Boleta única, que no sea el único cambio

La Cámara de Diputados de la Legislatura de Mendoza aprobó el proyecto de Boleta Única, por lo que se convirtió en ley.

Orlando Pelichotti/ Los Andes
Orlando Pelichotti/ Los Andes

En otros tiempos no muy lejanos -en los inicios democráticos- Mendoza supo estar en la avanzada de los cambios institucionales del país, pero luego se fue quedando hasta llegar a un momento como el actual donde cuesta una enormidad cambiar o hacer cualquier cosa a nivel público. Pero de a poco algunas reformas van saliendo como que se viera alguna luz al final del túnel en que nos metimos por errores compartidos.

En la gestión Cornejo, aunque fuera luego de una década de votada la reforma, se logró limitar la reelección de los intendentes, y la demora fue por inmensas resistencias corporativas, activas o pasivas pero resistencias al fin.

Ahora, en la gestión Suárez, le toca el turno a la Boleta Única que -como el límite a la reelección de los intendentes- no era discutida por nadie, pero también tuvo oposición por parte de aquellos que vieron lo que le falta en vez de mirar lo nuevo que incorporaba al sistema institucional mendocino.

Eso es porque la rivalidad entre los dos partidos o coaliciones principales de gobierno en Mendoza les impide votar en conjunto incluso en aquello que ambos piensan igual. Ya sea por incapacidad de acordar por parte del oficialismo o por intolerancia extrema de la oposición, lo cierto es que las posibilidades de políticas de Estado consensuadas hoy son prácticamente imposibles en la provincia. Los principales líderes de ambas estructuras políticas deberían pensar en eso o si no tendrían que empezar a hacerlo los que quieren reemplazarlos.

No obstante, más allá de todo, así como celebramos la no reelección de los intendentes, hoy lo hacemos con la Boleta Única a nivel provincial y municipal esperando que pronto se logre lo mismo a nivel nacional derrotando la feroz resistencia corporativa que nos aleja de las democracias más desarrolladas institucionalmente.

En lo que refiere a la reforma en sí, como todo cambio puede ser perfectible, pero ahora viene el momento de la experiencia, de la prueba mediante el voto concreto, que indicará si es necesario modificar algunas cosas. Pero, mientras tanto, la nave va. Ojalá que sea un estímulo para que en todo aquello que la nave mendocina está detenida, vuelva a navegar.

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