¿Portezuelo será la obra del siglo?

El cambio climático que muestra su peor cara en Mendoza con la emergencia hídrica que padecemos, nos obliga a repensar planes, ideas y conceptos que teníamos por ciertos desde hace 20 años.

Portezuelo del Viento
Portezuelo del Viento

¿Quién la bautizó así?¿Es la obra que Mendoza necesita? ¿Cuándo tendremos otros U$S 1.000 millones para gastar? Y así podríamos seguir con muchas dudas más. Pero vamos por partes. El cambio climático que muestra su peor cara en Mendoza con la emergencia hídrica que padecemos, nos obliga a repensar planes, ideas y conceptos que teníamos por ciertos desde hace 20 años. No es mal momento para reflexionar y evaluar si no es necesario hacer otro acuerdo con la Nación, en el que se permita hacer otras obras con los U$S 1.000 millones que le corresponden a Mendoza y salir así del corset de Portezuelo u otras obras hidroeléctricas acordaras. Es que la sequía avanza y ese dinero se podría utilizar para hacer algunas de las obras pertinentes para mitigar el problema y dejar de insistir con una obra que viene mal, se comparte con otras provincias, pero Mendoza es la única que pone plata. Se puede declarar desierta la licitación y recalcular. También se podrían encarar estudios para definir con precisión la disponibilidad de agua que tiene Mendoza, así como la baja de caudales de sus ríos y el estado de sus acuíferos. Así se podrían ir definiendo las obras necesarias para asegurar el agua, sin agua no hay generación de energía ni trabajo para nadie. Hoy perdermos el 50% del agua disponible.

Mendoza debe recibir U$S 1.000 millones de la Nación, y necesita U$S 1.200 millones para mejorar la distribución urbana del agua, evitar la contaminación y eficientizar el riego agrícola.

Las inquietudes sobre el caudal del río Grande también ponen en duda la obra de Portezuelo que se descartó y que incluía trasvase. En un estudio entregado al Gobierno en el 2000, se demuestra que es más conveniente hacer la obra de 151 metros -y no la que se está licitando ahora de 185-, que incluye el trasvase al Salado y luego al Atuel. El costo es de unos U$S 800 millones, casi igual a la que se está licitando que no tiene trasvase. Si pensamos en el río Grande con el caudal de 50 años atrás, con el trasvase se ampliarían las hectáreas cultivadas. Sin trasvase el agua queda en una zona en la que no hay hectáreas cultivadas. En el gobierno señalan que Mendoza tiene 34 m3 de agua por segundo por derecho otorgado por el Coirco, “no tenemos desarrollos agrícolas en la cuenca, no usamos nada de eso; hoy va a las otras provincias a cambio de nada”. Pero ahora todo está en duda, porque el río es otro.

Como si fuera poco la política no ayuda, la senadora Anabel Fernández, que tiene llegada directa con el presidente, está más preocupada por la expropiación de Vicentin. Simplificando hechos y desconociendo otros, compara el caso con la caída del Banco Mendoza y con el grupo Greco. Un delirio difícil de entender, sólo digerible en la gaseosa galaxia K.

También comienza a trabarse el Consejo Económico y Ambiental, el diputado nacional Omar De Marchi del Pro pide hacerle modificaciones al proyecto que envió el gobernador Suárez. El Consejo ideado sería un buen espacio para discutir qué hacer con los U$S 1.000 millones. En San Juan, el gobierno ya avanzó en una iniciativa similar y están debatiendo las propuestas, aquí vamos viendo qué hacemos, como si nos sobrara tiempo. En Mendoza hay 50 mil personas que buscan trabajo y no lo encuentran y otros 130 mil que van por un segundo empleo porque no les alcanza el sueldo. Estos números aumentarán con el transcurso de la pandemia y más con un gobierno nacional que le recorta ayuda a Mendoza, ¿podemos seguir esperando?

Con dudas sobre el proyecto y problemas políticos, cuesta creer Portezuelo sea la obra del siglo.

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