Dylan, el pequeño tombino que heredó la pasión de su abuela y su mamá y cautiva en las redes

Brisa, su mamá, comenzó a subir videos del niño alentando en la tribuna y rápidamente se viralizaron. La familia lleva años sin faltar a un solo partido. Su historia de amor por los colores.

Dylan canta a todo pulmón las canciones del Tomba.
Dylan canta a todo pulmón las canciones del Tomba.

“Fanático desde la cuna”, esta frase describe con exactitud al pequeño Dylan Loan Flores. Ahora tiene tres años, pero junto con su abuela y su mamá, va a la cancha a ver a Godoy Cruz desde que era apenas un bebé. Las canciones que canta la hinchada las conoce de principio a fin, es que desde que se levanta en la mañana comienza a entonarlas.

Dylan vive con su familia en el barrio Pablo VI y la pasión por el Expreso inunda cada rincón de su casa. Brisa, su mamá, comenzó a subir videos del niño alentando en la tribuna y rápidamente se viralizaron en las redes. “En su celular empezó a ver videos del Tomba y aprendió las canciones en pocos días”, afirma a este medio.

Pero eso no es todo, Loan, sabe a la perfección el nombre de cada jugador que forma parte del equipo. Sin embargo, según las palabras de su mamá, tiene una predilección especial por Juan Espínola y, ahora, por el Ruso Rodríguez.

Ahora bien, cuando es el día del partido, el entusiasmo de Dylan comienza horas antes. Una vez que llega a la cancha y comienza a escuchar los bombos que resuenan, apura el paso y se une a la fiesta: “Se pone bien cerquita y empieza a cantar, le gusta muchísimo”, dice su mamá.

Asistencia perfecta a los partidos del TOMBA

Las inclemencias del tiempo no son un impedimento para Dylan, “hubo un día que llovía mucho, pero no le importó, llevamos paraguas, le pusimos un gorrito, guantes, camperas y fuimos igual”, explicó Brisa a Los Andes.

Las fechas que a Godoy Cruz le toca jugar de visitante, en casa, cancelan todos los planes y no se despegan del televisor en ningún momento: “Cuando hacen un gol, los vecinos escuchan nuestros gritos”.

Esa asistencia, casi religiosa, la heredó de su abuela Silvia, ella contó su experiencia y el por qué de su pasión: “Yo no falto nunca, en 15 años falté a dos partidos nada más”, afirma. “En una ocasión me operaron de la vista y al otro día había partido, asique hice que me emparcharan el ojo y fui así a la cancha”, manifestó a este medio.

Esta devoción de ambos, según cuenta Silvia, es porque “el club es parte de mi vida, cuando veo salir a los jugadores a la cancha se me pone la piel de gallina, me pongo a gritar y canto. Todo eso lo ha visto Dylan”. Asimismo, ir a la estadio la hace olvidar por un momento de todos los problemas cotidianos: “Tengo una enfermedad motriz y me cuesta mucho caminar pero arranco y voy igual”.

“No se saca la camiseta ni para dormir”

Uno de los momentos más emocionantes en la vida de Dylan Loan fue cuando su madre le regaló la camiseta de su preciado club. Brisa cuenta que “no se la saca en todo el día. Me pidió que le pusiera el número de él y su nombre. Asique en su remera le pusimos el 3, le gusta jugar de defensor, y es zurdo. Quién te dice que en algún momento no tenga la oportunidad de jugar para Godoy Cruz”, afirma.

Misma situación es la que observa Silvia, “se levanta con la camiseta, se la pone arriba de los buzos. No se la quiere sacar ni para dormir. Apenas se despierta se viene a mi pieza, y automáticamente, se pone a escuchar las canciones del Tomba y se pone a cantar”, afirma emocionada.

Siguiendo con las tradiciones familiares, Silvia cuenta que Dylan “antes de almorzar reza, bendice la comida y en la noche se encomienda a su Ángel de la Guarda. Cuando era chiquito me preguntó por una foto que tenía de mis papás (bisabuelos de Loan), y yo le dije que estaban en el cielo. Hace muy poquito me dijo: ´Dios está en el cielo, y tu papá y tu mamá también están en el cielo´. Tiene cosas que me asombrar para la edad que tiene”, contó a este medio la abuela del pequeño.

Dylan tiene excelente memoria

Dylan, a pesar de su corta edad, sabe el abecedario, las vocales y los números, de hecho practica por toda la casa: “En un momento había escrito las puertas y las paredes asique decidimos pintar. Le preguntamos qué color quería, (porque tiene un carácter fuerte y te dice ´esto si, esto no´), y me dijo azul y blanco como el Tomba. Y así se lo pintamos”, explica Silvia entre risas.

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