Miedo a volar, un pánico con salida

El psiquiatra Claudio Plá Alem, con su libro “Modo avión”, brinda una guía práctica para desterrar este miedo y poder enfrentarse a la fobia

Miedo a volar, un pánico con salida
Miedo a volar, un pánico con salida

La vida de aeropuertos y la adrenalina antes de tomar vuelos es para muchos sinónimo de alegría por un viaje deseado. Pero para otros, puede resultar un verdadero problema.

La aerofobia o miedo a volar es el temor específico a los aviones. Los informes de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) indican que una de cada seis personas sufre de aerofobia.

Para los especialistas el miedo a volar se manifiesta por las fantasías aterradoras sobre los movimientos, el tamaño de la aeronave, las potenciales fallas técnicas o simplemente el pensar en un error humano de los pilotos, lo que lleva a un bloqueo extremo y a no poder subir al avión.

Si de fobia a volar hablamos, el psiquiatra especialista en trastornos de ansiedad Claudio Plá Alem lleva más de dos décadas estudiando el tema, y además de fundar la organización Poder Volar, donde realiza cursos y charlas, recientemente lanzó el libro "Modo avión", donde detalla técnicas para perder definitivamente el miedo a volar.

–¿A qué apunta el libro "Modo avión"?

–El libro apunta a todo tipo de problemas que tienen que ver con el miedo a volar, y para aquellas personas que tienen un problema de ansiedad muy marcado, como personas con pánico mal tratado, o cuadros de claustrofobia, que tienen que ver con trastornos de ansiedad. Pero está pensado para todo tipo de temores al vuelo, como la turbulencia y tiene fobia absoluta. De alguna manera los va ayudar a superarlo y enfrentar un vuelo.

–En general las personas que tienen miedo a volar, ¿a qué le temen?

–La mayoría de los casos muestra un temor a la turbulencia. Esto resulta de una encuesta que hizo Graciela Römer. Y un dato más: el 23% de las personas que suben a un avión tiene miedo a volar. Son muchas Y el libro da claves para poder destrabar ese miedo.

–¿Por qué se manifiesta esta fobia?

–En general se da por una mala experiencia, por el estrés cotidiano. Las personas, cuando tienen una crisis por el trabajo o una crisis afectiva, le tienen miedo al viaje en avión, sea una luna de miel o un viaje que tenga una carga simbólica especial. También influyen padres temerosos o familiares directos, que contagian este temor. Yo he visto casos de parejas que se contagian esta fobia.

–¿Cuáles son los miedos específicos que se desprenden de esta fobia?

–Tienen miedo a las alturas, a las tormentas, al encierro, miedo a la turbulencia, a tener que ceder el control. Porque algunas personas quieren tener el control de la situación, y en este caso no pueden controlar lo que ocurre en la cabina. Y tienen dificultades para confiar en el otro y ceder el control.

–En muchos casos ante el miedo de enfrentar el vuelo recurren a un tranquilizante, ¿hay mayor índice de automedicación en este trastorno?

–Las encuestas arrojan que el 23% se automedica. Y lo hace mal, porque toma un hipnótico que le produce un estado de sonambulismo. Tiene crisis, o mezcla pastillas con alcohol para calmarse. Sucede que hay personas que están medicadas y piden alcohol en el vuelo y eso es complicado, porque afecta al sistema nervioso. Y en el peor de los casos quieren salir del avión por este estado.

A qué le temen los que temen

–¿Lo sufren los adultos solamente?

–El grupo mayoritario va de los 30 a los 50 años. Hay niños en menor cantidad. En general se da en esa edad y sobre todo en las mujeres. No porque las mujeres tengan más miedo, sino que tienen más facilidad para hablarlo y pedir ayuda. Esto hace que consulten un poco más las mujeres.

–¿Se acrecienta el temor por el hecho de no saber responder a las medidas de seguridad que se informan en un vuelo?

–Lo que pasa es que la persona que tiene miedo, queda bloqueada y no puede reaccionar. Se les activa un reflejo condicionado muy negativo. Por ejemplo ha visto un accidente. O ve las medidas de seguridad y eso en algunas personas tiene efectos negativos, y es parte del miedo que se produce con los aviones.

–¿Cuál es el consejo que le da como primera medida para enfrentar un vuelo?

–En principio recomiendo que tome algunos recaudos, como ejercicios de respiración, buscar formas de distraerse. Aconsejo que se viaje descansado, que vaya al aeropuerto con tiempo y dispuesto para pasar un buen momento. Otros pueden pedirle un ansiolítico a un médico clínico si es necesario.

–Algo básico: ¿es miedo al avión o miedo a volar?

–No se manifiesta en todos iguales. Hay gente que tiene miedo a la reacción física, de estar dentro del avión y no poder salir. Hay otros que tienen miedo a la máquina: si es antigua, si es moderna, si está bien mantenida... Hay gente que tiene miedo a que se prenda fuego, otros a que viaje un terrorista entre ellos y entonces empieza a mirar alrededor con desconfianza para ver si hay alguna persona sospechosa. Pero mayoritariamente la gente le tiene miedo a la turbulencia.

Enfrentar y superar la fobia

La aerofobia coarta a la persona y sin desearlo la puede llevar a un extremo del trastorno, y pasar años sin enfrentar el problema.

Aunque las causas del miedo a volar son particulares, las personas que lo sufren se frustran y ante una situación límite enfrentan el problema.

“Yo tuve mi primera crisis de pánico a los 20 años. De ahí me quedaron varios miedos y limitaciones, entre ellos el miedo a volar. Nunca pensé que tenía tan arraigada esa fobia, hasta que tuve que hacer un viaje de trabajo. En ese momento no podía enfrentar un vuelo. Es un miedo muy limitante, no te deja conocer el mundo y te sentís frustradas”, cuenta Gladys Baldasso, licenciada en Administración.

Tras realizar un curso a distancia, pudo enfrentar la situación y dejó de ser una causa de pánico, para vivirlo como algo placentero.

“Con distintas técnicas para enfrentar el vuelo pude viajar perfecto. Ese fue mi primer vuelo y luego lo hice sin problema. Para mí enfrentarlo fue muy importante y lo bueno es que hay salida, que el pánico a volar se supera. Con herramientas básicas como técnicas de respiración, imaginar situaciones positivas, que llevadas a la práctica dan resultado. No te molesta, podés sentir cierta incomodidad lógica, pero no te dispara un pánico”, asegura.

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