Estudiar el camino antes de emprender viaje

De este cortocircuito político entre oficialismo y oposición por el debate presupuestario salen perjudicados los mendocinos en general. En Mendoza, donde la calidad institucional ha sido superior a la media nacional, urge que la dirigencia se ponga a la altura de las circunstancias.

Imagen ilustrativa / Archivo
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Nada nuevo en la política mendocina. El reciente choque del oficialismo con los legisladores del Frente de Todos por los alcances del proyecto de presupuesto del Ejecutivo para el año próximo, repite argumentos planteados por el principal sector de la oposición desde el mismo día de la asunción de Rodolfo Suárez.

El endeudamiento provincial en tiempos de Alfredo Cornejo es la obsesión del kirchnerismo y lograr que de algún modo el gobernador Suárez reconozca esa supuesta herencia y se despegue de su antecesor, una ilusión cada vez más lejana. Eso explica, en parte, la postura de dejar entreabierta a una aprobación que luego no se produce. Y el encontronazo tiene lógica; no puede el Gobierno aceptar una reducción de lo que pide para refinanciar deuda y para endeudarse en dólares con el objetivo de costear obras. Y a su vez ver condicionado ese recorte a una baja en impuestos vitales para la recaudación de la Provincia.

De acuerdo a la mirada del oficialismo, la postura opositora frustró un mes y medio de conversaciones, según explicó Mario Abed. No piensan lo mismo en el PJ, donde directamente culpan al gobierno de Suárez de no tener interlocutores capaces de “militar” los proyectos entre los representantes de la oposición. En el radicalismo consideran que ese argumento no es válido. “Cuando gobernaba Alfredo (Cornejo) decían que era muy duro y que ese era el motivo para resistirse. Ahora, en cambio, dicen que Rody (Suárez) no tiene quién le mueva los expedientes…”, la expresión de fastidio de un legislador radical.

El juego ahora está en el Senado. El oficialismo debería ensayar negociaciones para insistir con lo que el peronismo le negó el martes, pero para eso es indispensable que baje el nivel de confrontación. Las cosas no quedaron bien luego de la sesión de Diputados. Hubo agresiones verbales cruzadas, por los medios y por las redes, muy desacomodadas y no habituales en una dirigencia mendocina que suele sobresalir por el respeto hacia el otro. El calificativo que usó Anabel Fernández Sagasti para referirse al Gobernador no corresponde a un jefe partidario.

El vicegobernador Abed, titular de la Cámara de Senadores, deberá pilotear la negociación con el justicialismo para que en el recinto se pueda intentar consensuar lo que fracasó entre los diputados. Mientras tanto el juninense esperaba que durante el fin de semana “bajara la espuma”. El mismo cayó en las expresiones de enojo. Aguardará, obviamente, instrucciones desde el Poder Ejecutivo. Se hará lo que pida Suárez.

Si la intención es insistir este martes, la discusión en el recinto no llegará con el despacho previo de las comisiones y para poder incluir el paquete presupuestario harán falta los dos tercios del cuerpo, con lo cual todo dependerá del justicialismo. Ese obstáculo lo evitaría el oficialismo postergando por lo menos una semana más el tratamiento, aunque el acuerdo para endeudamiento siempre requiere de los dos tercios de los votos. La negociación es clave. Una tercera posibilidad es que el Ejecutivo decida resignar lo que no apoyó el PJ y dar sanción final sin más demoras en acuerdo con los demás bloques.

En el kirchnerismo culpan de lo sucedido al Ejecutivo y a los diputados de Cambia Mendoza. Dicen que, contrariamente a lo que suponen en el oficialismo, es la primera vez en un par de años (hay que remontarse a tiempos de Cornejo) que en el PJ existía voluntad de negociación. Y le atribuyen al suarismo la culpa por el cruce de acusaciones: por el malestar que les generó la conferencia de prensa previa a la sesión. En ese encuentro con los periodistas el diputado Gómez y el senador Ilardo, los dos jefes de bloque, anticiparon que autorizarían montos para obras mucho menores a los solicitados en el proyecto de Presupuesto.

Con respecto a Anabel Fernández Sagasti, entienden en el kirchnerismo que la tensión legislativa de algún modo la puso en escena como nueva titular del partido, aunque la intención de la senadora nacional no pasaba por involucrarse en esta discusión. Pero que se habría expresado en respuesta a críticas puntuales que le hicieron ministros de Suárez en medio de la impotencia por lo sucedido en la Legislatura.

Es probable que sí haya faltado pericia entre los encargados de la negociación legislativa con la oposición. Presupuesto, Avalúo Fiscal e Impositiva son proyectos que ingresaron a la Legislatura en tiempo y forma y queda aún un espacio razonable hasta fines de diciembre para buscar consenso. Desde ese punto de vista, podría haber un replanteo estratégico por lo menos en cuanto a tiempo.

Pero también es sensata la postura del ministro de Hacienda, Lisandro Nieri, ya que el recorte que pretende aplicar el PJ mendocino choca con la intención del gobierno nacional de impulsar obras. Y la baja pretendida en impuestos, como el de los automotores y el inmobiliario, también va a contramano de lo que se maneja en la Nación; está claro que produciría una baja recaudatoria considerable a la Provincia en tiempos de crisis económica severa.

Casi en forma simultánea con la discusión legislativa, en el Concejo Deliberante de Maipú la oposición radical al oficialismo del intendente Stevanato votó a favor el contenido de la pauta presupuestaria departamental para el próximo año y lo hizo saber a viva voz, como era lógico suponer. El arraigado peronismo maipucino aclaró, no obstante, que dicho acuerdo se debió supuestamente a la “vocación dialoguista” del jefe departamental en contraposición con el estilo de gestión de Suárez.

Todo esto demuestra que se ha instalado en el ámbito de la política mendocina la discusión sobre la manera de gestionar que posee el actual jefe del Poder Ejecutivo. Como si lo suyo se limitase a “revolear” proyectos al ámbito legislativo y los dejara a consideración de la buena voluntad de los ocupantes de las bancas. Probablemente sea una apreciación errónea o con alguna picardía por parte de la dirigencia del peronismo. Pero sí se puede suponer, según lo sucedido en la Cámara de Diputados, que hubo exceso de confianza en las filas de Cambia Mendoza con respecto a la posición que adoptaría el principal bloque opositor o que faltó una pizca de tolerancia o “rosca” para asegurar, esta vez sí, el consenso que necesitaba el Gobierno en un año tan difícil. En política, tropezar dos veces con la misma piedra habla de algún tipo de deficiencia que se podría haber salvado.

De este cortocircuito político salen perjudicados, en mayor o menor medida, los mendocinos en general. El presupuesto es la herramienta de gobierno anual más importante. Lamentablemente en un país tan inestable en lo político y económico esta legislación muchas veces queda desfasada en cuanto a cálculos y recursos a asignar. Pero en nuestra provincia, donde la calidad institucional siempre ha sido superior a la media nacional en muchos aspectos, urge que la dirigencia se ponga a la altura de las circunstancias. Tenemos una simple muestra al alcance de la mano: las grandes falencias que desnudó en infraestructura en general el fuerte temporal del jueves a la tarde.

Habrá que esperar un punto de equilibrio entre un oficialismo que no impone como corresponde los proyectos del Ejecutivo y una oposición justicialista sin muchos antecedentes y argumentos para poner obstáculos.

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