El viaje de Remedios

Siendo un momento crítico para San Martín, éste decidió separarse de su esposa y la envió junto a Merceditas hacia Buenos Aires. Debido a la peligrosidad del trayecto, Remedios solicitó auxilio a Belgrano, quien accedió de buena gana mandando a sus oficiales.

Casa de San Martín, Museo y Centro de Interpretación
El General San Martín y su esposa doña Remedios de Escalada, habitaron una residencia ubicada en la actual calle Corrientes 343 donde nació su única hija, Mercedes Tomasa, el 24 de agosto de 1816.
Foto: Ignacio Blanco / Los Andes
Casa de San Martín, Museo y Centro de Interpretación El General San Martín y su esposa doña Remedios de Escalada, habitaron una residencia ubicada en la actual calle Corrientes 343 donde nació su única hija, Mercedes Tomasa, el 24 de agosto de 1816. Foto: Ignacio Blanco / Los Andes

El 12 de febrero los españoles cayeron en Chacabuco. La independencia de Chile se aseguró al año siguiente, con el triunfo de Maipú. Cinco días más tarde el General San Martín partió hacia Buenos Aires: necesitaba fondos para seguir hacia Lima y garantizar la libertad americana.

El gobierno central tenía entonces forma de Directorio, contentó al prócer con promesas que nunca cumplió e intentó utilizar el Ejército de Los Andes para someter a los caudillos.

Todo pareció derrumbarse, era verdaderamente un momento crítico para don José y decidió separarse de su esposa, la envió junto a Merceditas hacia Buenos Aires.

Debido a la peligrosidad del trayecto, Remedios solicitó auxilio a Belgrano. El general accedió de buena gana enviando a sus oficiales. Así fue escoltada primero por Gregorio Aráoz de La Madrid y luego por José María Paz. Ambos hacen referencia al episodio en sus memorias.

“Mi comisión se reducía a volver al Desmonchado [Santa Fe] a socorrer a Doña Remedios Escalada -señala Paz en el segundo tomo de sus memorias-, esposa del general San Martín, que hacía su viaje a Buenos Aires, y que según noticias estaba sitiada en dicha posta por montoneros e indios. Mi comisión era desesperada de ser cierto el parte que acababa de llegar, y era más que probable que ni yo ni ninguno hubiéramos escapado; sin embargo fue preciso obedecer. He aquí como había sucedido. El general San Martín, que estaba en Mendoza, había dispuesto por razones domésticas, que no es del caso explanar, que su señora marchase a Buenos Aires, a pesar del mal estado del camino. Ella lo había avisado al general Belgrano, quien creyéndola más cercana le había dejado una escolta de cuarenta hombres, a cargo de su sobrino Pedro Calderón (…) habían llegado la noche antes al Desmochado, cuando ya muy avanzada supo que una gruesa división de santafesinos e indios estaba a pocas cuadras de la casa; procuró fortificarse en ella y lo avisó al general por un hombre que pudo salir”.

Paz llegó al lugar con un armisticio —entre Belgrano y Estanislao López, jefe de los montoneros— pero no necesitó mostrarlo, todos ya estaban al tanto y Remedios pudo seguir.

“Mucho dio que pensar el viaje repentino de esta señora en circunstancias tan críticas y por un camino erizado de peligros: al considerar la confianza con que el general San Martín la exponía a caer en manos de las feroces montoneras, llegaron algunos a sospechar que estuviese secretamente de acuerdo con los jefes disidentes, y que hubiese obtenido seguridades correspondientes (…) estoy persuadido de que nada de eso hubo, y que el viaje de su esposa nada tuvo en común con la política”.

Sobre los motivos que movieron San Martín solo hay especulaciones y desconcierto, lo llamativo es que fue criticado por sus contemporáneos al respecto.

* La autora es historiadora.

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