Caer en gracia

Si decimos de alguien que “se le cae la venda de los ojos”, hacemos alusión a su desengaño, al descubrimiento de una situación sobre todo si esta es negativa.

Una vez más, estamos ante la polisemia de un término, que permite trabajar con diferentes acepciones, según los contextos.
Una vez más, estamos ante la polisemia de un término, que permite trabajar con diferentes acepciones, según los contextos.

Cuando un hecho o una persona le resultan agradables a alguien escuchamos decir, por ejemplo, Le cayó en gracia su modo de proceder; por el contrario, si decimos de alguien que ‘cayó en desgracia’ podemos aludir a que entra en un período de mala suerte: Perdió todo y cayó en desgracia. ¿Por qué podemos usar en dos situaciones contrapuestas el verbo ‘caer’?

Una vez más, estamos ante la polisemia de un término, que permite trabajar con diferentes acepciones, según los contextos. Siempre el valor básico de ‘caer’, con el cual se vinculan todos los demás, es el que señala “moverse de arriba hacia abajo, por la acción de su propio peso”, “descender de un nivel o valor a otro inferior o menor”, “venir al suelo”; de esos significados iniciales, se derivan otros como “venir a dar alguien en la trampa o engaño dispuestos contra él o ella”: Esta semana hubo varios ingenuos que cayeron en el cuento del tío. También puede ser equivalente a “venir impensadamente a encontrarse en alguna desgracia o peligro, perder la prosperidad, fortuna, empleo o valimiento, dejar de ser, desaparecer”: Con la cuarentena, muchos negocios cayeron en bancarrota. Ha caído el gobierno.

Otra acepción es la que usamos para señalar que hemos llegado a comprender algo: Finalmente, ahora caigo en lo que me quería decir mi padre. También puede ser equivalente a “corresponder en suerte”: Me cayó este premio en la lotería.

Si se relaciona con el transcurso del tiempo, puede aludir a que a un hecho le corresponde determinado día o período del año: ¿Te fijaste cuándo cae Semana Santa en 2021? En relación con la duración de la luz del sol, puede usarse para indicar que el día se acerca al ocaso: En verano, el sol cae cerca de las veinte. Si se refiere a una persona, ‘caer’ puede señalar que se ha llegado al término de la vida: Cayó derrotado por tan cruel enfermedad.

Entre las locuciones que podemos encontrar, figura ‘caérsele (a alguien) los anillos’, cuando se quiere significar que esa persona es poco afecta a colaborar con los demás, sobre todo en el trabajo físico; es alguien que elude la responsabilidad porque considera que se rebaja o que pierde el prestigio: Eh, Mario, no se te van a caer los anillos si me das un poco de ayuda.

Y podemos decir que un conocido se ‘cae del nido’ cuando advertimos que descubre una verdad a destiempo, o que es ingenuo; hay aquí una comparación escondida porque se está comparando el accionar humano al hecho de desprenderse del nido y caer los polluelos, por temor o por inexperiencia.

Si decimos de alguien que se ‘le cae la venda de los ojos’ hacemos alusión a su desengaño o al descubrimiento de una determinada situación, sobre todo si esta es negativa: Después de ver las últimas acciones del muchacho, finalmente a su madre se le cayó la venda de los ojos.

Carácter amenazador tiene la locución ‘caiga quien caiga’ ya que significa que no habrá miramientos ni se tendrá piedad respecto de una acción futura: La ley se aplicará a rajatabla, caiga quien caiga.

En relación con caerse y levantarse, hay tres expresiones que indican, cada una, algo diferente: en primer lugar, ‘¡me caigo y me levanto!’ es una expresión, de tipo interjectivo, que demuestra fastidio o molestia por algo que sucede de pronto; en cambio, ‘me caiga y no me levante’ se utiliza para indicar que una acción se llevará a cabo a pesar de todo, venga lo que venga; la tercera locución, de carácter adverbial, es ‘cayendo y levantando’ que señala que un proceso se ejecuta con alternativas adversas y favorables; vemos ejemplos respectivos: ¡Me caigo y me levanto: de nuevo, aumentos en los precios! Sé de su obstinación: lo va a hacer aunque se caiga y no se levante. Con la pandemia, vamos cayendo y levantando.

Algunas situaciones cotidianas se reflejan en ‘caérsele una sota a alguien’ y ‘cayó piedra sin llover’; en el primer caso, se indica que una persona se quitó la edad: Dijo que tiene cincuenta, pero creo que se le cayó una sota. En el segundo, se indica de manera coloquial que la llegada de alguien es inoportuna: Cuando arribó Marcela, Pedro gritó “¡cayó piedra sin llover!”.

La carencia de dinero y de bienes personales se indica con la locución ‘no tiene dónde caerse muerto’; una forma de protesta con concurrencia al lugar de trabajo, pero sin realización de actividades se expresa como ‘huelga de brazos caídos’. Cuando se desea señalar extrema vergüenza, se usa ‘caérsele la cara (de vergüenza)’; en cambio, al decir que a alguien ‘se le cae la baba (por otra persona)’ se quiere significar que experimenta por ella una gran atracción, ya por amor, ya por admiración.

Otras situaciones cotidianas distintas también se pueden marcar con el uso de ‘caer’ en diferentes locuciones: ‘caerse de espaldas’ señala sorpresa; ‘caerse a pedazos’ indica un extremo deterioro; ‘caerse de maduro’ marca que algo es lógico y muy evidente; ‘caerle (a alguien) la ficha’ alude a que una persona advierte un hecho de modo repentino; ‘caer como peludo de regalo’ hace referencia a la llegada de alguien a un lugar, de modo inoportuno y sorpresivo; ‘caer como moscas’ sirve para referirse a la destrucción o muerte masiva de personas; ‘caer en saco roto’ es un modo de significar que determinado hecho no tiene efecto ni repercusión.

Múltiples son los refranes y pensamientos que utilizan el verbo ‘caer’, sobre todo con el valor figurado de atravesar un período negativo; tomamos al azar el que reza ‘Más fácil es caerse que levantarse’ que nos hace reflexionar acerca de la necesidad de restaurar el equilibrio luego de haber atravesado un período adverso.

*La autora es Profesora Consulta de la UNCuyo.

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