El legado que desvela a Suárez, el miedo al segundo semestre y una señal de alerta

Tres gestiones del último mes pueden ayudar al Gobernador a terminar su mandato con decisiones que potencien la alicaída economía mendocina, pero si fracasan se irá sin nada. El triunfo exiguo en la UNCuyo desató reproches y temores internos. Pero en el oficialismo descartan que pueda provincializarse porque el PJ no levanta y Alberto lo hunde más.

Ilustración: Gabriel Fernández
Ilustración: Gabriel Fernández

Rodolfo Suárez mira el horizonte, su horizonte, e imagina el tránsito hacia ese punto fijo anclado en el 9 de diciembre de 2023. En ese recorrido, hay tres viajes que hizo en el último mes que pueden marcar la diferencia entre irse sin ninguna medalla colgada del saco o con un pleno que potencie la economía mendocina.

Acostumbrado ya a los globos que se pinchan, el Gobernador no quiere entusiasmarse en demasía. Aquella contramarcha en la reforma de la ley 7722 en la génesis de su mandato demolió el que había imaginado como el pilar de su gestión. La pandemia, luego, ayudó a disimular ese vacío.

El primero de esos viajes fue aquella incursión en Vaca Muerta, a fines de mayo, que sirvió para reinstalar en la agenda la decisión ya acordada con YPF de explorar en el lado mendocino de ese yacimiento. Un resultado positivo haría renacer la actividad petrolera, con inversiones y empleo, además de dar oxígeno a las cuentas del Estado con las regalías.

Un par de días después, tuvo el demorado encuentro con Alberto Fernández del que salió con el compromiso presidencial de poner por escrito, sin mayores dilaciones, la decisión de que debe hacerse un nuevo estudio de impacto ambiental integral para autorizar Portezuelo del Viento.

La importancia de ese laudo es que permitirá dar por caída la represa y habilitará el plan B en el que se invertirán los 1.023 millones de dólares que la Nación está pagando en cuotas. Si el destino de ese dinero son, como se promete, obras para potenciar las actividades productivas y las reservas de agua, será otro punto a favor.

Claro que aquel compromiso de Fernández hay que tomarlo con cautela: en el propio PJ definen al Presidente como alguien que le dice a cada interlocutor lo que quiere escuchar.

El tercer viaje es el de la semana pasada a Canadá. Fue a la mayor feria minera del mundo a “vender” el proyecto de Potasio Río Colorado (PRC) que la brasileña Vale dejó trunco hace casi una década. El objetivo es conseguir un socio que ponga todo el dinero necesario para operar esa mina y que la Provincia sea socia en las ganancias. A eso deben sumarse las regalías, que irán directo a la caja estatal.

Contando con que, tarde o temprano, los millones de Portezuelo se invertirán y que ese dinero es producto de un acuerdo anterior a él, el legado de Suárez depende en buena medida de los resultados de la exploración en Vaca Muerta y de conseguir un socio para Potasio Río Colorado.

Todas sus esperanzas están puestas en ese rincón de Malargüe, en el sur del sur de Mendoza. Envalentonado con esos posibles avances, vuelve a pensar en la minería metalífera: “Va a pasar. En 5, 10 o 15 años. Pero va a pasar y nosotros fuimos los que iniciamos este debate que hay”.

La paradoja es que aún siendo exitosos todos los proyectos que hoy penden de decisiones y condiciones ajenas a la voluntad del Gobernador, los resultados difícilmente se vean durante su gestión. Tiene reservado el protagonismo en el puntapié inicial, pero no en los beneficios.

El riesgo país

El Gobernador confía en captar socios para para PRC porque, dicen, la suba en la cotización del potasio no es sólo consecuencia de la invasión rusa a Ucrania. El alza había comenzado antes del conflicto y los especialistas ubican a ese mineral como uno de los tres fundamentales para el futuro, junto al silicio y el cobre.

Por eso, en la delegación mendocina destacaron, sobre todo, más que las reuniones que tuvieron con las empresas interesadas, el tono de esos encuentros: las preguntas delataron un interés real y no sólo superficial, como ocurrió tantas veces antes.

Hubo sí consultas recurrentes sobre el impacto que pueda tener la 7722 y la licencia social para trabajar. Ambas dudas fueron despejadas por los funcionarios provinciales: la ley no limita la extracción del potasio y en Malargüe hay apoyo a la actividad.

El Gobierno, a la vez, prometió el avance de obras demoradas en las rutas 40 y 189, además de un tendido eléctrico y gas para abastecer el complejo minero, asentado en la zona petrolera más rica de la provincia.

