Lo financiero está entre nosotros

Pagar con la misma moneda significa comportarse con un persona, un grupo o una institución del mismo modo en que ellos lo hicieron antes.

Imagen ilustrativa / Archivo
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En el habla de cada día, se entremezclan acciones que dan cuenta de cómo los distintos aspectos de la vida se relacionan entre sí. Es entonces cuando utilizamos palabras de un ámbito para referirnos a hechos que parecen no tener nada que ver con la aplicación original del vocablo. Hoy voy a reflexionar acerca de cómo términos que nacieron para ser usados en lo comercial pueden ser aplicados a otras conductas: ‘gastar’, ‘valer’, ‘pagar’ y ‘vender’ me van a servir para ilustrar lo dicho.

‘Gastar’ tiene varias acepciones; la primera es la de “emplear el dinero en algo”, como en Cobró ayer y ya se gastó gran parte de su sueldo. En relación con este uso, aparece la segunda acepción: “Consumir una cosa que cuesta trabajo, que se pierde o se agota al consumirla”: Gasté mucho papel en imprimir ese trabajo. Otra acepción se relaciona con el deterioro de algo por el uso o la erosión: Vino con un pantalón gastado. En relación con la energía o el combustible, ‘gastar’ es “consumirlos”: He gastado mucha electricidad al quedarme de noche estudiando. Pero usado coloquialmente, ‘gastar a alguien’ es burlarse de él, poniendo de relieve alguna característica negativa o ridícula: Cuando apareció con el cabello tan corto, todos lo gastaron. También coloquialmente ‘gastarse’ significa “poner mucho esmero en una actividad”: Se gastó en escribir una por una las cartas para los invitados.

Hay frases acuñadas con este verbo: ‘gastar pólvora en chimangos’ se usa para indicar que se están usando los esfuerzos para algo que no vale la pena. La expresión viene del ámbito de la caza pues el chimango es un ave que, al ser asada, se reduce mucho; entonces, no vale la pena apresarla ni desperdiciar proyectiles ni tiempo en hacerlo.

Otra frase armada con este verbo es ‘gastar saliva’:  familiarmente, indica que no hay que perder el tiempo en hablar en vano: Que no gaste saliva porque no la va a escuchar.

En épocas en que el dinero y los bienes materiales mueven el mundo, ‘valer’ es otro verbo que, salido de aquella esfera, se usa para diversas expresiones. Uno de sus primeros valores es el de “producir ganancia o interés; en números y cuentas, sumar e importar”. Derivado de este significado es el uso de ‘hacer valer’, empleado para indicar que deben ser reconocidas las cualidades de una cosa o persona: Deben apreciar tu trabajo, hacete valer.

Vemos ese sentido primero de “importar” en ‘valió la pena’, que indica que algo tiene cualidades muy apreciables para su realización o adquisición: Vale la pena asistir a ese concierto porque es un pianista fuera de serie. Y si algo ‘vale su peso en oro’ significa que vale muchísimo: En estas circunstancias, esa persona vale su peso en oro.

En cuanto a ‘pagar’, su etimología nos indica su origen latino “pacare”, con la traducción de “apaciguar, calmar, satisfacer”; a partir de esos valores originales, nos explicamos hoy sus diversas aplicaciones: la primera es la de “dar a otro, o satisfacer, lo que le debe”, como en Finalmente, pudo pagar ese exagerado monto adeudado. Ligado a ese sentido de satisfacción, se da la acepción “satisfacer el delito, falta o yerro por medio de la pena correspondiente”: Pagó con varios años de cárcel su grave estafa. Un valor positivo tiene la acepción “corresponder al afecto, cariño u otro beneficio”: Le he pagado con creces toda la confianza que depositó en mí. En cambio, un valor negativo es el de “ufanarse de algo, hacer estimación de ello”: Resulta insoportable porque es siempre muy pagado de sí mismo.

Encontramos varias expresiones con este verbo: ‘pagar con la misma moneda’ significa comportarse con una persona, un grupo o una institución del mismo modo en que ellos lo hicieron antes. Así, Para que se sintiera arrepentido, le pagué con la misma moneda.

Otra locución es ‘pagar justos por pecadores’ con la cual se quiere indicar que alguien inocente sufre, de modo injusto, las consecuencias de una acción que no realizó: Una vez más, terminamos pagando justos por pecadores en este problema de la deuda.

En cambio, ‘pagar los platos rotos’ (también, ‘pagar el pato’) es una locución que indica que alguien queda como responsable de una falta: Esta gestión está pagando los platos rotos de lo hecho.

Expresiones coloquiales son también ‘quedarse pagando’ y ‘me las pagarás’: con la primera se quiere señalar que una persona pasa a estar en una situación desfavorable o incómoda, por no concretarse un plan o un acuerdo; por ejemplo, Quiero estar seguro antes de aceptar, no vaya a quedarme pagando. En cuanto a ‘me las pagarás’, es una amenaza que se lanza a quien haya cometido un error o un perjuicio contra otro: Ya me las va a pagar con semejante daño que nos hizo.

Finalmente, vemos cómo también ‘vender’ puede tener un sentido totalmente material, según se aprecia en las primeras acepciones: “Traspasar a alguien una propiedad por un precio”; exponer al público mercancías para la compra". Pero a estas acepciones materiales se le unen las que dicen “sacrificar al interés algo que no tiene valor material” y “traicionar”, como en Vendió su buen nombre y Ella fue quien lo vendió ante el juez.

Precisamente, en relación con esa idea de traición se da la frase ‘vender un buzón’, que se usa para mostrar el engaño a una persona, al hacerle creer como verdadero algo que es mentira: En ese lugar, hay que cuidarse porque te venden un buzón con productos ya vencidos. También, de carácter negativo es la expresión coloquial ‘venderle el alma al diablo’ que da a entender que, para obtener un beneficio, se actúa en contra de los propios principios.

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