Roberto Trotta: “Es muy difícil dirigir si no estás en el grupo de Bragarnik”

Tras cuatro ciclos distintos como DT de Independiente Rivadavia (armó el equipo del ascenso al Nacional B en 2007) y de un fugaz paso por Sarmiento de Junín, desapareció de la órbita y es columnista de radio y TV. Maradona, Gallardo, Vélez, Bianchi, Chilavert, los temas candentes de un Cabezón auténtico.

Roberto Trotta dejó atrás los campos de juego y hoy despunta el vicio del periodismo en Radio Rivadavia.
Roberto Trotta dejó atrás los campos de juego y hoy despunta el vicio del periodismo en Radio Rivadavia.

El paso del tiempo no destiñe el color de los recuerdos. Al contrario. Es en ese pasado donde el protagonista de la historia proyecta una nueva oportunidad, ya despojado de los aires altaneros y las ínfulas de superioridad que sembraron desamor por Avenida Las Tipas. El protagonista en cuestión es Roberto Luis Trotta, aquel campeón de América y del mundo con el Vélez de Bianchi que -al igual que su compañero Omar Asad- supo hacer sus primeras armas como entrenador en Mendoza. A seis años de su último trabajo como DT, en un mano a mano con Los Andes, el Cabezón no deja tema sin tocar.

-Roberto, ¿cómo te trata la cuarentena?

-Como a todos. Por ahí me agarra la desesperación de hacer algo, pero también tengo un poco de temor porque tengo un hijo pequeño y contagiarme sería traer un problema a casa. Tratamos de cuidarnos y llevarlo adelante. Aparte, no queda otra.

-¿Estás trabajando en periodismo?

-Sí, trabajo en La Oral Deportiva, por Radio Rivadavia. Salgo dos veces por semana, los miércoles y los viernes estoy ahí con Martín Liberman, que es mi jefe.

-¿Te gusta la radio?

-Me divierto. No soy periodista y me entretengo desde otro lado porque no informo nada, opino de fútbol cuando lo tengo que hacer y Liberman me da mucha libertad para hacerlo. No es lo que más me gusta hacer, pero es lo que hay para hacer en este momento.

-¿Preferirías estar dirigiendo?

-Totalmente. Sigo esperando, está muy difícil. Por ahora sigo estudiando, trato de mirar mucho fútbol. En un momento dejé por un problemita y me dediqué a estar con la familia. Pero la verdad que está muy cerrado. Hay un representante que maneja muchos equipos del fútbol argentino y no estoy ni en el círculo ni en sus proyectos.

-¿Lo decís por Bragarnik?

-Sí, claro. Lo conozco muy bien porque era hincha fanático de Vélez en la época en la que yo jugaba. Recuerdo que tenía un videoclub cerca del Amalfitani y los jugadores íbamos seguido. Lamentablemente, en el fútbol argentino se hace muy difícil dirigir si no estás en su grupo.

-El cuerpo técnico lo tenés armado.

-Sí, están Eduardo Magnin, Maximiliano Bulacio, que es un chico que jugó en Tigre, y el profe Adrián Guibaudo, con el que estuvimos en Mendoza.

-¿Hace mucho que no venís a Mendoza?

-Hace rato que no voy. Estoy instalado acá con mi señora y mi hijo y no nos movemos demasiado.

-¿A la Lepra la seguís?

-Sí, por supuesto. Sé que han cambiado otra vez de presidente y que ahora está Carlos Castro, que era un fanático de Independiente. Ahora está en el lugar que quiso estar siempre y ojalá le vaya bien.

-Tuviste cuatro etapas como DT de Independiente. ¿Esperás una quinta?

-Sí, ojalá. Si me llamaron tantas veces fue porque hice las cosas bien, sino no te vuelven a llamar. Siempre estoy abierto porque tengo muy gratos recuerdos de la ciudad. Incluso después de que dejé de dirigir me quedé a vivir en Mendoza con mi familia. Me encantaría poder tener otra posibilidad.

Tras el retiro, Trotta decidió sumarse al Showbol, donde conoció a Maradona.
Tras el retiro, Trotta decidió sumarse al Showbol, donde conoció a Maradona.

-Acá se armó una polémica grande porque estaba Minich con contrato y llegó Straccia con un grupo inversor. ‘Cachín’ Blanco dijo una vez: “El que pone la plata, quiere jugar”. ¿Es siempre así en el fútbol?

-Sí, totalmente. Y si no puede jugar, dice quién es el que juega. Es así y hay que bancársela, no queda otra. Leí lo que dijo Minich y tiene razón: a nadie le gusta irse y menos del lugar en el que estaba él. Aparte, no estaba haciendo mal las cosas. Pero en esos casos no queda otra que saludar, dar la mano y buscar otra posibilidad.

