Impuesto automotor y otras yerbas

Cobrar cada año el 3% de un bien de uso no es nada más que parte de la alevosa carga tributaria que agobia a los contribuyentes. Es la alícuota lo que debe reducirse drásticamente a no más del 1%.

Imagen ilustrativo / Archivo.
Imagen ilustrativo / Archivo.

El enredo sobre el desmesurado aumento que se pretendía aplicar al impuesto a los automotores, parece tener un final razonable, resultado de la reacción de los contribuyentes y los legisladores de la oposición.

Pero a pesar de ello conviene efectuar algunas consideraciones sobre éste y otros asuntos referidos a los automotores.

El actual impuesto es un gravamen patrimonial que deben pagar los propietarios.

Pero no siempre fue un impuesto al patrimonio. Antiguamente fue un derecho cobrado para usar las calles y caminos, que se denominaba patente.

Los que ya tenemos muchos años recordamos que lo pagaban los sulkys, carros, bicicletas.

Creo que era municipal y se entregaba una pequeña chapa donde constaba grabado el año que se había pagado.

Obviamente era un cargo muy bajo que todos podían pagar.

En varias bodegas donde se conservan los antiguos carros,  puede verse que estas pequeñas chapas  se iban clavando en la parte delantera de los mismos.

Volvamos ahora a la actualidad, se ha dicho que el problema se ha presentado  por las valuaciones de los automotores que hace el Registro de la Propiedad.

El gobierno, y no pocos comentaristas, han dicho que la alícuota no se modificó, cómo si eso fuese un mérito del gobierno.

Y es justamente en la alícuota donde está el núcleo del problema. Esa alícuota es del 3% sobre el valor del automotor, y es un disparate, no la valuación del vehículo, aunque en algunos casos pueda serlo.

Cobrar cada año el 3% de un bien de uso no es nada más que parte de la alevosa carga tributaria que agobia a los contribuyentes.

Es la alícuota lo que debe reducirse  drásticamente a no más del 1%.

Debe recordarse que, además, no pocos propietarios de automotores tributan el impuesto a los bienes personales, otro porcentaje de más del 1% sobre el valor anterior.

Pero cabe agregar otro dato relacionado al mismo tema. El gobierno de la provincia ha adherido a la ley nacional de Revisión Técnica Obligatoria (RTO)  de los automotores de más de tres años de antigüedad. Obligación que habrá que cumplir a partir del próximo mes, conforme a un calendario que ya se ha publicado.

La RTO es uno de los tantos “negocios” creados desde el Estado, para beneficio de quienes están autorizados para hacer la Revisión.

Si alguien piensa que esta “creación” del legislador va a mejorar las condiciones de parque automotor, el tiempo demostrará que es una ilusión, simplemente es otro impuesto que deberemos pagar.

Si se pretende que los automotores estén en buenas condiciones técnicas para circular era más sencillo y, posiblemente, menos oneroso, haciéndolo a través de las compañías de seguro, siendo obligatorio el seguro para poder circular. Pocos más interesado en que haya menos accidentes que quienes tienen  que pagarlos.

Finalmente una curiosidad que nos deja perplejos. El gobernador hizo una reunión con los Intendentes para acordar la rebaja del impuesto y estos coincidieron en “resignar” recursos.

Razonamiento absurdo y falso, dado que el gobierno no crea recursos, se lo quita a los contribuyentes. Son estos los que resignan (resignadamente) ingresos pagando la descomunal carga impositiva nacional, provincial y municipal.

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