La crisis de Chile y la región

La crisis evidenciada por la elección de constituyentes chilena que afectó a los partidos tradicionales y expresó un voto de protesta contundente, es una referencia para el conjunto de América Latina.

Imagen ilustrativa / Archivo
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La elección de constituyentes de Chile, que coincidió con los comicios a gobernadores, alcaldes y concejales, implica el derrumbe de las fuerzas políticas que durante las últimas 3 décadas gobernaron el país.

La izquierda fue la ideología triunfante, pero dividida en media docena de organizaciones políticas distintas. “Apruebo Dignidad” fue una lista integrada por diversas fuerzas, una de las cuales fue el Partido Comunista, importante por su rol en la organización de la campaña. Daniel Jadue, precandidato a presidente de dicha fuerza, fue reelecto alcalde de Recoleta, suburbio de Santiago de Chile, con el 63% de los votos. Por la cantidad de constituyentes obtenidos dentro de esta lista, el primer partido fue Revolución Democrática con 9, seguido de los comunistas con 7, Convergencia Social con 6, Federación Regionalista Verde Social con 4, e Igualdad y Comunes, con uno cada uno. Los 10 pueblos originarios chilenos tendrán 17 constituyentes, cuyo número estaba predeterminado. Los 48 restantes son independientes, que no superan las dos bancas. Aparecen representantes de izquierda, pero también “outsiders” anti-política. No está claro si los 17 constituyentes que corresponden a las 10 etnias reconocidas en el país tendrán cohesión para actuar en conjunto. La más importante de estas, la mapuche, con 700.000 habitantes, obtuvo 7 constituyentes. Cabe señalar que sectores radicalizados de la etnia mapuche han participado en hechos de resistencia violenta en el sur del país. En el otro extremo, los Rapa Nui de la Isla de Pascua, que tienen la menor población y sólo un constituyente.

La baja participación muestra que la crisis del sistema político es fuerte en la sociedad. En octubre de 2020, el referéndum sobre la reforma de la constitución fue aprobado con el 78,2% de los votos. Votaron 7.562.000. Ahora, en la elección de constituyentes, la concurrencia a votar disminuyó, ya que lo hicieron sólo 6.180.000, por debajo de la mitad de los habilitados para votar y 1.382.000 personas menos que el año pasado. Esto ha preocupado no solamente a las fuerzas políticas tradicionales, sino también a las expresiones radicalizadas surgidas de la protesta callejera, que esperaban beneficiarse de una mayor concurrencia. Ahora el presidente Sebastián Piñera, deberá poner en marcha la convención constituyente, la que tendría que sesionar por primera vez a más tardar la segunda quincena de julio. Entonces debe elegir un presidente y un vicepresidente por mayoría absoluta de sus integrantes. Luego el órgano constituyente tendrá un plazo de 9 meses para presentar el nuevo texto constitucional, con posibilidad de ampliarse por única vez por 3 más. Una vez aprobado el nuevo texto, se realizará un plebiscito nacional con voto obligatorio para que se apruebe o rechace. Pero en medio de ello tendrá lugar la elección presidencial chilena, cuya primera vuelta será el 21 de noviembre y la segunda el 19 de diciembre.

La crisis evidenciada por la elección de constituyentes chilena que afectó a los partidos tradicionales y expresó un voto de protesta contundente, es una referencia para el conjunto de América Latina. Chile fue el modelo de gobernanza política y estabilidad económica en la región para la visión del mundo occidental desarrollado en la última década del siglo XX y la primera del XXI. Las protestas violentas que emergieron en forma sorprendente para inversores internacionales -como lo demuestra la caída de la Bolsa de más de 9%- y la dirigencia local, mostraron el cuestionami ento social que subyacía. Cabe señalar que la segunda década del siglo XXI, Perú pasó a ser el modelo de crecimiento y estabilidad económica, que demostró tener capacidad de superar las crisis políticas que tuvieron lugar simultáneamente. Cuatro presidentes consecutivos durante el último mandato lo ponen en evidencia. Pero ahora, la segunda vuelta presidencial que tendrá lugar el 6 de junio, entre un candidato populista de origen marxista (Pedro Castillo) y Keiko Fujimori, la hija del presidente autoritario de los años noventa, evidencian las crisis de los partidos peruanos y el descreimiento de ellos. La crisis colombiana que ha estallado en el mes de mayo parece tener algunas similitudes con la chilena. El país ha tenido estabilidad económica en lo que va del siglo XXI. En 2019 comenzaron protestas violentas motivadas por reclamos socioeconómicos que derivaron a cuestionamientos a la violencia usada en la represión y la pandemia. Ahora un aumento impositivo las generó nuevamente, pero con más muertos, heridos y detenidos. Colombia tiene la elección presidencial el 29 de mayo de 2022. Se plantea una situación incierta, en la que hoy Gustavo Petro, un candidato populista, aparece como el más votado, en un contexto donde ya casi no quedan vestigios del bipartidismo liberal-conservador que dominó la política del país durante la segunda mitad del siglo XX.

Chile es así una alerta sobre la crisis política que en mayor o menor medida afecta a la política regional.

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