Lo verde y su relación con las fiestas

El pino navideño, el muérdago y otros clásicos de Navidad y Año Nuevo son adaptaciones curiosas de otras tradiciones.

El pino navideño, el muérdago y otros clásicos de Navidad y Año Nuevo son adaptaciones curiosas de otras tradiciones.
El pino navideño, el muérdago y otros clásicos de Navidad y Año Nuevo son adaptaciones curiosas de otras tradiciones.

Al parecer, la fecha real del nacimiento de Jesús fue más para marzo o abril que para diciembre. ¿Por qué, entonces, lo celebramos el 25 de diciembre? La razón es sencilla. Allá por el año 300 después de Cristo se realizaba en diciembre la fiesta invernal pagano. Al parecer los romanos la tomaron de las antiguas culturas celtas. Era el momento del solsticio de invierno y las cosas tendían a renacer. Había celebraciones fuertes.

Este es un ejemplo de la capacidad de adaptar de la iglesia cristiana en sus comienzos: en vez de suprimir una fiesta tan popular decidieron adaptarla y purificarla. Y con estas celebraciones tan antiguas, dos hechos que siguen siendo tradición y que no son de ahora. Uno piensa que hacer regalos es fruto de esta sociedad consumista que nos ha legado el postmodernismo. No es, no es así. Aquella festividad pagana se celebraba con varios días de comidas especiales. Y el aspecto más sorprendente de ellas era la tradición de dar y recibir regalos. Esta tradición databa de siglos antes.

Otra tradición que nos es un tanto ajena, pero tiene sus raíces, es la del arbolito. Lo digo porque tradicionalmente el arbolito debe armarse, con el pesebre, el 8 de diciembre.

La gente de aquella época decoraba sus casas con ramos verdes para demostrar que, pese al tiempo invernal, el frío no podía matar todo lo verde. En Europa, la tradición de poner un árbol de navidad fue popularizada durante el siglo pasado por el príncipe Alberto, el marido alemán de la famosa y muy inglesa Reina Victoria. Mientras que Alberto adoptó la vieja tradición alemana de usar un pino -un pino viene bien con las tradiciones alemanas- los romanos prefirieron poner ramos de laurel.

Lo verde ligado con la Navidad. Nosotros, igual que el príncipe Alberto. podríamos elegir algo que tuviese más que ver con nosotros: qué se yo, un algarrobo, por ejemplo, o un chañar o un aguaribay. La envergadura del aguaribay le viene muy bien a la fiesta.

Las hojas de muérdago que usamos como adorno también tienen un origen parecido. Como derivación de las tradiciones celtas en Inglaterra se utilizó como planta de buen augurio y estuvo presente en las fiestas del solsticio de invierno.

En esa misma línea tradicional, se desarrolló especialmente en Inglaterra el comercio de esta planta para presidir en las casas las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Por lo general se colgaban del techo. Y no sólo se consideraba que traían buena suerte, sino que además -bajo los auspicios del muérdago- el joven que sorprendía a una chica bajo esta planta, tenía licencia para besarla. Así que fíjese bien, a ver si usted debajo del adorno del muérdago la sorprende a su suegra. No sería una Navidad del todo halagüeña. O a lo mejor sí.

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