Es hora de reinventarse

En estos tiempos donde es difícil soportar lo insoportable, quizás lo mejor sea cambiar.

Hay que generar mucho esfuerzo para reinventarse en estas condiciones, pero parece ser la manera de sobrellevar el peso que significa el encierro.
Hay que generar mucho esfuerzo para reinventarse en estas condiciones, pero parece ser la manera de sobrellevar el peso que significa el encierro.

Algunos hablan de reinventarse como la alternativa distintiva de esta época de pandemia. Reinventarse es volverse a inventar, o inventar una situación nueva de nuestras vidas encima de las situaciones que veníamos teniendo antes de que atacara el mal.  

En definitiva, hacer una cosa nueva, distinta, que nos permita salir de una mala coyuntura o abra un horizonte nuevo para nuestras vidas.

Uno puede reinventarse en el campo económico. Muchas empresas han cambiado de rubro para soportar la actual crisis, y entonces uno puede ver un restaurante que vende verduras o un kiosco que tiene en la parte de adelante una zapatería. Son muchas las formas que se han creado para paliar el defecto económico.

Hay hoteles que están funcionando como “telos”, aunque no esté permitido, por lo menos para ver a alguien superar la puerta de entrada. Hay ópticas que se han puesto a vender celulares. En fin, hay de todo.

El problema es reinventarse en el campo del ánimo. Después de más de ciento cuarenta días, el ser como uno era, puede ocasionar desánimo, porque no encuentra salida a esta situación. Busca y busca en su forma de ser y no hay nada que lo contenga. Ahí vienen las depresiones y la angustia. ¿Cómo hago para ser otro si soy yo? Pero hay alternativas. Por ejemplo, el transformarse en un lector compulsivo cuando antes tenía los libros sólo para que le adornaran la biblioteca. O también, aprender a cocinar cuando antes ni siquiera pasaba cerca de la cocina. Hay maneras y cada uno deberá encontrar la suya para que no se haga tan insoportable lo que es insoportable.

Me pregunto cómo hace un joven para reinventarse si todavía no había terminado de inventarse. A mitad de camino de su formación como ser humano, lo agarró este parate, y le resulta muy difícil resolver esta situación. Con los que tienen una edad avanzada no parece ser tan difícil, si tenemos en cuenta que a ellos estar en casa no les hace daño, al contrario, los protege. Pero reinventarse para un joven que todavía no ha sido inventado debe de ser altamente diícil.

¿Los solitarios cómo hacen? Porque teniendo a otra persona al lado uno puede intentar cambiar la rutina diaria y hacerlo cómplice al otro de aventuras nuevas dentro del hogar. Pero el solitario sólo se tiene a él y el soliloquio no lo lleva a ningún camino distinto.

Uno puede reinventarse físicamente ya sea a favor o en contra: a favor, haciendo ejercicios que nunca antes había hecho con cierto método y con cierta frecuencia. En contra, comiendo desaforadamente de tal forma que su cuerpo se transforme en un bubón de carne.

Reinventarse sería hacer algo que hasta ahora no había hecho o lo había hecho en dosis minúsculas, y hay que ponerle muchas ganas para tener ganas.

Nos ha entrado la abulia del encierro y nada es bueno cuando está empujado por la abulia. Hay que generar mucho esfuerzo para reinventarse en estas condiciones, pero parece ser la manera de sobrellevar el peso que significa el encierro.

Yo me voy a reinventar, a partir de mañana, por ejemplo... comienzo a escribir para Los Andes.  

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