-A vos te buscaban siempre cuando las papas quemaban.

-Es normal que te llamen cuando las cosas no van bien. Pero también se dio que la primera vez que fuimos pudimos armar el equipo y nos fue bastante bien. Lamentablemente, no pude estar en la definición de ese ascenso, pero me considero parte de eso y los chicos de ese plantel siempre me lo hacen saber. Seguí las finales por televisión y lo viví como si hubiera estado dirigiendo yo.

-¿Por qué creés que no te llamaron para dirigir esas dos finales?

-Habría que preguntarle a Daniel Vila. Él siempre dice que yo me fui, lo cual es cierto porque mi contrato se había terminado el día que perdimos las semifinales contra Rivadavia de Lincoln.

-Ese día renunciaste en el vestuario...

-Sí porque no había podido cumplir con el objetivo que era llevarlo a jugar los partidos para ascender. Después no fue lo que pasó porque volvieron todos, pero yo no tuve la suerte de volver. Igual, me siento partícipe de ese equipo y, te vuelvo a repetir, tenemos reuniones por Zoom con los chicos de ese año y me hacen saber que me siente parte.

-¿Pensás que la designación de 'Cacho' Sialle tiene que ver con lo que pasó después?

-(Risas) No lo sé. ¿Vos sabés algo? Avisame, je.

-Pero en la primera de cambio, cuando renunció Sialle, te fueron a buscar otra vez.

-Lo que me alegra a mí es que quiere decir que había hecho bien las cosas. Por eso volvimos, después el resto quedará para la anécdota.

-Por tu estilo como jugador te metiste rápido en el paladar del hincha de la Lepra…

-Sí, en la primera etapa logramos hacer un equipo que jugara bien y con gente grande, como Vivaldo, Ramos, Cordone, que había dejado y lo hicimos volver. Fue una gran virtud del profe haberlo manejado tan bien físicamente y eso fue lo que nos permitió sacar ventaja.

-Del Lobo Cordone hablan maravillas como DT. ¿Te soprendió?

-No, para nada. Yo sabía que el Lobo iba a ser lo que es como entrenador y no tengo dudas de que en algún momento va a ser el técnico de Independiente. Además es algo que él desea mucho. Hasta ahora no sé si es que no lo han llamado o no se siente bien preparado. El Lobo es un tipo muy especial, está en su mundo que es Alem.

-¿Cuál es el verdadero Trotta? ¿El reacio de la primera etapa o el más dócil de las últimas dos?

-Las cosas cambian y la vida te hace ver las cosas de otra manera. Pasa que yo como jugador fui muy parecido a lo que era como entrenador en la primera etapa. Pero uno va aprendiendo. Hay cosas que no las volvería a hacer o las manejaría de otra manera. Y no es que me arrepiento, eh. Es lo que tenía en ese momento. Obvio que si hoy me preguntás si lo hice bien o mal, te digo que mal porque me hubiera gustado ser de otra forma. Son las macanas que uno hizo y hay que corregir.

-Por ejemplo, el día que los hinchas te pusieron una bandera y vos desde adentro les decías que tu apellido es con dos t.

-(Risas) Esas son las cosas que hoy no haría. Hoy me comería que me estén insultando y nada más. En ese momento lo hice porque me pareció gracioso.

Al exVelez no le fue bien en Sarmiento de Junín y ya no volvió a trabajar como entrenador.
Al exVelez no le fue bien en Sarmiento de Junín y ya no volvió a trabajar como entrenador.

-¿Te encontrás hinchas de la Lepra?

-En todos lados me los encuentro y todos dicen lo mismo. Me agradecen por lo que pudimos hacer en el club y a la vez me dicen que fui demasiado canchero. Y la verdad es que cuando uno es jugador de fútbol trata de tomar un poco de distancia con el resto porque si no se hace muy complicado. No lo hacía de maldad. El que me conoce sabe que soy un tipo normal que se puede equivocar como cualquiera. Uno de los grandes hinchas que tenía Independiente en ese momento era Leo López y en su momento yo no tenía buena relación y ahora hablamos por teléfono cada dos por tres. Uno se va poniendo grande y va cambiando.

-A pesar de tu mala relación con los hinchas, hay mucha gente que te respeta como entrenador y varias veces te ha pedido.

