¿Por qué este desprecio por nuestros árboles?

Sistemáticamente hemos visto cómo utilizan las plazas y parques como muestrarios “de obras” que necesitan para justificar su accionar político los funcionarios de turno que desprecian el mantenimiento de la vegetación.

Árboles del Parque General San Martín, alameda sobre Avenida Libertador. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes


Foto Orlando Pelichotti / Los Andes
Árboles del Parque General San Martín, alameda sobre Avenida Libertador. Foto: Orlando Pelichotti / Los Andes Foto Orlando Pelichotti / Los Andes

Somos un grupo de ciudadanos con un objetivo que no tiene nada que ver ni con la política ni con ganar algún beneficio económico, sino con la preservación de nuestros árboles tanto en calles y avenidas como en los espacios verdes.

Desde hace años venimos observando el desprecio de los funcionarios de turno por el mantenimiento de nuestros árboles. Sistemáticamente hemos visto cómo utilizan las plazas y parques como muestrarios “de obras” que necesitan para justificar su accionar político, primero porque son vistas por muchos ciudadanos, además de ser relativamente fáciles de llevar cabo en comparación con la construcción de un hospital o una escuela, que sí son verdaderamente necesarios para la comunidad.

Al intervenir en los paseos los proyectistas, siempre, inexplicablemente, eliminan árboles y césped y agrandan las superficies cementadas como senderos, plataformas, acequias, etc, olvidando inescrupulosamente que en los espacios verdes la prioridad fundamental son los árboles, arbustos, césped y no las obras de “remodelación”.

Hoy, por desgracia, nos encontramos con funcionarios que no tienen respeto ni conciencia ambiental. Con total descaro, Ricardo Gallego, presidente de Aysam, el 21 de febrero de 2021 dijo: “Mendoza no se puede dar el lujo de tener arboledas”. Hace una semana, Sergio Marinelli dijo: “No más agua en las acequias para el riego de árboles”.

El argumento básico que estos funcionarios es exponer el déficit hídrico, lo cual es cierto, ya que han disminuido los glaciares de la Cordillera de los Andes. Pero lo que nos alarma y entristece es la falta de verdad en el manejo de los datos y la intención de estos funcionarios de eliminar lo que distinguió a nuestra ciudad entre todas: los árboles. Hace más de 100 años, considerando lo difícil que es la vida en un desierto, nuestros abuelos hicieron que esta ciudad se transformara en una “ciudad bosque”.

A nuestros funcionarios no les importa la belleza que constituyen los árboles y tampoco les importa que desaparezca la sombra, que es imprescindible cuando tenemos temperaturas de 40 grados o más. No les importa que aportan oxígeno, humedad y retienen las partículas contaminantes en sus hojas. La salud de la población, por lo cual fueron implantados estos árboles, no está dentro de los planes de gobierno.

Según los datos que suministra el Departamento General de Irrigación el 87 % del agua que almacena el dique Potrerillos se destina al riego de los cultivos del oasis norte. Esto no lo dice el señor Marinelli y tampoco dice que la eficiencia de riego máxima en las fincas no supera el 46%, de modo que más de la mitad del agua entregada a los cultivos se pierde.

Marinelli dijo a un medio local que los mendocinos consumimos 750 litros de agua por habitante y por día, lo cual no es cierto. Porque ese dato incluye las pérdidas en las cañerías de conducción que llevan el agua a los hogares que, según datos de Irrigación, está en promedio en 300 litros por habitante.

Creemos que no regar los árboles dejando que se sequen es un verdadero crimen. Mientras en todo el mundo se trata de replantar árboles como acción principal para palear la degradación ambiental, aquí funcionarios provinciales y varios intendentes pretenden destruir un patrimonio básico de nuestra tierra que es imprescindible para la salud, la estética, la cultura y nuestra tradición.

Se gastaron 10 millones de dólares para llevar a cabo el censo forestal en el área metropolitana de Mendoza, cuyos resultados están siendo publicados en los medios. Por ejemplo, según dicho censo hay 650.000 árboles. La pregunta que nos hacemos es: ¿para que se hizo semejante gasto si los funcionarios del Gobierno quieren eliminar gran parte de esas arboledas?

Entendemos que el Gobierno quiera estimular la producción rural otorgando la mayor parte del agua, pero sería muy importante que se dieran facilidades financieras para que los productores rurales puedan acceder a colocar riego presurizado (goteo, aspersión, etc.) para evitar el desperdicio de más del 50% del agua suministrada.

Es una irresponsabilidad absoluta cortar el riego para nuestros arboles queriendo transformar esta hermosa ciudad en un páramo insalubre

Pedimos a las autoridades respetar el patrimonio de Mendoza, responsabilidad a la hora de publicar datos, conciencia ambiental acorde con la situación mundial, mayor sensibilidad por la vida de más de 1.000.000 de habitantes del oasis norte y 1.800.000 en la provincia.

*El autor es ingeniero agrónomo

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