Belgrano e Illia, dos próceres subvaluados

En estos momentos tan caóticos que vivimos necesitamos inspirarnos en nuestros dos “padres de la patria” San Martín y Belgrano - Belgrano y San Martín y en la presencia de líderes con las características de Illia: austeros, honestos, buenos administradores.

Imagen ilustrativa / Los Andes
Imagen ilustrativa / Los Andes

Tenemos dos próceres muy parecidos entre sí, si bien su campo de acción fue muy diferente, al igual que sus épocas, pero sus vidas se asemejan, especialmente en su esencia. Son como vidas paralelas, pero curiosamente la población en general sabe muy poco de sus vidas y obras y fundamentalmente tienen mucho para enseñarnos.

Estoy hablando de Manuel Belgrano  y Arturo Illia, ambos son subvaluados y desconocidos, los dos fueron extremadamente honestos: Belgrano murió pobre, Illia dejo la presidencia más pobre que lo que entró.

No digo que ser pobre sea una virtud, ni que el objetivo de quien ocupa cargos públicos sea terminar en la pobreza, pero en un país con tanto enriquecimiento ilícito y desmedido, cuando aparecen dirigentes honestos es raro, es un bien para atesorar.

A Belgrano siempre se lo consideró un escalón más abajo de San Martín  y para mi está a la par; es más, sostengo y propongo que Belgrano sea también llamado “padre de la patria” junto con San Martín. La  obra de este es muy grande, pero la de Belgrano no es menor, porque si bien San Martín ganó  casi todas las batallas y liberó varias naciones, lo cierto es que sin el trabajo tenaz de Belgrano en la conducción del ejército del norte, a San Martín le hubiera sido muy difícil lograr lo que logró.

Don José estaba tranquilo con sus espaldas cuidadas eficientemente por Belgrano y Güemes en el norte.

Claro, lo de San Martín es más rimbombante, luce más mientras que lo de Belgrano es más deslucido, pero gracias a su gestión San Martín pudo lograr su objetivo; los dos fueron necesarios e imprescindibles para llevar a cabo la gran obra de la emancipación.

Belgrano fue un hombre polifacético y autodidacta que descolló en muchas áreas: fue abogado, economista, periodista, educador; a diferencia de San Martín no era militar de carrera pero tenía tanto coraje y pasión que fue aprendiendo sobre la marcha y aprendió muy bien: el mismo general San Martín lo felicitó por la conducción estratégica de  las batallas de Salta y Tucumán. Belgrano fue el gran artífice detrás del Congreso de Tucumán y del 25 de mayo de 1810. Estuvo en todos los grandes eventos de su tiempo y por si fuera poco -en un rato libre que tuvo-  creó la Bandera.

Recomiendo leer “Belgrano y la masonería”, un excelente libro escrito por Antonio Las Heras donde encontrarán más detalles desconocidos de la vida y obra del prócer.

El otro gran hombre subvaluado de nuestra historia es el Presidente Arturo Illia, del que casi todo el mundo sabe que fue increíblemente honesto y austero, pero muy pocos saben que en su gobierno prácticamente no hubo inflación ni deuda externa, tuvo altos índices de alfabetización y salud pública, un robustecimiento cada vez mayor de la clase media, justicia social verdadera, una libertad y un respeto por los derechos pocas veces visto en Argentina. Promovió la ley del salario mínimo, vital y móvil  y la famosa ley de medicamentos, uno de los motivos de su derrocamiento.

Fue un gobierno que hizo mucho y bueno en muy escaso tiempo de gestión: apenas dos años y medio. Pero en su época la gente lo tildó de inepto, de tortuga. Es cierto que la imagen le jugaba en contra: aparentaba más años de los que tenía, la voz nasal tampoco lo ayudaba, no poseía tampoco carisma ni ese don de la oratoria característico de los radicales como Balbín y Alfonsín, pero era un excelente administrador, cualidad ésta mucho más importante que las otras a la hora de gobernar un país, y vaya si lo administró bien.

Es una verdadera lástima que el golpe de Estado de Onganía no lo dejara terminar su mandato, otro hubiera sido el destino de Argentina.

En mi novela  “Illia Arturo Humberto”, publicada en 2019, en un ejercicio de imaginación muestro cómo sería el país si Illia hubiera podido terminar su mandato constitucional: mucho mejor que cuando entró.

Como Argentina es un país de confusiones y desinformación, por efecto de la campaña en contra  que tuvo que soportar el gobierno de Illia, la gente terminó creyendo que había que derrocarlo  y “la tortuga” fue removida por  “las liebres”  que rápidamente empujaron al país hacia el fracaso y lo han seguido haciendo hasta la actualidad. Al contrario de lo que todos pensaban en aquellos tiempos, Illia fue un hombre sabio.

En estos momentos tan caóticos que vivimos necesitamos inspirarnos en nuestros dos “padres de la patria” San Martín y Belgrano - Belgrano y San Martín  y en la presencia de  líderes con las características de Illia: austeros, honestos, buenos administradores, concentrados en el ser en lugar del parecer,  en la esencia en vez de las apariencias.

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