Godoy Cruz, una ciudad de emprendedores

Godoy Cruz como iniciativa vecinal se fundamenta en diferentes hitos. Uno de estos fue la inmigración masiva de fines del siglo XIX y principios del XX.

Municipalidad de Godoy Cruz / Foto: Los Andes
Municipalidad de Godoy Cruz / Foto: Los Andes

El 11 de mayo de 1855 se creó administrativamente la Villa San Vicente, primer nombre de la ciudad de Godoy Cruz.

El primitivo barrio surgió como un territorio de paso entre la capital y el sur de la provincia.

Fue creciendo en la periferia.

La riqueza de su suelo fue su población, su comunidad asentada alrededor del oratorio dedicado a San Vicente Ferrer y su cercanía con cauces de agua y con la capital de la provincia.

Asimismo sus alcaldes de barrio, subdelegados o intendentes estaban siempre atentos a la mirada y control de la élite dirigente mendocina.

Esto evitó conformar un poder hegemónico local (político, militar o religioso) como sucedió en otras poblaciones alejadas o situadas en límites fronterizos.

El vecino fue protagonista desde el inicio de su evolución.

El incipiente barrio colonial sanvicentino tuvo una “fundación natural”. Se enmarcaba en lo que se denomina una “fundación espontánea” tal como lo define José Luis Romero (1970) en su estudio sobre ciudades.

Esa iniciativa vecinal se fundamenta en diferentes hitos. Uno de estos fue la inmigración masiva de fines del siglo XIX y principios del XX.

El impacto del proyecto agro-exportador de la generación de 1880 implicó, entre otros aspectos, la instalación de tecnología (ferrocarriles) y la necesidad de mano de obra (inmigrantes). Godoy Cruz, al igual que las principales ciudades del país, se vio afectada por este proceso.

Nuestro territorio inició un cambio en su fisonomía urbana, en primer lugar con la inauguración de la estación San Vicente en 1884 (hoy Espacio Verde Luis Menotti Pescarmona) y la estación Gobernador Benegas en 1912.

Esto se proyectó en una mayor conexión e intercambio comercial con la zona pampeana y los puertos argentinos y la llegada de pobladores de diferentes nacionalidades.

A la Villa de San Vicente arribaron, en mayor número, italianos y españoles. También se instalaron franceses, alemanes, libaneses, sirios, ucranianos. La fuerte corriente inmigratoria de fines de siglo XIX se prolongó hasta mediados del XX.

Esto fue un cambio significativo para la comunidad. Los nuevos habitantes construyeron industrias, abrieron comercios e incorporaron nuevos oficios.

La industria vitivinícola tuvo importantes representantes en Godoy Cruz. La fisonomía urbana se transformó con la instalación de bodegas que se convirtieron en prósperas empresas como Tomba, Arizu, Escorihuela, Filippini, Cremaschi, Calise, Tonelli, entre otras.

Unida a dicha industria se instalaron nuevos oficios. Uno de los más típicos fue el de los toneleros, los primeros en asentarse fueron los Flitt, Bekerman y Soifer. Luego desarrollaron la industria maderera y, además, fueron el origen de la comunidad israelita del departamento.

Ya entrado el siglo XX se instalaron otros rubros como la Cervecería Andes (fundada por los Bemberg, los creadores de la cervecería Quilmes en Buenos Aires) y la industria metalúrgica Pescarmona.

En los alrededores de estas empresas se desarrolló una suerte de pueblos industriales conformados por sus empleados y obreros. Citamos un ejemplo urbano como el eje troncal de avenida San Martín (entre calles Barraquero y Rivadavia) donde existe, aún hoy, vestigios de bodegas (Arizu y Tomba), comercios (Bauzá) y de casas antiguas que pertenecieron a sus dueños o empleados.

Paralelamente constituyeron clubes y asociaciones con activa participación de obreros, vecinos y empleados con la finalidad de nuclearse desde un punto de vista social y cultural.

Entre los ejemplos podemos encontrar el popular Club Godoy Cruz Antonio Tomba (unión del club de barrio Godoy Cruz con el de la bodega Tomba), la Sociedad Italiana Cristoforo Colombo (impulsada por inmigrantes vinculados con el gobierno italiano), Andes Talleres Sport Club (unión del club de la Cervecería Andes con el de los talleres del ferrocarril), Hospital español (impulsado por Miguel Escorihuela y Balbino Arizu para sus connacionales).

Además la prosperidad económica benefició a la comunidad con obras como la donación de terrenos por Olaya Pescara de Tomba para la instalación del colegio Compañía de María; el aporte de Balbino Arizu y la señora Tomba para la construcción de la actual iglesia San Vicente, la creación del Hospital El Carmen con la colaboración de Antonio Tomba, Mercedes Maure y Olaya Pescara o la donación de terrenos por Escorihuela para la construcción del actual Hospital Español.

En síntesis, el impacto inmigratorio aportó a Godoy Cruz un aspecto central de su configuración participativa y emprendedora.

Ésta si bien comenzó a delinearse en su etapa fundante a fines del siglo XVIII, se consolidó con el aporte inmigratorio a partir de la apertura a la diversidad (lengua, cultura y religión), el protagonismo comunitario (asociaciones y clubes), la iniciativa privada (creación de industrias, oficios y comercios), el perfil urbano (terrenos cultivados o desocupados se transformaron en barrios, clubes, comercios o industrias) y una tradición de esfuerzo y trabajo afianzada por vecinos que aportaron a su comunidad y se comprometieron con su desarrollo.

*La autora es Presidente Junta de Estudios Históricos. Filial Godoy Cruz

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