-Sí, me llegó porque sigo mucho las noticias de Mendoza, sigo leyendo los diarios y la mayoría son comentarios buenos, más allá de que alguno se puede acordar más la parte torcida mía de que por ahí no me podía llevar bien con algunos. La mayoría tiene buenos recuerdos, principalmente en lo deportivo, que es lo que más me gusta a mí. Siempre intentamos que fuera un equipo competitivo y protagonista, que era lo que le gustaba al hincha.

-¿Cuál fue el mejor equipo que tuviste en las cuatro etapas?

-El que pudimos hacer en la temporada 2013-14 con varios chicos de Mendoza como Abel Peralta, Emiliano Fernández, Federico Guerra, Ezequiel Pérez, Lucas Parisi, Lucas Gamba. Ese equipo me gustó muchísimo porque eran pibes muy obedientes y logramos hacer jugar bien al Negro Pérez, que era un rebelde pero un jugador bárbaro. A Lucas Gamba que había estado en una etapa anterior y lo pudimos potenciar de nuevo. En algún momento estuvimos cerca de pelear los puestos para pelear el ascenso, pero al final nos quedamos sin batería.

El Cabezón pasó en cuatro oportunidades por el banco de suplentes de la Lepra.
El Cabezón pasó en cuatro oportunidades por el banco de suplentes de la Lepra.

¿Te volvieron a llamar después de esa etapa?

-No, no me llamaron más. Con el único que tuve contacto fue con Leo López, pero después no tuve la suerte de que me vuelvan a llamar.

-¿Por qué creés que Independiente casi siempre pelea por no descender?

-Lo que pasa es que la política en el club es muy fuerte y a veces se hace difícil porque no te ayuda. Independiente tiene todo y merece estar más arriba, pero en el momento en el que tiene que pegar el salto surge algún problema y en lugar de pegarlo, retrocede. Ojalá sea este presidente el que lo pueda ubicar un poco y pelear para ascender. Sería increíble ver a Independiente en Primera División.

-El verdadero clásico de Mendoza es Independiente-Gimnasia, chicaneaste una vez a Oldrá. ¿Lo ratificás?

-Sí, obvio. Eso lo dije porque Oldrá había dicho que el clásico de ellos era con San Martín de San Juan.

-Clásico o no, lo cierto es que había y hay mucha pica.

-Sí, totalmente. A pesar de que nosotros disfrutábamos ganarle a Gimnasia, contra Godoy Cruz se estaba generando algo especial. Lamentablemente, el único que jugué en cancha de Independiente lo perdimos 1-0 y me dio más bronca todavía.

-¿Dirigirías Godoy Cruz?

-No, no me parecería bueno. No es demagogia ni mucho menos, sino evitarme problemas.

-Estás sin trabajo. ¿Ni siquiera lo pensarías?

-Sí, pero hay cosas que superan. Estoy sin laburo, pero tampoco estoy desesperado por agarrar algo. Si lo tengo que pensar, lo pienso. Sin desmerecer a nadie, preferiría ir a otro lado.

-¿Quién es el mejor entrenador del fútbol argentino?

-El mejor del fútbol argentino, Gallardo. Y el mejor entrenador argentino es Simeone.

-Con Gallardo coincidiste en River en 1997. ¿Se veía lo que iba a ser hoy?

-La verdad que no. Era un jugador importante, pero no lo veía como un futuro DT con la presencia que tiene ahora. Me sorprendió gratamente, tiene muy claras las cosas que transmite y es muy ganador.

-¿Se lo puede comparar con Bianchi?

-Lo que pasa es que habría que esperar. Bianchi ganó todo a nivel internacional, pero tiene 20 años más de carrera que Gallardo. Hoy por hoy no habría punto de comparación porque el más ganador es Bianchi, pero hay que esperar hasta que Marcelo no dirija más.

-¿Es verdad que presentaste un proyecto en Vélez y te lo “robaron”?

-Algo así. Presenté un proyecto a Rapisarda y Calello en el cual yo me encarga del fútbol profesional y Cavallero se encargaba de las inferiores. En el momento de decidir, me dejaron afuera. Y desde hace dos o tres años Pablo Cavallero es el mánager del club. Nunca me dieron una explicación. Es más, Cavallero no me atendió nunca más el teléfono.

-¿Por qué no sos ídolo de Vélez?

-Porque no nací en el club y la gente no me quiere por lo que dije alguna vez de ellos (NdR: "pareciamos visitantes en nuestra propia cancha") y porque se la piqué a Chilavert y lo grité. Ahí los únicos ídolo que son Bianchi por sus campeonatos entrenador y como jugador, que nació ahí y Chilavert. Los dos que tienen la estatua en el club.

-¿Chilavert te tenía celos porque vos eras el capitán?

