Lo que el libro del Perito Moreno resuelve

El Perito Moreno, con su obra, se convierte en el autor faro de la “imponente siempre” realidad patagónica.

Imagen ilustrativa / Gentileza
Imagen ilustrativa / Gentileza

Hace 169 años que nació en Buenos aires Francisco Pascasio Moreno y 142 años que se publicó el Viaje a la Patagonia Austral, pero se mantiene tan terso como si el tiempo no pasara por él, dispuesto a revelar nuevos tesoros escondidos a cada lectura.

¿En que reside su atractivo, que dividió la literatura patagónica en un antes y un después?

¿Es su autor algo más que un epígono de Darwin o Humboldt?

¿Tiene una voz propia?

La crítica no supo cómo reaccionar en un principio.

Algunos acuerdan con las crudas observaciones de Moreno, otros lo hacen solamente a medias o con reticencias, mientras que un tercer grupo plantea diferencias.

De ese libro, por ejemplo, se dijo: Que es un diario admirable por definir lo específico y distintivo de la Patagonia, y un detalle sobre los usos y costumbres y vida diaria de los nativos. A Aristóbulo del Valle debemos la asociación que hace con “Un libro de Homero o un mármol de Fidias, que bastaron para salvar a Grecia del olvido…”.

Y, lo que no es poca cosa, ha movido a buena parte de sus lectores, a buscar más información acerca de los, sin duda, controvertido temas que trata.  Pero, por supuesto, no solamente recibió elogios.  Hubo ladridos y objeciones. La acusación de que la negación de las tradiciones bíblicas impregnaba la obra, no se hizo esperar por algún fraile católico. También, sobre su estilo: el trabajo del autor es verosímil, pero sin la genialidad literaria de otros. Los envidiosos exageran sus defectos. 

Ahora concretamente ¿de qué habla el Viaje a la Patagonia Austral?  Más allá del comentario investigativo en asuntos de geología, fauna y clima, son ciertas ideas de Moreno las que conmocionaron a buena parte de la sociedad.

A modo de resumen, podemos decir que contrapone su admiración por la Patagonia contra cierta intelectualidad porteña que la denigraba con una “frase consagrada”: ¿Para qué sirven aquellas tierras?

Del mismo modo, reprobó a los que “creen vulgarmente que para la población de la Patagonia es necesario la extinción del indio”.

Con sensatez formula: “… donde el trabajo y la escuela reinan, la cárcel se sierra”.

Y, por supuesto, sostiene que su ideal es, “agregar conocimientos a la geografía de la patria”; su visión, “conciliar las ideas de Cristo con las de la ciencia”; y satisfacción, “haber cumplido”.

Estas son, entre otras, las premisas que sustentan su diario de viaje. 

Hay “otro viaje” que integra el libro, que como si se tratara Moreno de un experimentado director de cine moderno dejó como última escena, el relato de ascensión del río Santa Cruz, que revela toda la gama de emociones humanas.

Literalmente recrea en la composición acción, y la intensidad dramática de esa aventura.Y podemos comprender de inmediato lo que allí sucede.  

Moreno, con esta obra se convierte en el autor faro de la “imponente siempre” realidad patagónica; en ella el lector encontrará una voz narrativa y el poeta con la lucidez del ensayista.

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