Vacunatorio VIP, cisne negro e impunidad

La mente impune lo primero que pierde es su capacidad para distinguir entre lo que está bien o mal, lo legal o ilegal, lo esencial o secundario, lo superfluo o lo sustancial, lo correcto o incorrecto, lo que debe ser y lo que puede ser.

”No advertí que era algo incorrecto... que era el ejercicio de un privilegio”. Foto: Orlando Pelichotti
”No advertí que era algo incorrecto... que era el ejercicio de un privilegio”. Foto: Orlando Pelichotti

Cisne negro es un acontecimiento inesperado e imprevisto, que produce consecuencias importantes a gran escala.

En este caso: Vertbisky blanqueando la vacunación VIP, algo impensado e inesperado y luego el terremoto posterior.

Un Cisne Negro cuando se analiza después de sucedido, se pueden detectar las señales que indicaban que ocurriría inevitablemente.

En este caso, estar fundado en la impunidad reinante dentro de la casta en que se ha convertido nuestra clase política.

Lo que lleva a analizar en profundidad el fenómeno socio cultural de la impunidad ya instalado definitivamente en nuestra sociedad.

Se ha hablado mucho sobre la corrupción estructural, pero poco y nada sobre la impunidad estructural que es su complemento.

Son las dos caras de una misma falsa moneda: corrupción/ impunidad.

¿Qué es la impunidad?

Es cuando se trasgrede una norma legal y no tiene su sanción correspondiente. Es la ausencia total de justicia.

Esto marca que la impunidad es siempre la consecuencia de un acto realizado por un integrante del Poder Judicial en la figura de un juez o fiscal.

No hay otra persona dentro de la sociedad que tenga posibilidad de generar impunidad. Cada vez que un juez o fiscal no hizo justicia generó impunidad ya que la trasgresión no fue sancionada.

Nunca se podrán establecer el costo y los perjuicios, para nuestra sociedad, generados por la ausencia de justicia, en estos treinta años, pero sí explica, como causa fundamental, la magnitud de la corrupción estructural que hoy sufrimos.

Como también explica la impunidad que la complementa.

Así es muy poco lo que se ha hablado sobre la impunidad, más concretamente sobre “el impune”: que es aquel que vive en la impunidad.

Es intención detenernos en la persona del impune porque conociendo cómo la impunidad actúa sobre su psiquis y su mente, dará cierta luz sobre el reciente escándalo del “VacunaGate " y tantos otros procesos socioculturales “inexplicables”, que nos dejan anonadados y asombrados todos los días.

Se ha explicado el “Vacunatorio Vip” de muchas maneras: desde ser producto de la estupidez al ser blanqueado en un sincericidio sin sentido, hasta creer que fue el resultado de una cuidada operación política de inframundo, pasando por un sinfín de preguntas que se han hecho sin respuestas y que dejan infinitas elucubraciones en el aire.

Si bien nuestras taras culturales basadas en la transgresión permanente a cuanta norma exista, sea escrita o no, como el famoso “se adelantó en la fila” de Don Alberto, funcionan también como posible explicación, aquí se busca comprender el hecho, desde la perspectiva del impune y su estructura mental.

El impune además de la persona que ha sido descubierta cometiendo la transgresión de la ley y no fue sancionado, comprende también aquella que todavía no ha sido descubierta, pero igual se cree y se siente por encima de la ley.

En este último caso estamos ante un psicótico en estado puro: simplemente ha perdido la capacidad para estar en contacto con la realidad, caso muy típico en muchos de nuestros dirigentes al vivir inmersos en esta cultura de impunidad

Poco importan los motivos que llevan a una persona a vivir en la impunidad, ya que nuestra mente es infinitamente fecunda y creativa para generarlos.

Lo problemático es que la mente del impune ha captado, entendido y aprendido muy bien lo que es la impunidad.

Ese sí es un problema para esa persona y si ocupa cargos importantes o muy importantes lo es, desgraciadamente, para toda la sociedad.

¿Cómo funciona una mente cargada con impunidad?

La mente impune lo primero que pierde es su capacidad para distinguir entre lo que está bien o mal, lo legal o ilegal, lo esencial o secundario, lo superfluo o lo sustancial, lo correcto o incorrecto, lo que debe ser y lo que puede ser… Por eso el impune se vuelve un amoral. No es un inmoral, porque el inmoral todavía sabe lo que se debe o no hacer y usa hábilmente la mentira, el impune ha perdido incluso esa facultad.

Para resumen, una muestra:

Vertbisky.” No advertí que era algo incorrecto...que era el ejercicio de un privilegio”.

*El autor es sociólogo

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