Massa, como tabla de salvación del peronismo

En enero de 2019 Sergio Massa pasó por Mendoza cuando aún no había cerrado con Alberto y Cristina, y tuvo buena sintonía con los por entonces cinco intendentes que el justicialismo tenía, además de renovar vínculos con Jorge Difonso cuando aún era intendente.

De lograr mejorar algo la situación del país volvería a Mendoza a buscar a sus amigos.
De lograr mejorar algo la situación del país volvería a Mendoza a buscar a sus amigos.

El Frente de Todos vivía un momento de improvisación y tensión. Había una disputa inocultable en el más alto nivel de la coalición. Esas improvisaciones llevaban a que cada uno hiciera su juego, al extremo de colocar funcionarios sin el acuerdo de todos.

La renuncia de Martín Guzmán fue lo que de algún modo puso límite a tanta discordia, a pesar de aquel tenso fin de semana en el que terminaron designando a Silvina Batakis porque todavía no estaban del todo aceitados los mecanismos de entendimiento que buscaban las partes.

Sin embargo, el descalabro de los últimos días obligo a los principales referentes a juntarse y configurar lo que se dio a conocer el jueves, la designación de Massa, fruto del acuerdo entre los tres líderes del Frente de Todos y los gobernadores, otra vez una parte muy influyente cuando una crisis se torna apremiante. Fueron estos los que pidieron que se quedaran Manzur y De Pedro. Cristina Kirchner, por su lado, hacía tiempo que venía insistiendo para que Massa estuviera en el gabinete nacional. La figura de superministro fue la manera de asegurar el entendimiento.

Admiten en el oficialismo que tampoco en esta instancia fue todo prolijo (el modo de dejar de lado a Batakis, Scioli, Domínguez, etc), pero para el pragmatismo del PJ lo que realmente vale es que se vean mejores perspectivas hacia adelante. Y eso creen haberlo logrado. Massa tiene mejor comunicación de los temas económicos. Creen en el oficialismo que eso calmó los mercados después del anuncio de su llegada al Gabinete.

Aun con el agua al cuello, en el peronismo se ilusionan con que el plan que ponga en práctica Massa permita descomprimir tanta tensión y, paralelamente, le conceda al oficialismo chances para volver a ilusionarse desde el punto de vista electoral.

Y si el Frente de Todos revierte en parte la imagen actual es muy probable que sea el propio Massa el que pida tener preferencia a la hora de pensar en candidaturas. Retomaría así la búsqueda de su objetivo personal principal: llegar a la Presidencia.

Es obvio que Massa no desprecia la posibilidad de tener al PJ detrás de su candidatura. Es algo que no pudo lograr plenamente en 2013, pese a su victoria bonaerense, y menos en 2019, cuando comenzó a intentar seducir voluntades peronistas para luego sumarse a la ola de la fórmula Fernández-Fernández asegurándole a ésta los votos para ganar.

Aquellas andanzas

En enero de 2019 Sergio Massa pasó por Mendoza como parte de una suerte de gira que encaró en aquel momento para tener contacto más estrecho con la gente y con políticos amigos o cercanos a él que apostaban a lo que por entonces de perfilaba como su segundo intento presidencial.

En aquel verano de recorrida estaban vigentes y aun lo están, los famosos “caciques” departamentales, idóneos en el manejo de adhesiones en sus comarcas y, por lo tanto, garantía de apoyo electoral para el ex intendente de Tigre si éste cerraba un acuerdo para las elecciones de ese año.

Ya en aquel momento Massa tenía muy claro el panorama nacional: la fortaleza electoral de Cristina Kirchner y sus seguidores siempre estuvo en el conurbano bonaerense, pero mucho menos en el resto de la enorme provincia de Buenos Aires y en el interior del país en general. Por lo tanto, Massa estaba necesitado del apoyo de un PJ que se acercara más a él que a la ex presidenta de la Nación.

A ese interior profundo le apuntó en aquel momento. En el caso de nuestra provincia, esa recorrida le permitió tener buena sintonía con los por entonces 5 intendentes que el justicialismo tenía, además de renovar vínculos con Jorge Difonso, en aquellos años intendente de San Carlos. Massa siempre respetó la decisión del sancarlino de mantener a su espacio a nivel local dentro de Cambia Mendoza.

Al cabo de unos meses Massa llegó a la conclusión de que sus muy buenos vínculos y la sintonía partidaria con muchos dirigentes no kirchneristas no le alcanzaría como para montar con seguridad una estructura que le permitiese volcar el voto peronista a su favor en las elecciones. Por otra parte, la decisión de Cristina Kirchner de anunciar la fórmula encabezada por Alberto Fernández frenó definitivamente el proyecto massista. Finalmente, el líder del Frente Renovador y su partido aceptaron sumarse al Frente de Todos a fin de aportar el porcentaje que el kirchnerismo necesitaba para ganar y así destronar a Macri.

Ese Sergio Massa es el que ahora se convierte en figura estelar de la endeble coalición gobernante, sabiendo que si logra mejorar en algo la situación económica del país obtendrá el rédito necesario como para intentar, ahora sí, ser el principal candidato de su espacio. Si así fuese seguramente lo tendremos de campaña otra vez por Mendoza, donde los alicaídos peronistas locales lo recibirán expectantes como en andanzas anteriores.

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