Los demócratas ganan las elecciones en los Estados Unidos

Biden-Harris tienen altas probabilidades de ganar. Hay pronósticos donde superan el 70% de probabilidad, y, en algunos casos llegan a superar el 85%.

Biden-Harris tienen altas probabilidades de ganar. Hay pronósticos donde superan el 70% de probabilidad, y, en algunos casos llegan a superar el 85%. / Gentileza
Biden-Harris tienen altas probabilidades de ganar. Hay pronósticos donde superan el 70% de probabilidad, y, en algunos casos llegan a superar el 85%. / Gentileza

En el 2016, la mayoría de las encuestas daban como ganadora a Hillary Clinton y así ocurrió en el voto popular. Pero los llamados “padres fundadores” de Estados Unidos, los que redactaron la Constitución, concibieron el sistema de electores por Estado para que fueran ellos los que eligen finalmente al presidente, independiente de la decisión de la gente.

Esto demostraba la arrogancia de estos patriotas que no confiaban en la decisión del pueblo poniendo en dudas la democracia.

Con este sistema, al final ganó Donald Trump con ventajas en algunos pocos Estados, contradiciendo a la mayoría.

Y así comenzó la historia del peor presidente de los Estados Unidos, para muchos.

Leí una nota en un diario importante de EE. UU. que decía que el sistema de elección indirecta del Colegio Electoral no es perfecto y que podía ser corruptible (¿por qué no?). Son 538 electores distribuidos en todos los Estados y se necesitan 270 para ganar.

Tengo la premonición de que ganará la fórmula de los demócratas. Pero no solo por Joe Biden, sino por la fuerza de la candidata a vicepresidenta: la abogada y senadora Kamala Harris que le cede al futuro presidente las ventajas imperceptibles y manifiestas que necesita para ganar.

Podríamos decir que Kamala llena a Joe de contenido, de significado político y simbólico; de acción y movimiento ejecutivo. Kamala es la principal fortaleza estratégica de los demócratas.

La elección de esta mujer para integrar la fórmula es la clave de éxito en los resultados finales del 3 de noviembre. Y si Biden faltara, sería la primera presidenta mujer.

Como senadora, impulsó la reforma del sistema de salud, la legalización federal del cannabis, alternativas legales para la ciudadanía de los inmigrantes indocumentados. La Ley DREAM, la prohibición de las armas de asalto y una reforma fiscal progresiva.

Alcanzó un perfil nacional por sus agudos cuestionamientos a los funcionarios de Trump durante audiencias del Senado.

La observo y escucho desde que fue nominada. De madre india y padre jamaiquino Kamala, de 56 años en unos pocos días, tiene el encanto de esas mujeres políticas donde las cualidades que le dio la naturaleza se potenciaron con el conocimiento y la empatía.

Con muy buenos resultados: hábil, segura, físicamente atractiva, y culta (a diferencia de muchos de nuestros políticos).

La suma de sus atributos la hacen apetecible para los votantes. Kamala los impulsará a las urnas, porque el voto no es obligatorio. Atraerá a los jóvenes de todos los sexos, especialmente a las mujeres, a los indocumentados, a las minorías y a los indecisos.

Pero, en definitiva, Biden-Harris ganarán por el hastío y la frustración de numerosos norteamericanos con Trump y el aumento del desempleo. Además, el relato precario y agresivo de este presidente provoca rechazos a nivel planetario. Es notorio su falta de liderazgo y postura en esta pandemia, con la muerte de miles de estadounidenses.

Hasta ahora las encuestas dan como ganadora a la dupla demócrata. Sin embargo, el Covid-19 frena la salida a votar y demora el voto por correo. Esto podría alterar los pronósticos de los sondeos.

En 2016 algunas encuestas se equivocaron de cómo la gente iba a votar. Pero ahora los encuestadores mejoraron la metodología y los modelos predictivos. Además de la típica entrevista, personal y telefónica para conseguir aleatoriedad y margen de error con la muestra, se ha sumado el pronóstico con modelos estadísticos donde, a partir de los datos de encuestas, se hacen cálculos de probabilidades como los que se utilizan en los famosos pronósticos de apuestas.

Biden-Harris tienen altas probabilidades de ganar. Hay pronósticos donde superan el 70% de probabilidad, y, en algunos casos (son diferentes empresas que lo hacen), superan el 85%.

Por supuesto, puede ocurrir un hecho imponderable que de vuelta la torta, como en las elecciones españolas de 2004, donde los sondeos daban una ajustada victoria al Partido Popular de Aznar, que gobernaba en ese momento, y sucedió en marzo el atentado de Atocha. El electorado, especialmente los indecisos, sintió la inseguridad del terrorismo ETA en la piel. Finalmente ganó el PSOE de Zapatero.

El mundo no está mejor con Donald Trump. Estados Unidos tampoco sobresale como en las épocas de Kennedy u Obama. Desde la geopolítica, es fácil ver el retroceso del país como primera potencia global y el avance de China como país predominante en el futuro cercano.

Son premoniciones. Predecir un hecho futuro a partir de la interpretación de ciertos datos, indicios o señales o por simple intuición. Pero desde la inteligencia intuitiva y la información adquirida tengo seguridad, aunque puedo equivocarme.

Es azar y estadística, después de todo. Y la gente está muy confundida y alterada con el “bicho chino”. Abducción lo llamó el semiólogo Charles S. Peirce. Al estilo de la deducción detectivesca de Sherlock Holmes: “cuando hayas descartado lo imposible, lo que quede, aunque sea improbable, debe ser la verdad”.

*El autor es Experto en Estrategia y Análisis de Información.

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