En el hangar del Tango D10S, es como caminar en el cielo con Diego de la mano

En Qatar, donde antes había un estacionamiento, ahora hay un hangar que alberga el avión en homenaje a Diego Armando Maradona.

El Tango D10S, con la imponente imagen de Maradona, permite a sus pasajeros "hablar" con Diego gracias a inteligencia artificial.
El Tango D10S, con la imponente imagen de Maradona, permite a sus pasajeros "hablar" con Diego gracias a inteligencia artificial.

Donde antes del Mundial 2022 el espacio funcionaba como un estacionamiento, por estas horas es un living techado compuesto por sillones blancos, banderas argentinas, una barra para comprar desde comida hasta bebidas y un shop donde venden las camisetas de Diego Maradona. Es el hangar del Tango D10S.

Una alfombra de césped sintético simula nuestra entrada triunfal hacia el hangar. Qué emoción. Estamos adentro y queremos ver todo ya, pero ya mismo. Al cruzar la puerta, el estómago se zarandea como revuelto gramajo. Muchas alegrías juntas, mucho por mirar y no saber para dónde ir primero. Llegamos a la casa de Diego, a la casa de D10S.

En el centro de la escena hay una gran alfombra con destino a un telón inmenso donde se esconde el avión. Ese sector estaba cerrado, menos para nosotros los periodistas. Después les cuento.

Miro hacia la izquierda y veo dos marquesinas con camisetas de Diego, varias del Napoli, de la Selección, de Boca. Está todo ahí, y las que más llaman la atención son las vintage del equipo Napolitano donde Maradona construyó la base de una nueva religión. Seas grande o pequeño en Nápoles, a Diego lo conocés de memoria.

Impacta la belleza de la pilcha, impacta lo cerca que te hace sentir del ídolo. Impacta lo que hay detrás mío.

Es un mural exclusivo de los hinchas, donde encontrás nichos con obsequios, como la camiseta del Papu Gómez, la raqueta de Vilas, una chomba de Guille Pereyra y así, varias cositas más. Me quedo pasmado en el mural, pido un marcador y firmo. “Te amo, Diego, LN”. No debería contarlo, pero lo cuento. Sigo.

En los costados del hangar hay diferentes actividades, una de ellas es sacarte una selfie con Diego. En otra, te colgás en una TV con imágenes del 10 de su paso por Newell’s y otros tantos equipos. Hacia el sector frontal, una cancha de fútbol tenis, un blanco donde si acertás ganás dinero, y las camisetas de la empresa patrocinadora a la venta, con el 10 en la espalda.

De entrada hacia el fondo está el escenario que será bendecido por los Totoras, una pantalla gigante vestida de cielo con nubes y al costado, el telón donde está el Tango D10S. Vamos.

Así es el Tango D10S, el avión en homenaje a Maradona.
Así es el Tango D10S, el avión en homenaje a Maradona.

Las luces azul francia le dan un tono celestial a la situación. Los dos patovas que custodian la zona son re buena onda y corren el telón para que yo pueda filmar y abrirme paso con estilo. Ingreso. Guau. Avanzo. Guau. La panorámica del avión es imponente, verlo a Diego pintado en varias formas lo es aún más. Me aferro a la cámara y subo las escaleras.

Estoy arriba. Todo lo que no es color blanco nube es celeste de Napoli. Las butacas brillan en composé con una Copa del Mundo y algunas frases en italiano. Estoy volando un avión aterrizado. Y lo hago de la mano de Diego.

Es el Diego que ahora nos habla, que escuchamos responder preguntas, como el día de La Mano de Dios y el festejo que no llegaba de sus compañeros porque todos sabían que había sido mano menos el árbitro. O cuando aseguró que jamás se peleó con Leo Messi, pero sí que hubiera deseado que sea más parecido a él en carácter. O cuando lamentó no haberle podido dar la tercera Copa del Mundo a la Argentina. Ojalá sea en Qatar.

Y así, entre preguntas de la gente y respuestas del Diego celestial en modo México 86, la piel se eriza y el corazón late fuerte.

La nota completa se puede leer en La Gaceta.

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