Espumante, democracia y feminismo

Dentro de la corriente general del feminismo, algunas líneas radicales proponen incluir a las reinas de la Vendimia dentro de esa categoría de costumbres a abolir.

Imagen ilustrativa / Foto: Ignacio Blanco
Imagen ilustrativa / Foto: Ignacio Blanco

El Departamento de Guaymallén se ha convertido en un campo de batalla cultural, entre dos corrientes muy vigorosas: el feminismo y Vendimia. El feminismo es una corriente trasnacional, que condena la cosificación de la mujer, su reducción al mero objeto y su subordinación al poder masculino. El feminismo impulsa la abolición de los concursos de belleza, como forma de reivindicar a la mujer más allá de su mero aspecto físico y su subordinación a los cánones de la moda.

Dentro de la corriente general del feminismo, algunas líneas radicales proponen incluir a las reinas de la Vendimia dentro de esa categoría de costumbres a abolir.

Por otro lado, está Vendimia. Vendimia es el concepto que se utiliza en Mendoza para referirse a la Fiesta Nacional de la Vendimia, festividad antropológica con casi 80 años de tradición. Se trata del emblema cultural mendocino por excelencia. Por eso se dice que Buenos Aires creó el tango y Mendoza, Vendimia.

Pues bien, dentro de Vendimia, las reinas han tenido un papel relevante como punto de condensación de la representatividad de los departamentos. Claramente, no son objetos de decoración como las reinas de belleza: en Vendimia, la mujer asume el papel de embajadora de tu territorio; recorre las radios y los medios de comunicación para visibilizar su departamento; asume un papel plenamente legitimado por su comunidad. Además, la posibilidad de asumir este papel ha llevado a muchas mujeres a capacitarse en temas de cultura del vino, identidad, historia y geografía de su departamento, atractivos turísticos, recursos naturales, saberes y sabores. Toda una escuela de formación ha surgido en las diversas comunas, para capacitar a las jovencitas que aspiran a asumir un papel de representación.

Por otra parte, en estas fiestas, la reina aporta una nota de brillo, belleza y amor por su territorio. Resulta inspiradora para muchas personas, y genera un estimulante mundo de fantasía para niños, adultos y ancianos. Es parte de una tradición secular.

En otros países, las mujeres están excluidas de estas celebraciones y se sienten frustradas por ello. No me refiero únicamente a países del fundamentalismo islámico, sino también de Europa. En la ciudad de Colonia, la más avanzada, diversa y gay-frendly de Alemania, en las celebraciones del Carnaval, el lugar central está reservado exclusivamente a los varones, que presiden el desfile alegórico como príncipes y señores. No hay lugar allí para ninguna mujer que pueda ocupar el lugar central, como sí ocurre con Vendimia en Mendoza.

¿Qué puede pasar en Guaymallén? Es interesante observar este fenómeno, porque sirve para abrir un rico debate sobre el papel de la mujer en la sociedad, las distintas ramas del feminismo, y las tradiciones de Vendimia.

Este debate tiene todavía mayor relevancia por darse justamente en Guaymallén, el departamento donde nació el espumante de Argentina. Ambos temas están muy conectados, y conviene abordarlos desde distintos ángulos. Es muy positivo que Guaymallén pueda liderar estos espacios de análisis, debate y reflexión.

Espumante, Democracia y Feminismo. Son tres elementos profundamente hilvanados. Recordemos que, en 1905, cuando los radicales liderados por José Néstor Lencinas realizaron la Revolución para exigir elecciones libres en la Argentina, al tomar el gobierno de Mendoza, brindaron con espumante, presumiblemente elaborado en la Bodega Santa Ana, de Guaymallén. Posteriormente, ese mismo movimiento político instaló las reivindicaciones feministas en la década de 1920, e impulsó el sufragio femenino; logró instalarlo en San Juan (reforma constitucional de 1927), pero no en Mendoza debido a la intervención federal de 1928. Pero en Mendoza, nadie podrá negar a los lencinistas la gloria de haber liderado estas propuestas políticas en esos años.

En este contexto, la actual administración radical de Guaymallén ha retomado estos temas: ha reivindicado la Denominación de Origen “Guaymallén” para el espumante, superando el colonialismo francés que implica llamarlo “champagne”, a la vez que ha abierto del debate sobre el feminismo en torno a Vendimia.

*El autor es de la Universidad de Santiago de Chile.

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