Una pandemia ideológica

¿Cuál peronismo, el populista, el blanco, el serio, el de paladar negro, el racional, el irracional, el de los gobernadores del norte, del centro, federal, unitario, republicano, duro, moderado, panperonismo, negociador, dialoguista, estatista, menemista, pobrista o planero?

Cristina Fernandez de Kirchner, Axel Kicillof y Alberto Fernández
Cristina Fernandez de Kirchner, Axel Kicillof y Alberto Fernández

• “Quiero agradecer a la militancia política de la provincia de Buenos Aires, que fue la que se puso este resultado al hombro.” Kicillof – ¡perdió dos millones de votos!

• “Ellos perdieron ganando y nosotros ganamos perdiendo”. “En esta elección la gente se dio cuenta que la única esperanza de mejorar la calidad de vida es el Frente de Todos”. Tolosa Paz – El setenta por ciento no los votó.

• “Los convoco a celebrar el triunfo”- Alberto Fernández con motivo del Día de la Militancia. Su alianza perdió cinco millones de votos desde el 2019, en catorce provincias y en sólo dos años.

• “La Cristina” no entregó el bastón de Presidente a Macri, porque hubiera sido “un acto de rendición”, de su libro “Sinceramente”

Ellos no se equivocan nunca. Son infalibles

El “Día de la Militancia”, una rareza propia del “ideologismo tóxico”.

Oportunidad no le falta al pero – cristinismo – kirchnerismo, para definir por qué ese día: La vuelta de Perón del exilio, el 17 de noviembre de 1972.

Pura liturgia mítica, tan cara al pensamiento peronista y populista.... Algo que pasó hace sólo cincuenta años. ¡Viva el pasado!

¿Y el futuro?, es muy difícil verlo mirando el espejo retrovisor.

Ahí solo se ve pasado y más pasado

En San Juan, mientras tanto, pasaba el “día de la militancia” pero más acotado: solo cinco gobernadores que se juntaron para evaluar el tsunami electoral y prepararse para rescatar al “peronismo de verdad”, ya que ellos sienten que “no somos ni el kirchnerismo, ni el cristinismo, ni el albertismo ni el massismo. Somos el peronismo”.(?!).

¿Cuál peronismo, el populista, el blanco, el serio, el de paladar negro, el racional, el irracional, el de los gobernadores del norte, del centro, federal, unitario, republicano, duro, moderado, panperonismo, negociador, dialoguista, estatista, menemista, pobrista o planero?

“Los compañeros”, evidentemente tienen “una verdadera crisis de identidad”.

Lo dramático es que esos cinco gobernadores perdieron en dos provincias, en una ganaron por el uno por ciento y todos juntos lograron 1.314.000 votos, que es el 5% del padrón electoral.

Por último viene la convocatoria en la mítica Plaza de Mayo.

¡“Metieron”, según Página 12, con toda la furia, cien mil personas.

Veamos:

• El voto en blanco sacó solo en Buenos Aires 284.000 menciones, casi tres Plaza de Mayo, al igual que Cynthia Hotton.

• A Milei lo votaron 310.000 personas, otras tres Plaza de Mayo y Espert sacó 656.000 votos o sea, seis Plaza de Mayo.

¡Qué difícil mirar al futuro por el espejo retrovisor del pasado!

La “Plaza de Mayo” es hoy una abstracción, un concepto nostálgico, que existe en mentes llenas de viejos patrones de conducta e imágenes falsas, de vetustos dirigentes y jóvenes viejos que viven durmiendo el sueño eterno, de un tiempo que hace mucho se terminó y no volverá más.

Lo real: el peronismo ha llegado a su punto crítico y necesita cambiar, porque ya no tiene manera de avanzar, sobre la base de la vieja ideología tóxica del populismo.

Una verdad: el cambio solo es posible cuando es absolutamente necesario que ocurra.

Esta ideología fanática y/o tóxica es el resultado de una identificación con una falsa imagen mental que le da sentido a uno mismo.

La persona con el virus mental ideológico, para poder aumentar su falso sentido de identidad, necesita aumentar la “Alteridad” de los demás.

Él debe ser necesariamente Otro, para que yo pueda ser mejor que él, tener razón y él estar equivocado, ser mi enemigo y mis amigos puedan ser solo los iguales a mí.

La clave es que yo así me siento superior y ahora puedo realizar cualquier acción correctora frente el error del Otro.

No importa que ese Otro y su error sean quince millones de votos.

Y así ya no es posible reconocer al Otro como ciudadano, su igual, porque ha sido deshumanizado totalmente al ponerle la nefasta etiqueta mental: “El Otro”, “El distinto a mi”

Por eso están imposibilitados para generar, con la oposición, un diálogo sincero, franco, al servicio del futuro y de toda la sociedad

De ahí su profunda toxicidad que abre el camino para impensados desarrollos mentales, elaboradas y sofisticadas teorías infinitas, justificaciones inverosímiles y acciones o conductas totalmente insensatas y peligrosas.

*El autor es sociólogo

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