Acerca del Gasto Público nacional y provincial

Mendoza necesita un debate sobre el uso de sus recursos sin anteojeras y contemplando el interés general sobre los privilegios corporativos que erosionan las posibilidades de crecimiento y futuro de las mayorías.

El gasto público se duplicó aceleradamente a partir de 2003. - Archivo / Los Andes
El gasto público se duplicó aceleradamente a partir de 2003. - Archivo / Los Andes

El gasto público se duplicó aceleradamente a partir de 2003. Sólo hubo una leve disminución durante la presidencia de Macri. Ese incremento del gasto ocasiona grandes problemas tal cual la cuestión de la deuda y la inflación. Como no alcanzan los recursos fiscales, a pesar de una presión impositiva que ahoga las posibilidades de inversión del sector privado, se recurre a la emisión de deuda para cubrir el déficit o a la emisión de moneda generando inflación. La inflación provoca que la gente ahorre en monedas sustitutas como el dólar con el resultado que los depósitos en los bancos en moneda nacional sean muy bajos. Por eso hay escasez de crédito para las inversiones o para colocar deuda por el Estado en el mercado interno de capitales.

Un problema es el incremento del gasto, otro, su calidad. Los bienes y servicios que aporta el Estado no condicen con su nivel, como lo muestran el deterioro de la infraestructura de transporte, las carencias en los sistemas de saneamiento, el crecimiento de las villas miseria que se duplicaron en 20 años junto con el gasto o la mala gestión de los recursos en educación, ciencia y salud. Sólo en subsidios tarifarios se gasta el 3 % del PBI, que en su mayor parte se destina al AMBA sin discriminar en niveles de ingresos.

La provincia de Mendoza no escapó a estas falencias. A fines de la década del 90 su gasto público ascendía al 9 % del producto bruto provincial. En la última década el gasto público supera el 20% de su producto, pero los fondos aplicados a obras públicas, no acompañan ese gasto. Incluso nos endeudamos en dólares para gasto pagar gasto corriente o para mejorar el Parque. Agreguemos que la economía de Mendoza no sólo está estancada al igual que la economía nacional con 10 años sin crecimiento, sino que su participación en la economía nacional ha bajado.

El crecimiento del empleo público en los gobiernos de Cobos, Jaque y Pérez, incluido los municipios de todos los signos políticos explican ese incremento del gasto a pesar que en el gobierno de Lafalla se tuvo el coraje y la inteligencia de transferir la caja de jubilaciones de la Provincia a la Nación. Sin esa decisión la situación fiscal sería apremiante.

Las aventuras empresarias de los gobiernos siempre terminan mal y con costos para los contribuyentes, por una razón esencial: un funcionario no reemplaza a un empresario, lo estamos ratificando en las estatizaciones de los últimos años y pasará inexorablemente con las aventuras empresariales que ha emprendido el gobierno de la provincia, algunas junto al gobierno nacional como es el caso de la incautación de Pescarmona. Ya el déficit de las aventuras estatales reiniciadas en el régimen de la diarquía K asciende a un punto del PBI. Sólo Aerolíneas genera 800 millones de dólares de déficit y la empresa contaminante de Río Turbio 200 millones de dólares. El derrumbe del valor de YPF es otra muestra del disparate de estos últimos 20 años. Se pagó casi 12 mil millones de dólares por el 50 % de las acciones de una empresa que hoy apenas vale mil millones. Por eso es preocupante que la provincia esté en ese camino, por su cuenta o junto al gobierno nacional. Estas aventuras sólo sirven para darles puestos a políticos desocupados, que, nunca han emprendido nada por su cuenta, ni pagado una quincena con un negocio propio.

No se han encarado en este siglo obras de envergadura. Potrerillos es del siglo pasado. Poco se ha hecho en accesos, transporte y en una política que hace a la supervivencia de Mendoza como es el cuidado del recurso agua. Prolongar la doble vía de la ruta 7 entre San Rosa y Desaguadero, es poca cosa para un período tan largo. No se trata sólo de obras públicas, algunas esenciales para la supervivencia de Mendoza, como es la modernización del sistema de riego y manejo del agua. Hay temas prioritarios para ingresar al siglo XXI como lo fuera en el siglo XIX la incorporación masiva de la población a la educación primaria.

No hay futuro sin educación. En la sociedad de este siglo la mayor riqueza no son las materias primas, ni los metales preciosos, son el capital humano. La graduación en estudios universitarios y en el secundario es baja. La clave para mejorar esos porcentajes de graduación pasa por el fortalecimiento de la escuela primaria. En Mendoza solo el 13 % de los niños asisten a escuelas con doble escolaridad, contrastando con la ciudad de Buenos Aires, Córdoba y Tierra del Fuego, únicas jurisdicciones que están cerca de cumplir los parámetros establecidos en la ley nacional de educación.

En conclusión, Mendoza necesita un debate sobre el uso de sus recursos sin anteojeras y contemplando el interés general sobre los privilegios corporativos que erosionan las posibilidades de crecimiento y futuro de las mayorías.

*El autor es miembro de número de la Academia Nacional de la Historia y de Academia de Historia Militar.

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