El mundo a tres meses de Biden en el poder

La aprobación por el Congreso de los estímulos a la economía, afectada por la pandemia, ha sido la política prioritaria de Joe Biden y su equipo a alcanzar.

Imagen ilustrativa / Archivo.
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Biden se acerca a cumplir tres meses en el poder, habiendo acercado posiciones con los países occidentales pero sin encauzar una nueva relación con China.

La Conferencia de Seguridad de Múnich, la Cumbre del G7 y la reunión de la OTAN, fueron escenarios en los cuales fue definiendo su estrategia: revitalizar la alianza con Europa y enfrentar a China y Rusia por sus modelos políticos autoritarios. En la cumbre presencial realizada entre Washington y Beijing en Alaska por los dos ministros de Relaciones Exteriores, las dos potencias se expresaron en forma fuertemente antagónica una de la otra. Estados Unidos también en este periodo promovió una reunión del Grupo QUAD, que integra junto a Japón, India y Australia, tendiente a asegurar la navegación en el Indo-Pacífico y neutralizar la influencia de China en este ámbito.

Es así como con gestos Biden definió prioridades. Los dos primeros líderes del mundo con los cuales se comunicó tras asumir fueron el primer ministro de Canadá (Justin Trudeau) y el presidente de México (Andrés López Obrador). Washington ha asumido que “Norteamérica es su región inmediata”, a la cual debe dar prioridad.

El tema migratorio se transformó en una crisis para el nuevo presidente demócrata. La afluencia de migrantes que generó la expectativa de que flexibilizaría la política migratoria, produjo una saturación en los accesos entre México y Estados Unidos, que generó críticas en el ala dura del partido demócrata.

Pero la aprobación por el Congreso de los estímulos a la economía, afectada por la pandemia, ha sido su política prioritaria a alcanzar.

Pasando a Europa, la propuesta de Biden de revitalizar la alianza transatlántica tuvo buena acogida pero con limitaciones. La coincidencia en la crítica e incluso en las sanciones a China y a Rusia por la represión interna, mostraron unidad de criterios y de valores. Pero los nexos económicos de los países europeos con China pusieron en evidencia que la intensidad con la cual estos países están dispuestos a acompañar a Estados Unidos en una escalada frente a China, son diferentes. Frente a Rusia se vio una coincidencia más amplia (para Washington el enemigo principal es Beijing; para Europa es Moscú). Surgieron diferencias con Alemania. La decisión de Biden de que empresas estadounidenses que trabajan en la construcción del gasoducto Stream 2 que une Rusia con Alemania -que tiene en Rusia su principal abastecedor energético- no fue seguida por Merkel, que continúa con la obra pese a la posición de Washington.

La cohesión de la Unión Europea se ha puesto a prueba con la nueva ola de Covid-19. La Comisión Europea no ha tenido éxito en la adquisición y distribución de vacunas y ello ha desgastado a su presidenta, la alemana Úrsula Van der Leyden. Alemania tiene elecciones generales en septiembre y hoy resulta incierto su resultado, dadas las dificultades que enfrenta el gobierno de coalición para enfrentar el Covid-19. Los buenos resultados que está logrando el Reino Unido en la pandemia ha reforzado a los partidarios del Brexit.

Respecto a China, se muestra decidida a enfrentar a los Estados Unidos sin ceder en ninguna de las áreas de conflicto, aunque evitando un choque frontal. El Covid-19 muestra el mundo dividido en dos: Occidente (Europa, América del Norte y América Latina) con malos resultados y futuro incierto, y el mundo no-occidental (el amplio continente asiático y África), con mejores resultados. Ello dice que China puede salir más beneficiada que Estados Unidos de la pandemia. Frente a las críticas comunes de Washington y Bruselas, los cancilleres de Moscú y Beijing, juntos desde el territorio chino, respondieron a las críticas sobre la represión interna, con el argumento de que los países no deben intervenir en las cuestiones de otros y esgrimiendo para ello el principio de no injerencia. El entramado de relaciones en el Asia es complejo. Los aliados de Estados Unidos (Japón y Corea del Sur) quieren preservar el comercio y las inversiones con China, pero no renuncian al “paraguas nuclear” estadounidense. El primer jefe de gobierno extranjero que recibirá Biden en forma presencial es el primer ministro japonés. La India, en el Indo-Pacífico, se acerca a Estados Unidos en el Grupo QUAD, pero al mismo tiempo integra el Grupo de Shanghai de las potencias asiáticas (China, Rusia, India, Pakistán, etc.).

Al mismo tiempo, China ha firmado un acuerdo con Irán por 400.000 millones de dólares aportando infraestructura a cambio de gas y petróleo. Este acuerdo fortalece la posición de Irán frente a las sanciones económicas de Estados Unidos por el incumplimiento del acuerdo nuclear.

*El autor de la nota es consultor y escritor.

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