Eduardo Nicastro: “El básquetbol es y será por siempre una pasión única e incontrolable”

Personaje. A días de una decisión que macará su vida para siempre, el popular “Nica” nos habló de sus sensaciones fuera de la línea blanca. Un multicampeón que se lo extrañará, pero que seguirá estando.

Eduardo Nicastro, en su último club: Macabi, con el cual llegó a todas las finales de los últimos años, excepto la que arranca el domingo entre Atenas y San José.
Eduardo Nicastro, en su último club: Macabi, con el cual llegó a todas las finales de los últimos años, excepto la que arranca el domingo entre Atenas y San José.

Hombre de valores, ganador, con mil “batallas” sobre sus espaldas. Una persona querida por propios y respetada por extraños. Un docente que dejó su enseñanza en muchos entrenadores jóvenes que hoy en día comparten esa misma profesión. Y con el básquetbol como excusa, siempre estuvo para hablar con quien se lo pidiera. Así es y será por siempre Eduardo Nicastro, un personaje que parecía transformarse en los rectángulos de juego, pero que siempre logró sacar ese espíritu ganador de sus dirigidos.

Hace unos días, el popular “Nica” decidió dejar la dirección técnica luego de una trayectoria que incluyó años de selección provincial y títulos por todos lados. Y el mismo protagonista se encargó se encargó de dar detalles de esa determinación: “Nunca pensé que iba a trascender tanto mi decisión y me da un poco de pudor. Me llamó mucha gente y debo confesar que no termino de responder mensajes. Le di mucho a la profesión y recibí en el mismo porcentaje. Era algo que venía pensando y la única que sabía era mi esposa. Saliera como nos fuera con Macabi este temporada iba ser la última”. A lo que agregó: “Los dirigentes de Macabi se portaron muy bien. Gente primer nivel y una institución modelo en todo sentido. Consideré que era el momento oportuno para colgar y estoy muy tranquilo con la decisión. El básquetbol es y seguirá siendo una pasión única e incontrolable. Cuando se cumplen las etapas hay que saber decir hasta acá llegué”.

-Hubo otro deporte, o siempre fue puro básquetbol

-de chico, uno generalmente juega muchos deportes, Pero mi vida giró alrededor de este deporte. Al inicio fue un entretenimiento, un placer jugarlo, dirigirlo y, con el tiempo, una fuente laboral. Mis grandes amigos lo conocí gracias al básquetbol. Formé mi familia junto a Laura (esposa) por el basquet. Mi vida continuará siendo el básquetbol porque seguiré como espectador. La posibilidad de estar ligado en otra función está, pero no lo evalúo por el momento, lo que sí es que no vuelvo a dirigir.

-Siempre pensó que iba a ser entrenador después de dejar su etapa de jugador.

-Fui entrenador de divisiones formativas mientras jugaba. Entonces esa posibilidad estaba. Después de dejar de jugar (31 años) sentía que estaba preparado para pararme frente a un equipo. Empecé dirigiendo Primera División en Obras. Lo hice durante tres años y todo fue un proceso de aprendizaje que después me sirvió para encarar en 1994 un proyecto muy bueno en Mendoza de Regatas, donde fui campeón anual en esa primer temporada. A partir de ese momento nunca paré. Afortunadamente siempre tuve la suerte de tener un trabajo y por eso estoy agradecido con todas las instituciones en las que me tocó estar. Y por supuesto que tuve grandes entrenadores en mi vida. Si nombrara a uno quedaría mal con muchos, pero fui bendecido porque me entrenaron gente muy grosa, que en aquella época eran los mejores.

-¿Le quedó algo en el debe?

-Para nada. Dirigí 28 años en masculino y 3 en femenino. Tuve la suerte de salir campeón muchas veces. Me di el gusto de dirigir en el TNA_(última campaña de Regatas y es, junto a Fernando Minelli, los únicos mendocinos en entrenar la segunda categoría del básquetbol argentino), pude dirigir la selección mendocina de mayores varias oportunidades y eso también fue una satisfacción enorme. No tengo cuentas pendientes. Por ahí si fantaseo, me hubiese gustado dirigir a otro nivel, una Liga Nacional A por ejemplo, pero estar en una provincia que no es una plaza fuerte, eso juega en contra. Dirigí a los mejores jugadores de Mendoza y eso también representa una emoción muy grande, como haber dirigido a mi hijo (Matías) en Talleres y Macabi. La verdad, que estoy muy agradecido con todos los jugadores que me tocó tener. Voy a nombrar a uno en representación de todos. Andy Berman, en él te sintetizo todo lo que los chicos me dieron en mi época de entrenador.

El Nica, en otras de las vueltas olímpicas que lo tuvo como protagonista como entrenador de Macabi.
El Nica, en otras de las vueltas olímpicas que lo tuvo como protagonista como entrenador de Macabi.

-¿Qué le falta a Mendoza para dar el salto?

-Me parece que nunca hubo un proyecto claro. En muchas provincias es como una carta de presentación, en la nuestra, es como que no necesita del básquetbol para promocionar su nombre y posicionarla en el mundo. Después, claro está, se necesita de mucho dinero, aunque quizás no hubo una decisión dirigencial para apoyar en un desafío como ese. Un club solo no va a poder nunca, se necesitan de muchas cosas.

-Si tiene que elegir una situación en su vida deportiva, ¿cuál sería y por qué?

-Tengo muchos momentos felices. Entonces diría que cada uno de los campeonatos que me tocó ganar, como jugador y entrenador. Otra cosa que me dio placer es el reconocimiento que recibía de mis jugadores. Tampoco quiero olvidarme del seleccionado provincial, porque ponerse esa camiseta fue algo impagable.

-Siente que hizo docencia.

-Creo que sí porque el entrenador deber ser un docente. Es como casi una obligación. No solamente hace docencia en cuanto a conocimientos que aporta, sino también en la formación. Es determinante saber inculcar lo que uno transmite, y lo seguiré haciendo en el IEF, donde soy catedrático de básquetbol, lo que me genera un tremendo orgullo.

-Su agradecimiento

-Principalmente a mi esposa (Laura), mi hija Paula (hockey sobre césped) y mi hijo Matías (basquetbolista), son las personas a las que les debo todo, por el apoyo incondicional que me dan. Después a los clubes y dirigentes con los que me tocó trabajar.

SUS GRANDES “DEBILIDADES”

Un jugador. “No quier0 quedar mal con nadie, pero hay una persona importante en mi vida basquetbolítica como Roberto Brioude. Era una fuera de serie como jugador y entrenador. Me hizo debutar en Primera y fue el responsable de que llegara a Andes Talleres, mi club de la vida”.

Un entrenador. “Tuve grandes referentes en Mendoza. A nivel nacional creo que Rubén Magnano me marcó siempre en mi carrera, como Želimir Obradović (básquet), Julio Velasco (vóley) y Marcelo Bielsa (fútbol)”,

Amigo del deporte. “Tengo grandes amistades en general, pero debo responder: Enzo Storani y Tuco Martín. Después quiero rescatar a todos mis compañeros de Andes Talleres. Soy injusto con muchos otros”.

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