Encontraron un cachalote muerto que guardaba un “tesoro” en el su interior y se volvieron millonarios

Los pescadores hallaron ámbar gris, una sustancia rara formada en el sistema digestivo de la ballena que es muy utilizado en hacer perfumes.

Imagen ilutrativa
Imagen ilutrativa

Para el pescador yemení Fares Abdulhakeem y sus amigos era un día como cualquier otro que salían al mar para ganarse la vida en este país en guerra, hasta que encontraron el premio gordo en la barriga de un cachalote.

En febrero, un grupo de 35 pescadores encontró flotando el cadáver del cetáceo a 26 kilómetros de la costa de Adén, al sur del Yemen, y lo arrastraron hasta la orilla, donde lo cortaron en lonchas.

En su interior encontraron un “oro flotante”, o ámbar gris, una sustancia rara formada en el sistema digestivo de la ballena que es muy utilizado en hacer perfumes.

La pieza de 127 kilos de ámbar gris fue vendida a un empresario de Emiratos Árabes por más de 1,5 millones de dólares, una suma inimaginable para la mayoría de los habitantes de Yemen, uno de los países más pobres del mundo según la ONU.

“Salgo al mar cada día a conseguir mi pesca y uno de estos días encuentro una ballena muerta. Y resulta que estaba llena de ámbar gris”, dijo Abdulhakeem.

“De un momento a otro, nuestras vidas cambiaron”, aseguró. Los pescadores usaron parte del dinero para ayudar a los necesitados en su comunidad, pero el resto fue repartido entre sus integrantes.

“Algunos compraron barcos, otros construyeron o arreglaron sus casas. Yo he construido mi casa, he construido mi futuro (...) Las circunstancias aquí son difíciles”, aseguró.

De pobres a millonarios

Millones de personas en Yemen se vieron arrastradas a la hambruna tras años de guerra civil, estallada en 2014 entre el gobierno apoyado por una coalición liderada por Arabia Saudí y los rebeldes hutíes respaldados por Irán.

Naciones Unidas asegura que el país sufre una de las peores crisis humanitarias por este conflicto que ha dejado decenas de miles de muertos, millones de desplazados y dos tercios de sus 30 millones de habitantes dependientes de algún tipo de ayuda.

Somos gente humilde, pescadores que buscan su captura cada día. Si haces la pesca del día, das gracias a Dios. Pero de repente, el Más Misericordioso nos ha dado esto”, dijo otro de los pescadores, Salim Sharf.

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