El elenco de Mafalda “se reencontró” después de 47 años

Una ficcionada charla con los personajes de Quino nos llevan a pasear por el mundo de estos entrañables personajes. ¿Cómo sería un zoom entre ellos hoy?

Mafalda, una visionaria
Mafalda, una visionaria

Suena el teléfono y después de unos escasos segundos aparecen en la pantalla uno a uno. Mafalda, Miguelito, Felipe, Manolo, Susanita y Libertad observan sus caras, han pasado nada menos que 47 años desde que se vieron por última vez en su querido San Telmo. Fue en 1973 cuando la esquina de las calles Chile y Defensa dejó de contar con su presencia y sus pensamientos.

Ahora, con 58 años y un largo camino recorrido lucen diferentes. Mafalda toma la palabra y les cuenta a todos que no formó pareja y que trabaja como intérprete destacada en Naciones Unidas. Susana no demora en aclarar que tiene 8 hijos y un marido que es su príncipe azul, mientras que Manolo les presenta a todos su imponente cadena de hipermercados que ahora está pleno auge ya que es uno de los establecimientos considerados como esenciales por la pandemia de COVID-19.

Libertad interrumpe la charla y se refiriere a su lucha por los derechos de las mujeres mientras que Felipe comenta que con Libertad suelen encontrarse. Él se quedó a vivir en San Telmo y luego se mudó a Mendoza. Se dedicó a hacer historietas y tan mal no le fue. Por último el filósofo del grupo, Miguelito, quien se cortó el pelo hace años, aclara con un poco de humor: “Unos somos chicos y otros descrecidos, nomás” en referencia a la diferencia de edad. Él es el más chico de todos pero no por tanto, ya tiene 57 años.

Manolito con cierta astucia rompe el hielo: “Usted me resulta cara conocida. ¿No nos habremos visto antes en otra inflación?”. Todos se ríen.

“Nadie espere que yo diga algo”, insiste Felipe quien termina por ceder ante las presiones de sus amigos: “Cuando uno no sabe qué decir no sabe cómo decir que no sabe qué decir”.

Un segundo de silencio los paraliza. Han pasado tantos años que se emocionan al verse.

Mafalda: “¡Pst! El país está ahí esperando. ¿Le digo que se siente o qué?”. Nuevamente se ríen. “¿Que importan los años? Lo que realmente importa es comprobar que al fin de cuentas la mejor edad de la vida es estar vivo”, se la escucha a la protagonista de la tira.

Sin poder soportarlo más Susanita se lanza a relatar toda su vida: “Mi esposo es alto, morocho y sin madre así es que nadie se puede interponer entre nosotros. Facundo, mi primer hijo, ya se recibió de médico y trabaja en los hospitales en plena pandemia. En las tardes lo aplauden los vecinos. Yo sé que en el fondo las vecinas están enfermas de envidia... Pero mi hijito se hizo muy rico curando la envidia”.

Libertad mira al techo. “Vos sí que querés perpetuar la especie…”. “¿Yo tener hijos para perpetuar la especie? ¿Qué me importa a mí la especie? Yo quiero ser madre y no una fábrica de repuestos”, le retruca Susanita.

Miguelito se pone nostálgico y recuerda una de las frases de su infancia: “Se acuerdan todos cuando les decía. ¿Para qué cuernos quiero ser grande cuando sea grande?... ¡Yo quiero ser grande ahora!... Bueno ahora quiero volver a ser chico”.

Todos asienten. Crecer no ha sido fácil. “La vida no debiera echarlo a uno de la niñez sin antes conseguirle un buen puesto en la juventud”, sigue Miguelito. Pero Felipe lo interrumpe y le aclara que él ha: “decidido enfrentar la realidad, así que apenas se ponga linda me avisan...”. Las risas vuelven a escucharse.

Manolito desaparece de la pantalla y regresa. Su conexión a internet se cae por unos minutos. Cuando finalmente logra aparecer les cuenta a todos que no piensa pagar por ningún servicio y que le pidió la clave a su vecino por lo que su conexión se corta cada tanto. "El negocio es el negocio, pero los amigos son los amigos", dice el empresario sobre su vecino.

Al final de la llamada, cuando el tiempo casi se está por acabar, el elenco se pregunta qué pasará con un mundo que está en medio de una pandemia. “No es cierto que todo tiempo pasado fue mejor. Lo que pasaba era que los que estaban peor no se habían dado cuenta”, enfatiza Mafalda y sigue con su tradicional humor: “La vida es linda lo que pasa es que muchos confunden lindo con fácil”.

“Yo diría que todos nos pusiéramos contentos sin preguntar por qué”, les indica Miguelito. Y Manolo fiel a su esencia no duda en decirles que “¡Qué mentalidad! ¿Cómo alguien puede saber si algo es lindo, si no sabe cuánto cuesta?”. Susanita interrumpe: “No hay mejor cosa que terminar de acostumbrarse a que todo anda mal, para empezar a ser feliz” a lo que Libertad le contesta: “Gracias por ser así de simple”.

"Haz bien sin mirar a quien…", finaliza Felipe y se desconecta. Manolo también se va de la charla, tiene mucho trabajo por delante. Libertad saluda y manda besos para todos, Miguelito les avisa que también debe marcharse.

Sólo quedan Susanita y Mafalda. “Qué hermoso encontrarnos, estoy emocionada”, le dice Susana. La intérprete de Naciones Unidas está pensativa. “Al final Susi no sé cómo era la cosa. ¿Uno lleva la vida por delante o la vida se lleva por delante a uno?”. No faltan las risas. Las últimas. Susana también se despide.

Mafalda queda sola, mira a la cámara y dice con mucho énfasis: “Si lloras porque has perdido el sol las lágrimas no te permitirán ver la luna”. Sí, ella se ve diferente pero sus palabras suenan idénticas a las de 1973. El tiempo para Mafalda es sólo un lapso relativo.

Tenemos algo para ofrecerte

Con tu suscripción navegás sin límites, accedés a contenidos exclusivos y mucho más. ¡También podés sumar Los Andes Pass para ahorrar en cientos de comercios!

VER PROMOS DE SUSCRIPCIÓN

COMPARTIR NOTA