este doble crimen.

Justamente esto fue una estrategia que implementaron los investigadores locales hace algunos años, de lo contrario, el expediente ya hubiera sido archivado.

Fue el fiscal Santiago Garay quien, apremiado por los tiempos, dispuso un cambio de calificación y la muerte de Libedinsky se transformó en un homicidio criminis causa; es decir, la mataron para garantizar la impunidad en el crimen de Piottante. De esta manera los hechos dejaron de ser un homicidio agravado por el uso de arma de fuego y un homicidio simple, y se consiguieron tres años más para encontrar al acusado y detenerlo.

La jugada les dio un poco más de tiempo y aire a los pesquisas, pero los resultados no cambiaron. Así como los fiscales Garay y Ríos no pudieron atrapar al aparente asesino, tampoco lo hicieron sus colegas Daniel Carniello y Eduardo Martearena-hoy juez-, quienes fueron los primeros en sospechar de Suárez y lo plasmaron en las actuaciones.

La escena y la hipótesis

Los cadáveres de las víctimas fueron encontrados en la mañana del 13 de julio del 2006. Los médicos forenses detectaron dos balazos en el cuerpo de Flavio, uno en el tórax y otro en el cuello, en tanto que a Analía la golpearon en el rostro y la estrangularon. Los especialistas estimaron como horario probable de muerte las 23 del 12 de julio, con un margen de dos horas antes o dos horas después.

Quien se topó con la escena fue Beatriz Llín, la madre del psicólogo, que desde el día anterior llamaba a su hijo por teléfono pero él no contestaba. Ya preocupada, en la jornada siguiente caminó algunos metros y llegó hasta la vivienda del profesional, que era usada además como consultorio.

El lugar del ataque. Archivo/Los Andes
El lugar del ataque. Archivo/Los Andes

Eran vecinos porque ella también vivía en esa manzana de Barcala y Chile de Capital. La mujer ingresó a la propiedad ya que tenía llaves; observó mucho desorden, regueros de sangre y a su hijo y a la paciente muertos. Ninguno de los ingresos había sido forzado.

Los primeros pasos de la investigación se dieron sin demasiadas novedades, hasta que se produjo una declaración clave. Diego Coronel, por aquellos días director de Logística del Ministerio de Seguridad, se presentó en la fiscalía el 16 de julio y contó que había estado con el presunto autor cenando en la calle Arístides Villanueva y que éste le había dicho: “Me mandé una cagada y me tengo que ir del país”.

Así, se empezaba a armar la hipótesis. Suárez era el ex novio de la pareja de Piottante -Andrea Troncoso- y, posiblemente sintiendo celos, decidió ir a atacarlo. Se ordenó su arresto de forma inmediata.

El sindicado además dejó algunas pruebas: su auto fue encontrado abandonado en inmediaciones de la terminal de ómnibus-indicio de que pudo tomarse un micro y escapar-y las antenas de teléfono ubicaron su celular en la zona donde se cometió el doble crimen, precisamente en la noche que mataron a las víctimas.

Por todo esto es que el caso no tiene otro sospechoso más que este hombre. Los datos sobre su posible paradero llegaron y fueron variados; se habló de San Juan, San Luis, Buenos Aires y Chile, pero ninguno fue certero. Lo concreto es que a Suárez le quedan horas de clandestinidad y a la Justicia se le termina el crédito para evitar la impunidad.

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