Ahora toca que jueguen las empresas: en los próximos días deberán manifestar formalmente su interés y allí se disparará un proceso que, estiman, podría concluir en marzo o abril de 2023, con la elección de la mejor propuesta.

Los interrogantes que no pudieron responder en Canadá los mendocinos tienen que ver con una situación que escapa al alcance provincial: la economía argentina, incluidos los cepos al dólar, y la incertidumbre sobre ya no los próximos años sino meses.

Esas mismas dudas sobre lo que pueda ocurrir en el segundo semestre acechan al Gobierno provincial.

Sin reservas pese a la liquidación de exportaciones y con la creciente posibilidad de tener que incumplir también la meta de emisión monetaria acordada con el FMI, por la reticencia del mercado a prestar pesos, el gobierno de Fernández parece encaminarse a una encerrona.

Así, el fantasma de otra aceleración inflacionaria, y su impacto en la economía, vuelve más cauto al Ministerio de Hacienda mendocino cuando recibe pedidos de las otras áreas de Gobierno. El ministro Víctor Fayad discute con cada uno de sus pares los proyectos y necesidades sentado sobre una realidad: en lo que va del año, la recaudación provincial creció sólo 2% en términos reales respecto de 2021, pero está 9% abajo de 2017.

Por eso, no habrá reapertura de paritarias antes de lo previsto, como piden los gremios estatales, ni se cederá en el conflicto con los anestesiólogos. Un funcionario de peso resume el momento: “Las crisis aceleran la demanda de servicios al Estado. Hay más gente sin obra social que va a los hospitales, más chicos en las escuelas públicas por el costo de las privadas y más demandas de seguridad”.

Luces amarillas

El proyecto político que gobierna Mendoza desde diciembre de 2015 tuvo su triunfo fundacional no ese año, sino en junio de 2014, cuando el radicalismo y algunos de sus actuales aliados conformaron Interclaustro y ganaron la primera elección de rector con el voto de toda la comunidad de la Universidad Nacional de Cuyo.

Aquella victoria se intuyó, y fue mostrada también desde la UCR, como premonitoria de los vientos de cambio en toda la provincia.

Por eso, el resultado que terminó de confirmarse la semana que pasó dejó sabor a poco en el oficialismo provincial y dio ínfulas a un peronismo que parecía resignado a una derrota holgada en la universidad y se encontró apenas tres puntos abajo.

Aunque el Interclaustro obtuvo sólo dos puntos menos que en 2018, el cruce de acusaciones posterior reveló facturas pendientes y temores.

Desde el rectorado acusaron al oficialismo provincial de politizar la elección en demasía. Desde el radicalismo se culpó a la mala gestión de Daniel Pizzi y su falta de conducción política. Hay un ejemplo repetido una y otra vez: las facultades se mantuvieron cerradas por el Covid, mientras los chicos de salita de 4 iban a clases.

Así como aquella victoria de 2014 se provincializó, la paridad universitaria de hace unos días fue tomada como una señal de alerta. Las mismas críticas que se hacen al rector Pizzi algunos radicales también las dirigen a Suárez. De ahí la trascendencia de que Vaca Muerta y Potasio Río Colorado se hagan realidad.

Pero hay otros “detalles” que perturban internamente. El “caso Bonarrico” no está cerrado aún. El peronismo planea sostenerlo en la agenda legislativa hasta lograr su objetivo: que el ministro de Gobierno, Víctor Ibáñez, vaya a dar explicaciones.

Por eso, son cada vez más los que creen en el oficialismo, no sólo los cornejistas, que es hora de que el funcionario más cercano al Gobernador enfrente las preguntas opositoras. Así, el capítulo concluirá. “No hay nada que ocultar”, insisten esas voces y agregan: “El subsidio no debió anularse, cumplía todos los requisitos”.

Juega a favor del Gobierno que sus errores no pueden ser aprovechados electoralmente por el PJ. “Está en su peor momento”, asegura uno de los jefes radicales. “Alberto nos hunde más”, admite una figura peronista.

Cambia Mendoza descansa en un dato de las encuestas que le da muy a favor a sus referentes: la credibilidad. Esa es la base de los triunfos.

Un proyecto político está acabado cuando la gente siente que la razón o la verdad están en otro lado. Lo sabe bien el peronismo, que dejó de ser creíble por sus errores, y no debe olvidarlo el oficialismo si quiere continuar en el poder.

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