De pesca por el Limay

De pesca por el Limay
De pesca por el Limay

“Un mosquero es completo cuando él ata sus propias moscas. No hay nada más gratificante que engañar a la trucha con tu mosca. Yo me dedico a enseñar a atar, a castear (lanzar) y a pescar. En esta modalidad, el peso es generado por la línea y no por la mosca, y para lograr una buena distancia, el lanzador requiere de una técnica necesaria para alcanzar los 30 metros”, dice el Vasco, Claudio Huebra, es instructor en Piedra del Águila.

Según el hombre experto de la pesca con mosca, que conoce de punta a punta, todos los rincones y recovecos que unen los 500 km del Río Limay, hay tres pasos fundamentales para lograr capturar a la presa:

Atado: atar cualquier mosca para luego con ella tentar al pez que se quiere capturar.

Lanzamiento:  enseñarle a colocar la mosca en la distancia y la ubicación que se desee.

Pesca: enseñar a que  esa mosca desate el ataque del pez, que sea atractiva.

Entre las especies a capturar en la zona se encuentran en menor cantidad las percas y pejerrey, más chicas y atractivas. Las truchas por su parte, son la captura ideal para la pesca con mosca, y de ella se pueden encontrar: Arco iris y marrón. La primera se alimenta de macro invertebrados, generalmente insectos pequeños como la Cadiss o una Mayflie, mosca de mayo. Sin embargo la segunda es macrófaga, y luego de un tiempo se alimenta de insectos más grandes.

¿Qué busca una trucha?

“El lugar más cómodo para la trucha va a estar donde pueda conseguir la famosa  triple C: comida, cobijo y confort”, indicó Huebra, quién aclaró también que la pesca con embarcación espanta a las truchas, ya que ellas buscan un lugar calmo, lejos de aguas turbias.

“Viento, cascadas, desniveles considerables y grandes piedras en el río, incluso un pescador vadeando, y hasta una vaca tomando agua metida en la orilla, hacen que la superficie del agua se “rompa”, que se formen olas desde minúsculas hasta enormes. Ese movimiento produce que el agua atrape burbujas de oxígeno de aire, incorporándolas al líquido elemento.

Tenemos mayor cantidad de ese gas disuelto en el agua, claro que la cantidad de oxígeno no debe ser en exceso, ya que hasta puede ser mortal. Pero el agua que corre, ya de por sí posee mayor cantidad de oxígeno que la estancada y al sol se le complica para calentarla y así extraerle ese gas. En resumen, el pez se sitúa en un lugar donde la corriente le permita no gastar energía en exceso, pero a la vez cerca del paso del alimento”, confirmó Huebra.

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