¡Qué apuro!

El carácter súbito de un hecho puede verse en “de golpe y porrazo” o “de golpe y zumbido”. La Academia explica estas dos locuciones coloquiales como “precipitadamente, sin reflexión ni meditación, inesperadamente, de pronto”.

Un dolor de cabeza: elaboró un ejercicio para niños de 5 años que nadie logró resolver y se volvió viral
Un dolor de cabeza: elaboró un ejercicio para niños de 5 años que nadie logró resolver y se volvió viral

La prisa en la vida actual constituye una característica del siglo; esa prisa también se observa en algunas expresiones que dan idea del rápido transcurrir de nuestras acciones. Así, por ejemplo, escuchamos decir “Lo haré en un periquete”. ¿Cuál es el valor del vocablo “periquete”?; el diccionario indica que es un brevísimo espacio de tiempo. Se equipara en su valor significativo al del término “tris”, que también queda definido como “porción muy pequeña, casi inapreciable, de tiempo o de lugar, u ocasión muy leve”: “Tardó un tris en resolver el problema matemático”. Este vocablo también significa “golpe ligero que produce un sonido leve”: “Lo distrajo el tris de las páginas de un libro”. Además, decir “en un tris” significa coloquialmente “estar en peligro inminente”: “Se encuentran en un tris de comenzar las hostilidades”. Y, en cambio, usar la expresión “tris tras” significa manifestar la repetición enfadosa y porfiada de alguien que está siempre diciendo lo mismo: “Me hartó con su reiterado tris tras”. Una palabra que tiene historia religiosa es “santiamén”: si la buscamos en el diccionario, veremos que su significado es “período de tiempo muy breve” y que se usa en la locución “en un santiamén”, equivalente a “en un instante”. Se vincula a las palabras “(spiritus) sancti amen”, con que concluían, en latín algunas oraciones de la Iglesia. Al pronunciar esas palabras rápidamente y juntas, se escuchaban como “santiamén”, que pasa a significar la rapidez de una acción: “Realizó en un santiamén el cambio de titularidad”. También el vocablo “soplo” puede usarse como sinónimo de “instante o brevísimo tiempo”: “La ilusión de lo nuevo me duró un soplo”. “La vida es solamente un soplo”. Otras veces, la brevedad se expresa a través de una comparación: “En un abrir y cerrar de ojos” es una locución que proviene del Nuevo Testamento; coloquialmente, significa que algo pasa rápidamente, en un parpadeo, en un instante, con extraordinaria brevedad: “Tuvo todo listo en un abrir y cerrar de ojos”. Asimismo, da idea de fugacidad y rapidez “en menos que canta un gallo”: todos saben que el canto de esta ave doméstica se produce durante la madrugada, como anuncio y preludio del nuevo día. Es corto y rápido, de allí que se lo compare con la celeridad de una acción: “Prepararé mi valija en menos que canta un gallo”.

Hay otra frase común en el ideario colectivo: “Entre gallos y medianoche”; ella sirve no solo para expresar la rapidez con que se lleva a cabo algo, sino su carácter furtivo y hasta fraudulento: “No puedo explicar cómo lo consiguieron, pero entre gallos y medianoche arreglaron lo que parecía insalvable”. Una locución que trasunta rapidez es “de sopetón”. El significado de “sopetón” es “golpe fuerte y repentino dado con la mano”, pero la locución adverbial “de sopetón” señala “pronta e impensadamente”: “De sopetón, dieron nuevas medidas económicas”. Asimismo, se puede decir “de improviso” y “en un improviso”; con la primera, se quiere indicar “de manera imprevista, sin avisar”, pero con la segunda se señala “en un instante”: “En un improviso, el problema quedó solucionado”.

Tenemos en la lengua el sustantivo “repente”, que es un impulso brusco e inesperado y, también, coloquialmente, el movimiento súbito o no previsto de personas o animales. Pero la locución “de repente” significa “súbitamente, sin preparación, sin discurrir o pensar”: “Lo decidí de repente”. Hemos dicho “súbitamente”, adverbio formado a partir del adjetivo “súbito”, que significa improvisto, repentino, precipitado”: “Súbitamente, las nubes cubrieron el cielo y se precipitó la tormenta”. Es equivalente la locución “de súbito”. También la prisa se encuentra presente en “de buenas a primeras” que se puede definir como “de forma inesperada, de repente, sin previo aviso”: “De buenas a primeras, se levantó y salió del recinto”. Es equivalente a otra locución adverbial, “a bote pronto”, que queda definida como “de manera improvisada e inmediata”. Proviene del lenguaje deportivo, pues indica que el jugador golpea la pelota justo después de que haya rebotado: “A bote pronto, me parece muy buena oferta”.

Ese carácter súbito de un hecho puede también advertirse en “de golpe y porrazo” o “de golpe y zumbido”. La Academia explica estas dos locuciones coloquiales como “precipitadamente, sin reflexión ni meditación; inesperadamente, de pronto”: “De golpe y porrazo, apareció ocupando un cargo importantísimo”.

Se puede también indicar lo repentino diciendo “de la noche a la mañana”, locución que indica un suceso que se realiza de forma inesperada o en muy poco tiempo: “De la noche a la mañana, olvidaron rivalidades y se aliaron”.

Dejamos de lado la prisa y nos concentramos en palabras que nos sorprenden: “tiquismiquis” es una de ellas y nos retrotrae al latín macarrónico , con alteraciones, “tichi michi”, por “tibi mihi”, que se traduce “para ti, para mí” y que era frecuente en discusiones conventuales. Se dice, tanto en masculino como en femenino, a quien hace o dice tiquismiquis, expresiones o dichos ridículamente corteses o afectados. Se le aplica a alguien muy escrupuloso o mañoso con la comida, o a una persona que se fija en cosas sin importancia. Tampoco resulta agradable que se diga de alguien que es “fifí”. Se aplica coloquialmente, tanto al hombre como a la mujer, en nuestro país y en Uruguay, para señalar que es persona presumida y que se ocupa de seguir las modas: “Es ridículo y fifí”. También se oye decir que alguien es “esnob”, voz que proviene del inglés “snob” y que designa a quien imita, con afectación, las maneras y modales de quienes juzga distinguidos. La cualidad de una persona tal es el “esnobismo”. A la delicadeza afectada y excesiva, en palabras, acciones y ademanes se la llama “melindre”, por lo que quien los adopta o afecta es llamado “melindroso”: “Se burla de él por melindroso”.

Finalmente, cabe definir al “quisquilloso”: las quisquillas son menudencias, por lo que quien se para en estas pequeñeces es considerado “quisquilloso” o demasiado delicado en el trato común: “”Resulta chocante su trato por lo quisquilloso”. Además, una persona quisquillosa es fácil de agraviarse u ofenderse por causas o pretextos pequeños.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA