Los “caciques” que hicieron celebrar a Suárez

En esta oportunidad Suárez encabezó conversaciones con los intendentes peronistas capaces de acordar su plan de obras cuando todavía no se intensificaban las diferencias internas por la conducción partidaria del PJ. A intendentes peronistas como Félix, Stevanato, Righi y Aveiro, en el equipo de Suárez les reconocen que no hacen siempre de la gestión una pelea frecuente con el gobierno provincial.

El gobernador Suárez y los caciques peronistas
El gobernador Suárez y los caciques peronistas

Rodolfo Suárez tuvo motivos para sentirse satisfecho luego de la aprobación en Diputados de su plan de endeudamiento para obras públicas. Es que pudo destrabar una cuestión que en los años anteriores se le hizo cuesta arriba: lograr que la oposición le dijera que sí a todo lo que tenga que ver con deudas a reestructurar o a tomar para hacer obras.

En materia administrativa y presupuestaria, el Frente de Todos siempre le hizo notar al Gobernador ser el heredero del endeudamiento contraído por Cornejo, pese a lo cual Suárez mantuvo sin mayores lamentos su criterio de ser parte de una administración que comenzó con su antecesor y que continúa con él, más allá de las lógicas diferencias para ejercer la gestión.

En ese marco le resultó imposible lograr que en presupuestos anteriores la oposición le habilitara reacomodamientos de la deuda o se hicieran viables iniciativas que tuvieran que ver con algún tipo de crédito.

En esta oportunidad, Suárez encaró conversaciones con los intendentes peronistas capaces de acordar su plan de obras cuando todavía no se intensificaban las diferencias internas por la conducción partidaria del PJ. Por ello el debate del presupuesto del año próximo no generó mayores diferencias en la oposición; sí la pulseada por la conducción. De ahí el pedido, aceptado por el oficialismo, de postergar el debate en Diputados para que en el justicialismo decidieran si había lista única o una votación para dirimir la presidencia.

Obviamente, cuando el Gobernador comenzó a tocar timbres entre los “caciques” no kirchneristas las cosas ya no estaban del todo bien internamente en la comarca piloteada por el camporismo. Pero el titular del Ejecutivo ya venía hablando con los jefes departamentales casi en forma simultánea con la remisión del proyecto de presupuesto a la Legislatura. Tenía en cuenta aquel antecedente del no rotundo y reiterado a los pedidos de roll over en presupuestos anteriores, pero estaba convencido de que este planteo era diferente y podía interesar en los departamentos, como realmente ocurrió.

Incluso, en el radicalismo hay quienes sostienen que de ninguna manera el Gobierno especuló con las desinteligencias que afloraron en el PJ por el mando partidario. Fue una simple coincidencia, ya que, aseguran cercanos al Gobernador, si no se hubiese producido ese escenario de división la prédica con los jefes departamentales también se habría realizado.

Además, Suárez apeló a su siempre latente predisposición para buscar consensos. El habitual desfile de ministros y otros funcionarios por las comisiones legislativas para explicar los alcances del presupuesto y las leyes que lo complementan (avalúo fiscal e impositiva) no siempre es suficiente y, justo es destacarlo, no todos sus colaboradores han tenido en estos años la habilidad o paciencia suficientes como para convencer a los opositores.

Esta vez encaró el propio Suárez gran parte de la negociación y lo hizo directamente con los intendentes. Encontró interlocutores con predisposición para apoyar los planes de inversión. Es que si a cualquier intendente departamental, no importa a qué partido pertenezca, le interesa una propuesta, en este caso de obras, de inmediato moviliza el voto afirmativo entre los legisladores que lo representan en las cámaras. Es lo que pasó en esta oportunidad. No es otra cosa que una vieja y lógica práctica política.

Está demostrado, además, que intendentes como Félix, Stevanato, Righi y Aveiro son los que cuentan con mayores adhesiones desde las bancas del PJ. En el equipo de Suárez les reconocen que no hacen siempre de la gestión una pelea frecuente con el gobierno provincial. En cambio, La Paz no tiene representante en Diputados, mientras que Santa Rosa sólo cuenta con una senadora. El paceño Ubieta y la santarrosina Destéfanis, ahora presidenta del justicialismo provincial, son los únicos intendentes camporistas, o más vinculados con ese sector.

El proyecto con media sanción ahora se encuentra en el Senado, que deberá tratarlo en los próximos días para que sea ley. Estiman en el oficialismo que el jueves será tratado en la comisión de Hacienda y Presupuesto, de modo de lograr el despacho favorable de mayoría y discutirlo en el recinto en la sesión del martes 15.

Suponen los senadores oficialistas que el acercamiento que condujo a la aprobación de la deuda para obras se repita en la Cámara alta, de modo que el presupuesto pueda tener su promulgación casi de inmediato.

Volviendo a la actitud de los tradicionales “caciques” del PJ mendocino, con el acuerdo que le dieron a Suárez retomaron un camino de entendimientos básicos que los caracterizó durante años, fundamentalmente cuando les tocó ser jefes en sus respectivos territorios, pero opositores a nivel provincial.

Esa buena onda sólo se interrumpió en parte cuando en 2018 el entonces gobernador Cornejo firmó el decreto que promulgó la enmienda al artículo 198 de la Constitución, limitando las reelecciones de los intendentes a un solo período. Pero está visto que el tiempo cicatriza heridas. Ahora los “caciques” necesitan esas y otras obras, no importa si de procedencia nacional, provincial o de sus propios municipios. La gente que va a votar necesita ver actividad y muchas veces no se detiene a preguntar quién ordena los trabajos.

Además, estos intendentes del PJ, como también sus colegas de Cambia Mendoza que ya no tienen reelección posible, buscan no sólo afianzarse en la pulseada interna partidaria con el camporismo, sino también instalar la figura de quien sea ungido, o ungida, para la sucesión en el cargo máximo municipal. Ahí otra de las razones del respaldo de estos, si se puede decir, ortodoxos peronistas al plan de obras de Suárez.

Claramente, el peronismo tiene el año próximo más chances de seguir administrando sus actuales seis departamentos que arrebatarle la provincia a Cambia Mendoza. Por ello, por lo menos por ahora, siempre será más fácil encontrar postulantes para una diputación nacional que para integrar una fórmula de gobernador y vice en la provincia. Eso justifica por qué los “caciques” decidieron esta vez bendecir sin más el plan de obras de Suárez.

Y si de intendentes se trata, también en el radicalismo hay movimientos de piezas independientemente de lo que se resuelva sobre la candidatura a gobernador, para la que será determinante lo que decida Alfredo Cornejo, como ya se ha dicho muchas veces.

Hay quienes aseguran que la voz del actual senador nacional no sólo tendrá poder a la hora de determinar quién será el candidato a suceder a Rodolfo Suárez. Para los departamentos también tiene una lapicera bien cargada.

Ya es sabido que para la intendencia de Las Heras promueve a su alfil Andrés “Peti” Lombardi, titular de Diputados. Es una jugada que descoloca bastante a Daniel Orozco, que sin posibilidades de reelección considera estar en condiciones de opinar a quién postular, además de seguir anotado en la carrera provincial. Cornejo también sigue atentamente los movimientos de las sucesiones en otros territorios, empezando por su Godoy Cruz.

Hay otro detalle interesante que invita a soñar a muchos de sus seguidores con un segundo tiempo de Cornejo en Mendoza. En el acto radical para recordar el triunfo de Alfonsín, el mendocino tuvo un discurso moderado, si se lo compara con otros, como el de Morales, y puso énfasis en la consolidación de la coalición Juntos por el Cambio. Pero recibió más críticas aún por declaraciones que hizo a favor de Mauricio Macri, lo que le valió que algunos de sus pares de la UCR estén pensando en promover su remoción como líder del interbloque opositor en el Senado. Si pierde terreno en la Nación, lo que le queda a Cornejo es seguir como un senador raso o bien volver a la provincia para competir, obviamente.

Sin embargo, ¿habrá caído la expectativa del mendocino para la carrera presidencial o vicepresidencial de 2023? Hay quienes aseguran que no y que esa especie de moderación en su discurso puede formar parte de una estrategia que lo acerque a algún destino interesante en un eventual futuro gobierno de Juntos por el Cambio.

Mientras tanto, se lo advierte más compenetrado con el movimiento de piezas en esta provincia y con participación en determinados eventos. Esta semana acompañó a Suárez en la cena anual de la delegación local de la Cámara Argentina de la Construcción.

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