Si Alberto ve una afrenta política se equivoca

Cuando uno ata todo, pandemia, tomas de tierras, conflicto policial, surge el temor de que el Gobierno pierda el contacto con el contexto social. No hay contexto para la disputa política.

Imagen ilustrativa
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El filósofo francés Alain Badiou dice que los acontecimientos políticos deben ser interpretados en su contexto social porque lo político es lo que concierne a la vida en sociedad. En este contexto particular argentino, más que nunca, a los hechos políticos los miraría en el contexto social y económico. Y ahí es donde, tengo la impresión, el gobierno nacional está fallando. Hay una pandemia inédita a nivel mundial que amenaza la salud de la población; la situación económica complicada que se arrastraba se complicó, al punto de alcanzar la magnitud de 2001. A la vez, ocurre un proceso de tomas de tierras que implica un conflicto pre-constitucional: se está en el hueso del contrato social.

El conflicto policial tiene un carácter institucional muy particular. Lo más sensato que escuché en el oficialismo fue a la ministra Sabina Frederic. Lo encuadró en un conflicto salarial. Digo sensato porque si el Gobierno se adentra en una disputa política, implica no entender el contexto. Cuando uno ata todo, pandemia, tomas de tierras, conflicto policial, tengo el temor de que el Gobierno pierda el contacto con el contexto social. No hay contexto para la disputa política.

La interpelación que propone la crisis es a toda la clase dirigente. Entre los policías hay críticas a Vidal y a Ritondo, como a Berni y a Kicillof. Si el gobierno lleva la disputa al plano político, insisto, se equivoca. Por más que tenga la sospecha, es muy inverosímil pensar que la oposición tiene la capacidad de generar esta revuelta policial. Hay un contexto económico y social que prendió señales.

Las palabras del presidente dichas al mediodía fueron de confrontación contra el síntoma, como si olfateara una disputa política por entender que hay un proceso de desestabilización en marcha. Por la tarde, más inteligente, dejó a un lado la confrontación, y aunque dijo que no aceptaba las formas de la protesta, hizo un reconocimiento de una situación salarial que se debe recomponer.

Veo otro riesgo político: las necesidades de Alberto Fernández de atender a la provincia de Buenos Aires puedan tener un impacto negativo con otros distritos, aún cuando sea la provincia más complicada en términos sociales. Pero me pregunto qué pensará el gobernador Perotti al ver que se auxilia a Kicillof con 37 mil millones de pesos para el plan de seguridad. El interior también está sufriendo consecuencias gravísimas con la pandemia. El grave contexto social y económico demanda mucha tranquilidad y sensibilidad política de la dirigencia y en particular del oficialismo.

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