Covid 19: Es necesario el enfoque epidemiológico para encarar el futuro

Mientras no se disponga de una vacuna segura la mejor protección es la promoción de la salud y la prevención individual y social. Esto depende mucho de la cultura, de la disciplina social y de decisiones personales y familiares.

Imagen ilustrativa / Archivo
Foto: Mariana Villa / Los Andes
Imagen ilustrativa / Archivo Foto: Mariana Villa / Los Andes

La Epidemiologia ofrece una forma original de análisis de las enfermedades. Su enfoque consiste en examinar los eventos desde cuatro dimensiones: el agente, en este caso el virus; el huésped, es decir las personas y sus comportamientos; el ambiente en que se produce la enfermedad y los servicios de salud.

El virus Sars-Cov 2 sorprendió por su elevada contagiosidad, rápida expansión y mayor letalidad que otros coronavirus conocidos. Todos los nuevos agentes infecciosos que causan epidemias muestran una curva de ascenso que luego se aplana porque se descubre un tratamiento efectivo, disminuyen los susceptibles o se desarrolla una vacuna y luego sobreviene un descenso hasta su desaparición o transformación en enfermedad endémica.

El huésped, las personas que se afectan por una enfermedad infecciosa nueva, en principio somos todos. En este caso enseguida se supo que no todas las personas tienen la misma vulnerabilidad ante el virus. Enfermedades crónicas previas, obesidad y vejez son factores que agravan la enfermedad y predisponen a la muerte. Pero no solo la biología determina la evolución de las enfermedades; la conducta de las personas, influida por su cultura, creencias y hábitos también ejerce una importante gravitación sobre su evolución.

El ambiente es el lugar físico de encuentro entre el virus y la persona. Sus características tienen influencia en las posibilidades de contagio y el desarrollo de la enfermedad.

Por último, el sistema de salud, factor al que mayor importancia se asigna - evidentemente la tiene- aunque se debe tener en cuenta que aquí es tan importante el diseño, gestión y operación global del sistema, su accesibilidad, su universalidad, equidad, eficacia y eficiencia, como la cantidad de hospitales, el número de camas de internación comunes o de cuidados críticos, los respiradores o los medicamentos.

En suma, la epidemiología aborda las enfermedades de forma más amplia que la medicina clásica, que tiene el sesgo de mirar las cosas por el ojo de una cerradura. Entonces, qué se requiere para enfrentar el futuro ya que sabemos que esta u otras enfermedades seguirán entre nosotros

En primer lugar, un diagnóstico sincero y preciso de la situación que huya a la vez del exitismo y del derrotismo. La situación de Argentina es la siguiente: importante afectación de los grandes conglomerados urbanos, elevado número de casos (17° puesto en casos/100.000 habitantes) y muertos (15° puesto por 100 mil habitantes) , estos últimos en personas de avanzada edad mayoritariamente, sistema de salud cerca de la saturación en sus servicios críticos, dudas sobre la información, dificultades para el abastecimiento de ciertos medicamentos, bajo nivel de tests de detección, población cansada y al borde de la rebeldía, situación económica y social frágil.

En segundo lugar, el diseño de un plan estratégico realizado por expertos para definir objetivos alcanzables en todas las dimensiones afectadas por la pandemia: salud, educación, economía, empleo, recreación.

Pero veamos que debe incluir esa estrategia

El virus. Ni la cuarentena que fue necesaria al inicio, ni el contagio por efecto rebaño, o los tratamientos de una y otra clase han podido parar el virus. Varios procesos de desarrollo de vacuna están en curso pero solo tres en fase de prueba con humanos por lo que todavía no se sabe su efectividad. Además, estaría disponible recién en 2021 y con un ritmo de producción hasta ahora desconocido. Por tanto, en este tema, prudencia, realismo y atención a los avances de los centros científicos reconocidos.

El huésped. Mientras no se disponga de una vacuna segura la mejor protección es la promoción de la salud y la prevención individual y social. Esto depende mucho de la cultura, de la disciplina social y de decisiones personales y familiares. El distanciamiento social, el uso de barbijo, las medidas de higiene personal, una dieta sana y equilibrada, la realización de actividad física al aire libre, el trabajo o las ocupaciones de tipo recreativo o cultural son acciones útiles para la salud. Los mayores de 65 años y las personas con enfermedades debilitantes, crónicas o con inmunidad deprimida deben ser especialmente protegidos. Hay que evitar que estas personas se contagien porque el 90% de ellas cuando enferman requieren UTI y saturan los servicios porque sus estancias superan los 14 días y mueren el 50% de los internados en UTI sometidos a respiración asistida. La mortalidad por Covid-19 de personas mayores de 70 años está por encima del 50%. En la protección especial se debe incluir al personal de salud, a los que viven o trabajan en instituciones cerradas, y al personal de servicios esenciales.

El ambiente. Se sabe que el contagio se produce más fácilmente a través de contactos personales múltiples, cercanos y prolongados con personas infectadas, especialmente en lugares cerrados y mal ventilados. Por lo tanto, mantener una distancia de al menos 2 metros entre personas dificulta la expansión del virus.

El sistema de salud. La cuarentena sirvió para preparar el sistema de salud entendido esto como aumentar la disponibilidad de camas críticas, respiradores, insumos y adecuación de la capacidad de los recursos humanos para tratar pacientes. Poco sabemos de la mejora de la atención primaria que es la puerta de entrada y primer nivel de resolución de los problemas de salud.

Las políticas públicas deben ser más abarcativas e incluir:

-Información pública amplia, exacta, oportuna y verdadera sobre la pandemia. Todos los aspectos que incumben a la enfermedad deben ser informados y difundidos por profesionales representativos, de prestigio y confiables. La sociedad se puede defender mejor de la enfermedad estando informada porque las mejores conductas personales y sociales se adoptan con conocimientos ciertos.

-Tests de PCR o rápidos a personas aparentemente sanas como la única forma de detectar, aislar los positivos y bloquear la difusión del virus. Hasta septiembre 2020, países como Israel, Rusia, EEUU o España realizaron más de 200 mil pruebas por millón de habitantes mientras que Argentina realiza 32.000, menos que Chile, Perú o Brasil. Es conocido que el infectado “sano” contagia igual o más que el enfermo (porque no se sabe que puede contagiar) y detectarlo y aislarlo ayuda a contener la difusión. Es imposible hacer tests a todo un país, pero se puede elegir a quién se le hace. Se tiene que empezar con las personas de mayor riesgo bio-social y/o con más posibilidades de ser portadores como médicos, enfermeros, trabajadores de supermercados, agentes de policía, farmacéuticos, etcétera.

-La atención primaria de la salud (APS) debe ser la estrategia básica porque es la actividad más costo-efectiva, la que se realiza más cerca de la gente y la que tiende a la protección y promoción de la salud antes de que las personas se enfermen. Sin embargo, en la Argentina y por cuestiones de mercado la APS está desdibujada y desjerarquizada frente a la atención compleja, costosa y muchas veces menos eficaz de las especialidades.

En suma, esta pandemia está demostrando que muy pocos países han podido enfrentarla con escasa afectación humana o económica y por lo tanto se requiere una actitud social de unidad y disciplina y una visión holística del problema junto con una gran inteligencia política y sanitaria.

*Los autores pertenecen al Instituto de Salud Pública y Gestión Sanitaria.

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