Depresión, sucidio y adolescentes

La adolescencia, como momento del curso de la vida, plantea el arduo trabajo de construcción de la identidad, en el que hay estados emocionales cambiantes.

Muchos adolescentes sufren de diferentes estadios relacionados con la salud mental.
Muchos adolescentes sufren de diferentes estadios relacionados con la salud mental.

La aventura de vivir.

La situación actual de pandemia por COVID-19 ha perturbado la salud de las personas, modificando las dinámicas cotidianas, la situación económica, laboral, los hábitos, las funciones familiares. La convergencia de variables y factores agudizan el padecimiento de estrés, angustia, ansiedad, depresión, y otros trastornos. Por lo cual, es una crisis global cuyo impacto en la salud mental es dado mediante múltiples dispositivos de manera sincroniza.

El entramado complejo de la realidad nos convoca al abordaje interdisciplinario de las situaciones y problemáticas, en los diversos ámbitos familiar, escolar, comunitario, etc., repensar lógicas simplistas y segmentarias de la salud para virar a concepciones más integrales.

En este sentido, desde el ámbito educativo, como espacio preventivo de salud, es fundamental atravesar los procesos pedagógicos programando acciones a fin de no “patologizar” el espacio escolar, esto implica encontrar caminos para que circule la palabra, que se explicite la situación impactante y posibilite la elaboración del dolor.

La acción educativa trasciende el espacio áulico, se orienta a la imperiosa necesidad de generar vínculos en toda la comunidad educativa a fin de favorecer el desarrollo de capacidades en estudiantes para reflexionar, solucionar problemas, tomar decisiones y elaborar el sentido de su vida.

La adolescencia como momento del curso de la vida, plantea el arduo trabajo de construcción de la identidad. Implica mirar hacia el futuro desde una posición de gran incertidumbre, se acontecen cambios significativos, que atraviesan desde estados emocionales cambiantes, permanente inestabilidad, fusionada con vulnerabilidad y omnipotencia. Los vínculos con pares, aquellas personas que comparten características, son contingente de esta conflictiva, como espacio social de mayor adherencia en el cual gestionan las adversidades y las vivencias.

Contextualizando en el tiempo actual, el aislamiento, las “presencias” mediatizadas por pantallas, lo efímero de las relaciones, la incertidumbre del hoy y el mañana maximizada por circunstancias epocales, la celeridad en la satisfacción del deseo, la imposibilidad de espera de los tiempos que implican aprender, conllevan a configurar subjetividades diferentes, los modos de vinculación, de transitar las dificultades, los duelos, las perdidas, replantear el sentido de la vida, la mirada sobre el mundo.

Entonces, es fundamental plantear los medios para significar un proyecto de vida y apuntalar a las nuevas generaciones en este momento complejo, fortaleciendo capacidades y miradas prospectivas sobre los obstáculos e infortunios, que se capitalizaran en experiencias y aprendizajes que desarrollan habilidades, talentos, modos de posicionarse y afrontar el reto de la vida.

La intervención psicopedagógica se enmarca en un abordaje interdisciplinario, prioriza potenciar los factores protectores y compensar factores de riesgo para la prevención.

En el ejercicio profesional, en todas las áreas del campo laboral psicopedagógico, una finalidad es proponer a adolescentes situaciones de aprendizaje, para el autoconocimiento, la autorregulación y la conformación de proyectos de vida que puedan prevenir escenarios adversos, a fin de construir herramientas para afrontar de forma resiliente las desavenencias de la vida.

En los últimos días, la provincia y especialmente el ámbito educativo fue conmovido por hechos de inmenso padecimiento y dolor. Los y las adolescentes solicitan mayores espacios de escucha, acompañamiento, y atención a la salud mental en el ámbito escolar.

Nuevamente la escuela es la caja de resonancia y vidriera de exposición de manifestaciones que evidencian las falencias en las instituciones que las personas adultas gestionan. La vorágine de los cambios, las múltiples demandas y solicitudes, la diversidad de problemáticas, parecieran no permitir avizorar la necesidad de acompañamiento, la habilitación de espacios para la palabra y la escucha, la flexibilidad de estructuras que desbordan las capacidades de sostenimiento de situaciones cotidianas para los y las adolescentes.

En este sentido, el gran desafío para las personas adultas implica empatizar, humanizar, abrir caminos donde circule la palabra que posibilite el aprender, y sortear un mundo que, en varias ocasiones, es hostil. Repensar los momentos compartidos, revisar estereotipos y prejuicios construidos hacia las nuevas generaciones, deconstruir representaciones que obstaran vínculos potenciadores de proyectos de vida resilientes.

Reconstruir el lazo familia y escuela, es un reto histórico, el trabajo sinérgico propiciará generar redes, accionar como comunidad, dialogar sobre el cuidado de la salud, específicamente la salud mental y co- pensar estrategias para promover ambientes saludables.

Desde la psicopedagogía, el contexto imprevisible actual requiere pensar aportes para la construcción colectiva e interdisciplinaria de dispositivos para el abordaje y acompañamiento familiar y escolar.

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