La paradoja de la máquina de crear pobreza

La única opción real que tiene el gobierno es trabajar en un plan económico que controle la inflación y promueva empleo formal.

Imagen ilustrativa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Imagen ilustrativa. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

La Argentina sorprende y espanta por la cantidad de ciudadanos que se encuentran en situación de pobreza. Un país, que alguna vez fue llamado “el granero del mundo”, hoy tiene a uno de cada diez argentinos viviendo bajo la línea de la indigencia. Lo paradójico es que el mes que viene tendremos más pobres aún, no importa en que mes del 2021 leas esto y posiblemente pase lo mismo en el 2022. Lo que es más alarmante todavía, es que si tuviéramos la suerte de que la economía comenzara a recuperarse no necesariamente significaría que la cantidad de pobres vaya a disminuir.

Múltiples interrogantes me surgen al conocer el nivel de pobreza con el que cerró el 2020 ¿Cómo un país con recursos naturales, educación y sin conflictos íntegros graves llegó a tener el 42% de la población bajo la línea de pobreza? Nos quedan 3 preguntas claves que debemos hacer: ¿Cómo llegamos a tener una inflación mensual de 4,8% en medio de una pandemia? ¿Lo que está haciendo hoy el gobierno, es útil o sólo genera más pobres? ¿Qué futuro nos espera?.

Argentina está tocando fondo, ha llegado a una instancia de decadencia por una cantidad de problemas económicos que como sociedad no se supo resolver en varias décadas, debilitando instituciones, moneda, reputación, su estructura social y su matriz económica. Como consecuencia, se han arrojado sucesivas capas sociales a una pobreza estructural, con pocas posibilidades de obtener empleos de calidad, atrapadas en un entorno de malos trabajos y escasa educación, lo que conduce a esas futuras generaciones a repetir este círculo vicioso, donde no se vislumbra posibilidad de progreso, ni una vida digna.

La pandemia, con su parate económico ha sido un acelerador de una situación estructural sumamente deteriorada. El impacto de una caída aproximada del 9.9% del PBI durante el 2020, debido a una cuarentena demasiado extensa, afectó sobre el empleo y la actividad económica. Este derrumbe de la oferta de trabajo, sumado a una persistente inflación, incidió directamente sobre la capacidad de compra real de las familias, incrementando el número de pobres.

Vuelvo al interrogante, ¿Lo que está haciendo hoy el gobierno, sirve para reducir este índice? El gobierno está en una situación que es una paradoja. Debe literalmente alimentar una gran cantidad de argentinos mediante planes sociales, pero la única manera real que tiene hoy de continuar sosteniéndolos  es imprimiendo dinero o distorsionando la economía mediante más impuestos.  Esta impresión de billetes que genera más inflación, provocando un efecto monetario o multicausal es una conversación a esta altura estéril.

Sin dudas generará más pobres que deberán ser alimentados nuevamente por el Estado, mediante acciones que afectan a la economía, y así Argentina sigue atrapada en un laberinto sin salida aparente.

La estructura de pagos que genera el gobierno con la Tarjeta Alimentar convalida precios minoristas, dándole una base a la inflación difícil de bajar del 4%. ¿El gobierno hace algo real para reducir la inflación? Poco o nada puede actuar en un contexto de pandemia, sin acuerdo con el FMI y con poder político languideciente.

El gobierno de Alberto Fernández busca controlar la inflación mediante precios máximos en diferentes productos básicos, esta política ya fue probada durante el ciclo anterior kirchnerista, sin lograr resultados efectivos. Como las empresas proveedoras de productos básicos, muchas de ellas multinacionales, se volvieron expertas en operar con restricciones y controles de precios, el gobierno nacional busca duplicar la apuesta a través de la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español (Moreno 2.0) intimando a las empresas de comercio e industria a producir a su máxima capacidad mediante la Ley de Abastecimiento. Esto representa un nuevo experimento económico que contradice a las leyes de la economía.

¿Qué futuro nos espera? Nos encontramos hoy sumergidos en una economía cerrada, poco competitiva, con una inflación galopante (ahora sí con razones multicausales, entre emisión y expectativas). Y el discurso anti-mercado del gobierno no ayuda. La falta de un plan económico para buscar ordenar no sólo la deuda con el FMI, sino cómo pensamos crecer nuevamente y generar empleo genuino. Cuando se compara el índice de la deuda sobre PBI, Argentina no presenta un nivel necesariamente explosivo, sin embargo no tiene ninguna buena señal para mostrarle al sector que decida invertir, promover empleo real y mover la economía.

Las acciones de incrementar políticas de control de precios e intimar a las empresas continúan forjando distorsiones y empeorando la situación económica. Las medidas para contener la emergencia sanitaria sólo afectarán aún más a la economía, erosionándolas, incrementando la cantidad de pobreza a medida que disminuyen los empleos formales.

Para buscar disminuir el nivel de indigencia, podemos caer en la falsa dicotomía de invertir recursos facilitando planes sociales versus invertir en producir empleo genuino. La realidad es que la única manera de combatir la pobreza estructural es con una generación de empleos formales de manera continua. El crecimiento de China se ha basado en la generación de trabajo formal para abastecer a un mercado nacional e internacional.

Que el gobierno nacional diga a través del Ministro de Desarrollo Social que los pobres son originados por la inflación en precios, sin pensar qué produce realmente, aterra y da tristeza por el diagnóstico liviano e ideológico. Ante todas estas señales, sólo nos queda esperar lamentablemente más pobres en los meses próximos, a medida que la inflación reduce el ingreso familiar.

La única opción real que tiene el gobierno para cambiar esta tendencia estructural es trabajar en un plan económico que controle la inflación y promueva empleo formal. Sino en unos 10 años extrañaremos cuando sólo teníamos el 42% de los argentinos en la pobreza.

*La autora de la nota es Senadora Nacional por Mendoza (UCR Juntos por el Cambio)

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