-No, no porque lo dejó muy claro Bianchi desde un principio y él me eligió a mí. Carlos tenía la idea de que el arquero no podía ser el capitán porque quería que estuviera cerca de la jugada y de los árbitros para poder hablar.

-¿Era difícil el vestuario de ese Vélez?

-No, para nada. No había caciques, éramos todos indios y queríamos ganar. Yo tuve la suerte de ser el capitán pero las decisiones las tomábamos en conjunto. Era un grupo muy unido, íbamos todos para el mismo lado y no había egos personales. Era un grupo extraordinario y por eso se lograron tantas cosas.

-¿Qué te produce volver a ver la final contra el Milan?

-Nerviosismo, je. No, la verdad es que me trae gratos recuerdos y lo disfruto un poco más que cuando jugaba. Cada vez tiene más valor porque es algo que cada vez se logra menos en Sudamérica y no muchos tienen la posibilidad de estar y, además, ganarlo.

-¡Aparte a qué Milan le ganaron!

-Yo siempre digo que, salvando las distancias del caso, el Milan de ese momento era como el Barcelona de hoy. Era un equipo multicampeón, venía de ganarle 4-0 en la final de la Champions al Barcelona y con jugadores extraordinarios. El mérito nuestro fue tremendo. Vos fíjate que River ganó la Intercontinental en 1986, pero le ganó la final a un equipo que no tenía la jerarquía de otros equipos.

-¿Recordás lo que les dijo Bianchi en esa charla técnica?

-Uuuuhhh nos dijo tantas cosas… estuvimos en Japón diez o doce días antes del partido. Carlos tenía una forma de hacernos más fuertes con el tema de lo que decían los técnicos rivales. Por ejemplo, cuando fuimos a jugar la final de la Copa Libertadores ’94 en San Pablo empapeló el vestuario con una frase de Tele Santana en la que decía que a nosotros no nos conocía nadie, que nos iban a hacer cuatro o cinco goles y que ellos ya tenían asegurado el tricampeonato de la Copa Libertadores. Y contra el Milan fue algo parecido porque Capello no sabía ni quiénes éramos. El Milan pecó un poco de soberbia y fue ahí donde sacamos ventaja. Las charlas eran simples, nos pintó el partido cómo iba a ser, los primeros minutos había que aguantar porque se nos iban a venir encima y fue así. Los primeros diez o quince minutos la pasamos muy mal y después pudimos ir remontando el partido y terminamos superándolos claramente.

Su tiempo al lado del mejor del mundo

-¿Cómo fue la experiencia con Maradona?

-En lo personal fue muy positiva. Viví cosas increíbles junto a Maradona. Es único y no hay otro como él en el mundo. Siempre hablo de la parte futbolística, no me meto en la parte personal porque con él no tuve problemas sino con sus dos ayudantes.

Trotta trabajó durante algunos meses con Maradona en Dubai. Hoy la relación no existe.
Trotta trabajó durante algunos meses con Maradona en Dubai. Hoy la relación no existe.

-¿Cómo surgió la chance?

-Se peleó con Mancuso y a los dos días me llamó por teléfono para preguntarme si me animaba a ir a Dubai a trabajar con él. Me subí a un avión y me fuí. Era imposible decir que no.

-¿Tenías relación con él?

-No, solamente habíamos jugado dos veces en el showbol: una vez en Buenos Aires y otra en Mar del Plata. Estando allá, le pregunté por qué me había elegido y me dijo que la ex suegra (NdR: la madre de Verónica Ojeda) había tenido un sueño y que le dijo: ‘tenés que llevarlo a Trotta porque es buena persona’. Esas son las locuras que tiene Diego, como cuando dijo que llevó a Garcé al Mundial porque había soñado que lo veía levantando la copa. Me sentí como Garcé, je.

-¿Por qué renunciaste?

-Porque no se trabajaba mucho. Yo había ido con muchas ganas de trabajar y me encontré con dos personajes como el Negro Enrique y el profe (Javier Vilamitjana) que no querían trabajar demasiado. Y Diego, si no estás todo el día arriba de él, tampoco es de trabajar demasiado. Se complicó un poco y decidí dar un paso al costado de común acuerdo. Aunque me quedé un mes más viviendo en Dubai porque me encantaba el lugar. Me dieron la visa por un mes más y aproveché a quedarme un mes más.

-¿Qué fue lo más loco que viviste con Diego?

-Lo que te imagines, gente de cualquier parte del planeta que lo viene a saludar, que un shopping entero deje de trabajar para saludarlo. Es imposible estar tranquilo estando en la piel de Maradona.

-¿Cómo quedó tu relación con él?

-No sé porque no me habló nunca más.

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