Erróneo mensaje sobre el conflicto en Medio Oriente

Esta desacomodada postura de la Cancillería se dio justo en momentos en los que investigadores argentinos e israelíes compartían experiencias en el marco de la pandemia de coronavirus.

En el mensaje del Ministerio de Relaciones Exteriores, se alude de inmediato al “uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes”.
En el mensaje del Ministerio de Relaciones Exteriores, se alude de inmediato al “uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes”.

El nuevo conflicto armado que afecta en estos momentos a Oriente Medio dio lugar a otra intervención desafortunada de la Cancillería argentina.

Con innecesaria premura, el ministerio a cargo de Felipe Solá elaboró un comunicado en el que emitió juicio de valor, desatando así el malestar de la diplomacia de Israel, una de las partes involucradas en esta nueva crisis que pone en alerta al mundo entero.

En el mensaje del Ministerio de Relaciones Exteriores, que comienza señalando una atinada preocupación “por el dramático agravamiento de la situación en Israel y Palestina”, se alude de inmediato al “uso desproporcionado de la fuerza por parte de unidades de seguridad israelíes”.

Y si bien en el mismo párrafo alude a “la respuesta a través del lanzamiento de misiles y artefactos incendiarios desde la Franja de Gaza”, en ningún momento hace referencia a que estos ataques fueron llevados a cabo por la organización terrorista Hamas, que fue la que generó el dramático enfrentamiento con su desenfrenado ataque a Jerusalén y Tel Aviv, fundamentalmente.

Y colocó a la Cancillería argentina en una posición de defensa de quienes arrojaron el ataque desde Gaza para apuntalar “protestas por posibles desalojos de familias palestinas de sus hogares” en distintos barrios de aquella conflictiva región.

En primer lugar, resulta sumamente desacomodado poner en un pie de igualdad a un país independiente con una organización terrorista.

Si bien la organización Hamas representa el sentir de una muy alta proporción de personas que anhelan una reivindicación de derechos soberanos en un contexto de conflicto casi permanente, sus principios constitutivos y su proceder están basados en estrategias de erradicación y exterminio por medio del uso de la violencia armada.

Por otra parte, esta desacomodada postura de la Cancillería se dio justo en momentos en los que investigadores argentinos e israelíes compartían experiencias en el marco de la pandemia de coronavirus, conviniendo, además, en la posibilidad de ser, ambos países, socios estratégicos en la producción en la Argentina de una vacuna israelí contra el virus.

Más allá de la sorpresa y el disgusto por la comunicación argentina sobre el conflicto armado, la embajada de Israel en nuestro país abogó por el mantenimiento de las relaciones bilaterales y aclaró que el sorprendente manifiesto de ninguna manera conducía a un distanciamiento de parte del gobierno israelí.

Esta nueva postura errónea y apresurada por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores hace pensar que el desacomodado comunicado pudo haber sido producto de las desinteligencias que en materia de política exterior se manifiestan periódicamente entre los integrantes del gobierno nacional.

Ya hubo varias situaciones de similares características, resaltando la doble y contradictoria postura sobre el régimen de Venezuela que mostraron los representantes de la diplomacia argentina ante las Naciones Unidas y la OEA.

En síntesis, las diferencias internas no deberían repercutir en un gabinete de ministros, con más razón cuando, como ocurre actualmente, varios de los que conducen, como es el caso del canciller Solá, deben soportar que segundas y terceras líneas bajo su mando saquen a relucir posturas radicalizadas que no hacen otra cosa que dejar mal parada la imagen de la Argentina.

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