Hallaron las primeras pruebas de sacrificios rituales del Imperio Inca en perfecto estado

Los expertos encontraron las piezas en un yacimiento de Tambo Viejo, en Perú, y aseguran que no existe nada que se compare con dichas evidencias arqueológicas.

Descubren las primeras pruebas directas de sacrificios incas en un yacimiento de Tambo Viejo, Perú. Foto: L.M. Valdez
Descubren las primeras pruebas directas de sacrificios incas en un yacimiento de Tambo Viejo, Perú. Foto: L.M. Valdez

Expertos hallaron pruebas contundentes que representan la primera evidencia arqueológica  vincula a los antiguos Incas con sacrificios rituales. Las mismas fueron encontradas en un yacimiento ubicado de Tambo Viejo, en Perú.

Se trata de cuatro llamas: tres blancas y una marrón, las cuales fueron sacrificadas en un ritual que data más de 500 años. Estaban cubiertos con brazaletes y cuerdas de colores, lo que potenciaba su valor para los dioses.

Según un artículo publicado en Antiquity que difunde Gizmodo, revela que las llamas eran el animal predilecto de la civilización incaica o inca para los sacrificios, ya que “su valor ritual sólo podía ser superado por el de los seres humanos”.

Cuatro llamas fueron halladas. Llevaban brazaletes y cuerdas de colores. Foto: L.M. Valdez
Cuatro llamas fueron halladas. Llevaban brazaletes y cuerdas de colores. Foto: L.M. Valdez

Además, según los relatos etnográficos de colonos españoles, los incas a veces llegaban a sacrificar hasta 100 llamas a la vez, con tal de obtener buen clima u otra petición.

Lo novedoso del hallazgo es que, hasta el momento, no se habían descubierto pruebas definitivas sobre esta práctica. Los arqueólogos sólo había hallado a lo largo de la costa norte de Perú, elementos que datan de la civilización preinca Chimú.

“Como ocurría en los casos de los Chimú, estas llamas son ofrendas funerarias”, explicó Lidio Valdez, autor del estudio e investigador de la Universidad de Calgary, que trabajó junto a un equipo de la Universidad de Huamanga en Perú.

Pero marcó una diferencia: “Las ofrendas de llamas de Tambo Viejo no son ofrendas funerarias, sino ofrendas dedicadas a las deidades, es decir, al dios creador Viracocha y al Sol”.

Luego, el experto explicó que “se necesitó tanto tiempo para encontrar pruebas físicas de esta práctica entre los incas porque solamente unos pocos yacimientos fueron investigados adecuadamente y las zonas no son las mejores”.

A lo que agregó que las condiciones muy secas de Tambo Viejo, en la costa sur del país, permiten una excelente conservación de los restos orgánicos. Además, explicaron que ayudó a que los incas colocaran arena sobre las llamas durante su entierro.

Algunos de los hilos que envolvían a las llamas descubiertas en un yacimiento en Perú. Foto: L.M. Valdez
Algunos de los hilos que envolvían a las llamas descubiertas en un yacimiento en Perú. Foto: L.M. Valdez

Cabe destacar que los arqueólogos encontraron las cuatro llamas debajo del suelo mientras excavaban unas ruinas. “Este es el primer yacimiento de su tipo. No hay nada comparable”, explicó el investigador.

Sin embargo, el análisis no reveló pruebas de cortes en la garganta ni en el diafragma, lo que sugiere que las llamas podrían haber sido enterradas vivas. De hecho, las patas atadas también puede apoyar esta interpretación.

Por otra parte, la datación por radiocarbono sugiere que el ritual tuvo lugar hace unos 573 años.

Otro propósito

Los sacrificios rituales incas pedían cosechas exitosas, rebaños saludables y la victoria frente a sus enemigos. Sin embargo, este estudio habla de otro propósito: un gesto de buena voluntad hacia quienes viven en un territorio anexado recientemente.

Los restos de una llama. Cuentan que era atadas y enterradas vivas. Foto: L.M. Valdez
Los restos de una llama. Cuentan que era atadas y enterradas vivas. Foto: L.M. Valdez

La llegada de los incas probablemente alteró el orden sociocultural preexistente, y por eso los incas trataron de mitigar sus efectos al “entablar amistad con los lugareños y proporcionar regalos y comida a los pueblos conquistados”, enumeran.

Los autores también cuentan que los incas “creían que era imposible tomar un territorio sin dar algo a cambio”, lo que implica “un intercambio en aquella situación anormal”.

Valdez señala que los sacrificios rituales no eran eventos serios o cruentos, sino que se trataban de celebraciones. Habla de alimentos en forma de banquetes, cantar y hasta bailar.

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