Punto de vista: la Selección y el valor de haber cambiado a tiempo para volver a subirnos a la Scaloneta

Ante Polonia, Argentina jugó su mejor partido de los tres que ya disputó en este Mundial y el próximo sábado se jugará el pasaje a cuartos de final ante Australia. Los cuatro cambios que decidió Scaloni mejoraron al equipo y la ilusión sigue intacta.

El equipo de Lionel Scaloni tras la clasificación.
El equipo de Lionel Scaloni tras la clasificación.

De la angustia a la ilusión, del cachetazo inicial frente a Arabia Saudita al baile conceptual ante Polonia. De los fantasmas del 2002 a la esperanza de repetir el camino de 2014. Del penal atajado a Leo en el contexto de un 0-0 ante un rival cerradísimo a un 2-0 claro que pudieron ser varios más. De menor a mayor. Porque así viene siendo el camino de la Selección Argentina en esta Copa del Mundo de Qatar.

En ocho días, la Scaloneta cambió dudas por certezas. Y el gran mérito de esa gran metamorfósis no sólo hay que dársela a los jugadores, que son los protagonistas de tomar las decisiones dentro del campo de juego. También hay que darle un espaldarazo a Lionel Scaloni, el responsable de poner en cancha a los intérpretes de una propuesta que la Albiceleste impuso durante los noventa minutos. Porque fue dominio argentino de principio a fin, sin baches, sin fisuras, sin sufrir ni siquiera un solo remate que hiciera revolcar al “Dibu” Martínez.

En gran parte, la Selección volvió a ser la que llegó a Qatar como candidata al título por el gran funcionamiento aceitado que mostró el equipo. Los engranajes volvieron a encajar perfecto y en eso mucho tienen que ver los cuatro cambios que introdujo Scaloni. Especialmente en el segundo tiempo, Nahuel Molina fue un avión a chorros por el costado derecho, gestó el gol de MacAllister. Pero además le dio amplitud en el juego de posición y profundidad a cada ataque. Si quedaban dudas por el estado físico de “Cuti” Romero quedaron disipadas, porque -junto a Otamendi- el central del Tottenham se devoró al temible Lewandowski. En el mediocampo, Enzo Fernández le dio otro ritmo a la circulación, salida clara desde el fondo, el pase vertical que rompe líneas y recuperación rápida tras pérdida. Además, asistió a Julián en el segundo gol tras una conducción con gambeta incluida. Crack. Julián Álvarez le dio mayor movilidad al ataque y se mostró siempre activo para presionar sobre la salida rival.

Las variantes le dieron otra intensidad y dinámica a un equipo que recuperó las pequeñas sociedades que le fueron dando sentido a la sostenida posesión del balón. ¿Polonia? Sólo se defendió, como pudo y hasta donde pudo. Sabiendo que el empate le alcanzaba para clasificar, hizo retroceder a diez de sus once jugadores por detrás de la línea de la pelota. Lewandowski y diez más. Nueve, en realidad, porque el arquero Szczesny tapó todo lo que le tiraron en ese primer tiempo. Incluso un dudoso penal que el juez neerlandés marcó a instancias del VAR. Messi le pegó con alma y vida sobre su izquierda, y el “1″ polaco se quedó con el remate cruzado, sobre su mano izquierda.

Argentina redondeó los mejores primeros 45 minutos de la Copa del Mundo, borró de la cancha a Polonia, generó cinco chances nítidas de gol y convirtió en figura al arquero Szczesny, quien le atajó un penal a Messi. Ese fue el otro gran bastión en este Mundial. Porque la reacción del penal fue inmediata. El equipo resurgió, supo levantarse en el peor momento.

Aunque sin brillar, La Pulga se puso rápidamente el equipo al hombro, intentó siempre atraer marcas para liberar a los demás y asistió un par de veces a Acuña, aunque las resoluciones del “huevo” no fueron del todo acertadas.

El gol tempranero, en el inicio del complemento, desactivó cualquier presunción de hazaña del elenco polaco. Es más, tras el golazo de Alexis MacAllister, Argentina no paró de seguir en la búsqueda del segundo y también del tercero. El 2-0 llegó tras 27 toques previos, una verdadera joya desde la concepción hasta la resolución de Julián. Picó la Araña. Y fue letal. Porque Polonia intentó reaccionar, pero no pudo y Argentina no lo dejó. Porque nadie en su sano juicio podrá negar que estamos otra vez en presencia de la Scaloneta, esa que hace poco más de un año se sacó la mochila de 28 años sin ganar un título de mayores (Copa América 2021). La misma que ayer sacó adelante un partido bravo ante un adversario que tiene jerarquía en el ataque.

Argentina volvió a ser Argentina. La Selección estuvo a la altura de su historia, de lo que se jugaba, de la presión que tenía para clasificarse. Los cambios mejoraron al equipo y el conjunto se volvió a sentir cómodo, con confianza y determinación. Fue una exhibición de fútbol desde el minuto cero hasta el noventa y pico.

Se viene Australia, el próximo sábado y por los octavos de final. El equipo está, la esperanza de seguir avanzando, también. Total, material para volver a creer y subirnos a la Scaloneta hay de sobra....

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