Bajo siete llaves

Tengo que guardar celosamente algo, que puede ser tanto un secreto como un objeto de inapreciable valor. Para que todos adviertan el cuidado con que lo escondí, uso la expresión “debajo de siete llaves”. Una vez más, el español me sorprende con la plurivalencia de sus voces. En efecto, “llave” es el instrumento, en general de metal, que permite activar el mecanismo de una cerradura; es también la herramienta que permite aflojar y apretar tuercas; la “llave de paso”, en una tubería, es lo que posibilita regular el paso de un fluido. Si voy al ámbito musical, “llave” es un mecanismo que, colocado en algunos instrumentos de viento y movido por los dedos, abre o cierra el paso del aire, con lo cual se producen diferentes sonidos. También, es sinónimo de “clave”, según detallaremos. Desde el punto de vista ortográfico, es un signo auxiliar en forma de ballesta ({ }) que se usa, como signo simple, para la realización de cuadros sinópticos y esquemas y está destinado a agrupar los elementos del mismo nivel; si se usa como signo doble, sirve para encerrar alternativas. En la lucha, una “llave” es un lance consistente en hacer presa en el cuerpo del adversario para, de ese modo, inmovilizarlo o derribarlo. En el coloquio, una “llave” puede ser un medio que facilita el conocimiento de algo: “Descubrir esa pieza faltante fue la llave para acceder al resto de la información”. Análogamente, una asignatura puede ser una llave si, lograda su aprobación, se pueden examinar y aprobar otras: “Esa materia fue la llave para alcanzar la promoción”.

En el plano eléctrico, existe la forma “llave de contacto”, o dispositivo que activa el circuito eléctrico de un auto y lo pone en marcha. En el ámbito informático, la “llave de memoria” es aquella portátil, de pequeño tamaño, que se conecta a un puerto USB de una computadora u otro dispositivo electrónico. Se habla de “llave maestra” para nombrar a la que abre y cierra todas las cerraduras de una casa. En sentido figurado y en plural, la expresión “las llaves de la Iglesia” alude a la potestad espiritual para el gobierno y dirección de los fieles: “Ese nuevo obispo será quien tenga, temporalmente, las llaves de la Iglesia”. En determinada situación se dice “ahí te quedan las llaves”: con esa expresión se da a entender que alguien deja el manejo de un negocio sin dar razón de su estado: “Me tomo vacaciones en el negocio, ahí te quedan las llaves hasta mi regreso”. Locuciones similares a la del título son “bajo llave”, “debajo de llave”, “tras llave” y “tras siete llaves” ; cualquiera de ellas nos da a entender que un objeto se encuentra bien guardado: “Es imposible acceder al expediente porque el archivista lo tiene bajo llave”.

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Al salir o entrar de un sitio, “torcemos/doblamos/echamos llave” pues le damos vuelta dentro de la cerradura, para abrir o cerrar. Pero si, furtivamente, se desea abrir una puerta, un cofre, un escritorio, muchas veces “falseamos la llave”, pues usamos una similar a la verdadera, con las mismas guardas y medidas. Es hermosa la circunstancia en que se usa la expresión “llave en mano”: dicha de una vivienda, esta locución significa que el comprador puede ocuparla inmediatamente, al firmar la escritura de compra: “Se los veía felices, llave en mano, tras la adquisición del departamento”. Si alguien es el último en irse de un lugar o de una reunión, se dice que “recogió las llaves”. Aluden a diferentes realidades “corneta de llaves”, instrumento musical de viento, que puede usarse en una banda o en una orquesta, con diversos orificios en el tubo, que se abren y cierran por medio de llaves; “capitán de llaves”, encargado de abrir y cerrar las puertas a las horas de ordenanza; “ama de llaves” o criada encargada de la economía de una casa.

Mencionamos al pasar que la palabra “llave” proviene del latín “clavis”, de donde proviene también “clave”, vocablo que puede usarse en múltiples situaciones: en primer lugar, es un código de signos convenidos para la transmisión de mensajes secretos o privados; así, “No pude entenderle porque hablaba en clave”. Muy ligado a este sentido es el que da la palabra como equivalente a “noticia o idea por la cual se hace comprensible algo que era enigmático”: “Descifrada la idea clave, fue posible avanzar en la investigación”. También es un signo o combinación de signos para hacer funcionar ciertos aparatos: “Me dio su clave y pude acceder al material que estaba encriptado”. En música, una clave es el signo colocado al principio del pentagrama, que permite determinar el nombre de las notas”: “No ha aprendido todavía la clave de fa”. En relación con este valor musical, pero en uso metafórico, se da la locución prepositiva “en clave de”, que toma el significado de “con el carácter o el tono de”: “Todo transcurrió en clave de humor”.

Cambio una letra y digo otra cosa

“Clave” puede usarse frecuentemente en aposición a otro sustantivo y sirve para señalar el carácter fundamental o decisivo de lo denotado por este: “idea clave”, “día clave”, “fecha clave”. No es obligatorio pluralizar el término “clave”, al referirse a un sustantivo en plural. Por lo tanto, es correcto decir “palabras claves” y “palabras clave”. En lo musical, el sustantivo “clave” puede ser masculino o femenino. Si es masculino, se trata del “clavecín”, instrumento de cuerdas y teclado que se caracteriza por el modo de herir dichas cuerdas desde abajo por picos de pluma que hacen el oficio de plectros: “El ejecutante de clavecín acompañó magistralmente a la Camerata”. Si es femenino, en Venezuela y Cuba, la “clave” es un instrumento musical de percusión consistente en dos palos pequeños, que se golpean uno contra otro.

Llaves y claves tiene en común el ser esenciales para lograr aperturas y accesos.

* La autora es profesora consulta de la UNCuyo